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Me encontraba en la habitación de Bruno, tomé mis cosas y las puse en el bolso. Hace 5 minutos llamé a Walter para que viniera por mí.  Me gustaría agradecerles por la hospitalidad que tuvieron conmigo, pero no quiero una despedida. Lo que pasó anoche me hizo pensar que aún hay hombres que no piensan sólo en el sexo y quieren tratar bien a una mujer.

Busco una hoja en el escritorio de Bruno, veo un cuaderno en blanco. Tomo una hoja, y cuándo íba a empezar a escribir vi la foto de una mujer muy hermosa, tiene el cabello negro y ojos azules iguales a los de Bruno. Imagino que esa debe de ser su madre muerta. En paz descanse.

Escribo en la carta:

-De Beberly Smith

-Para Bruno Ricci.

Bruno, lamento despedirme así, pero nunca he tolerado las despedidas. Para mí son lo peor que hay, y te soy sincera, ayer la pasé muy bien contigo. Tenía bastante tiempo de no pasar una noche así de tranquila y de paz entre tus brazos. Siento mucho no poder agradecerte en persona. Mandaré a Walter para que te lleve tu camisa. Gracias por la hospitalidad recibida. Nunca la olvidaré, tú y tu padre son personas maravillosas. Desde que me fuí de la casa de mi madre, no sabía lo que éra un desayuno compartido. Te haz convertido en una persona que no olvidaré, a pesar de haberte conocido ayer. Para recordar una persona no hace falta mucho tiempo, sino acciones. Y tú ganaste las acciones, gracias. Espero que no estés muy enfadado por que me fuí sin decirte.

- Con cariño, Beb.

Dejé la carta en la cama, inmediatamente me llegó un mensaje de Walter, diciéndome que estába fuera.

Salí de la habitación, el chef me vió pero no hizo caso a mi fuga. Salí del piso de Bruno y bajé las muchas escaleras, cuándo llegué a la entrada el mayordomo frunció el ceño y me miró de mala manera.

- Buenas, yo ya me voy - Dije avergonzada al mirar que llevo puesta la camisa de Bruno.

- ¿Esa camisa es del joven Ricci?- Preguntó

- Sí, él me la prestó.

- ¿Y no se supone que debe devolverla?

- No -Dije a la defensiva- Él comprende que no tenía preparado quedarme aquí.

- Está bien. Gracias por su estadía... Prostituta.

Lo miré con una cara de odio, él sólo me dió una mirada y sonrisa cínica. Me hubiera gustado poder pegarle una patada en los huevos y salir corriendo. Pero eso no sería bien visto en la casa.

Al salir el auto de Walter estába ahí. Al verme, encendió el auto. Yo me monté en el asiento del copiloto. Él me miró de una manera extraña.

- ¿Debería preguntar porqué llevas una camisa Lacoste? -Dijo él confundido.

- Sólo un nombre... Bruno Ricci -Dije sonriéndo.

- ¿Quién?

Cuándo íba a contestarle quién éra. Noté que un auto Audi se acercaba en dirección a la casa.

- ¡Vamos! ¡Acelera y sal de aquí! -Dije casi gritándo.

Walter aceleró y salió rápidamente de ahí. Para mi suerte creo que el auto no nos vió. Walter empezó a conducir normalmente al salir del residencial.

- Así que... Cuéntame cómo estuvo. -Dijo Walter

- Oh excelente, fué con el hijo del Señor Nicolá Ricci. La mejor noche de mi vida,

- Wao, ¿Tan sorprendente fué? -Preguntó Walter.

- Sí, nunca lo olvidaré.

Seguimos en el camino hasta mi casa. Walter me dijo que Hazel me quería a las 15:00hrs en el edificio. Le dije que llegaría antes para evitar problemas.

Realidad de una prostituta. -Basada en hechos reales-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora