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La anciana, de nombre Isbell Mark, colgó el teléfono. Le dijo a Bruno dónde me encontraba y llegará en media o una hora. Me siento bien porque Bruno aceptara venir a ayudarme. Pero no se cómo haré para olvidarlo.

- Le agradezco mucho, Isbell.

- Cuando quieras puedes volver a mi casa, pero agradecería que volvieras con ropa -Contestó riendo y yo reí junto a ella.

Son las 6:40am. Es Viernes. Juro que pensé que no saldría de esa. Cuando ellos me tocaban, solo deseaba que alguien me ayudara. Alguien que está pronto a llegar por mi.
Pasaron las horas y Bruno no aparecía. La señora me entregó una taza de café, junto a más galletas caseras. Nunca terminaré de agradecer la hospitalidad que me brindó ésta señora.
Tocan la puerta y la señora camina y abre la puerta. Miro por el rabillo del ojo y lo miro. Luego de casi un mes de que desapareció de mi vida.
Desde que lo vi bajar del avión vi algo diferente en su mirada, y ahora que lo miro de frente lo compruebo. Me mira y sus ojos se abren frunciendo el ceño. Bajo la cabeza al ver mi atuendo. Parezco una monja que recién salió del Convento.

-¿Viene usted por Beberly? -Pregunta Isbell.

- Si, me llamo Bruno Ricci, un gusto conocerla, señora.

Camino hacia la señora y le doy un abrazo. Ella lo corresponde mi abrazo. Le agradezco por su ayuda y ella me invita a regresar cuando quiera.

- Tenemos que irnos -Dice Bruno.

- Si, gracias Isbell.

Bruno sale de la casa. Camino detrás de él, su paso es rápido pero su elegancia al caminar es la misma.

- Súbete al auto en el asiento trasero.

Bruno abre la puerta del conductor. Yo abro la del acompañante y él pone los ojos en blanco.
Enciende el auto y sale del lugar. Pasamos por el bar y los malos recuerdos llegan a mi mente. Me estremezco y  me reincorporo.
Llegamos a la calle principal, las personas caminan normalmente. Todo se ve igual que siempre.

- Bruno.

- ¿Qué?

Lo miré mal y su vista seguía fija hacia el frente. Su tono y su manera de contestarme no fue de mi agrado.

*FlashBack*

Mi jefe Julián me acaba de citar a su oficina. Usualmente me llama cuando sólo quiere tocarme, y follarme.
Las demás nenas pasan a mi lado y me miran caminando hacia Julián. Me miran con odio.
Toco la puerta y abre inmediatamente. Se muerde el labio y me deja pasar a su oficina. Cierra la puerta y camina hacia mí.

- Como siempre estás radiante, follarte te hace ver más hermosa.

Me acerco a él y coloco mis manos en su rostro. Él me adelanta y me besa fuerte. Posa sus manos en mi trasero y lo pellizca fuertemente. Gimo en su boca y él profundiza el beso. Muerde mis labios y comienza a bajar por mi cuello. Retira mi sostén y mis pechos salen al aire. Baja la cabeza y comienza a chupar ambos. Baja sus pantalones, le ayuda quitando sus calzoncillos y tomo su miembro. Lo introduzco en mi boca y comienzo a lamer. Paso mi lengua por la punta y él comienza a moverse. Retira el cabello de mi cara y lo sostiene. Folla mi boca despacio y yo chupo su delicioso pene. Aumenta la intensidad y siento como su semen comienza a salir. Lo trago y sigo chupando.
Julián me levanta y me toma por la cintura. Enrosco mis piernas a su cintura y me deja sobre el escritorio. Abre mis piernas y toma su pene. Lo introduce en mí de manera directa. Grito y él me penetra fuertemente. Lo hace tan fuerte que me hace querer más de él.
Llegamos al clímax hasta comenzar a sudar. Sale de mi sube a mi vientre. Pasa su lengua por todo mi vientre. Me deja mojado el vientre.
Escuchamos que suena la puerta. Julián gruñe y va hacia la puerta. Aún tiene su camisa y abre la puerta. Tiene una conversación y un hombre entra. Su cuerpo es totalmente tonificado. Sus ojos cafés me miran con lujuria. Se muerde el labio. Inconscientemente miro a la parte baja de su pantalón. Su miembro se comienza a levantar.

Realidad de una prostituta. -Basada en hechos reales-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora