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-¿Estuviste con más chicas? -Pregunté secamente.

-Sí.

-¿Cuántas?

-No quieres saberlo.

-Dime.

-¿De verdad? -Asentí-. Follaba con dos chicas por día... ¿listo?

Mi boca se abrió totalmente. ¿Dos chicas por día? ¿Durante un mes?

-Te advertí que no querías saberlo, Beb.

-¿Esa fue tu manera de olvidar un nosotros?

-Algo así, todas esas chicas llegaban a mi habitación, la mayoría desnudas. Follaba con ellas y luego se iban, pero en cada una te veía a tí. Como en mi primera vez.

-No puedo creer que te acostaras con más de treinta chicas -Admito consternada.

-Tú lo haces con muchos tipos más.

Sé que es verdad, pero que Bruno diga eso, duele.       

-Es mi trabajo.

-Esas chicas estaban muy buenas -Dice con una media sonrisa.

-Lo imagino.

En mi interior siento una punzada de celos. De imaginar todas las  rubias de ojos claros que han pasado por Bruno después que yo. Miro el camino y descubro que hemos llegado a mi casa. Jamás me había sentido tan excelente de ver mi hogar.

-¿Quieres pasar? -Pregunto.

-No, ambos sabemos lo que sucederá si entro ahí.

-Al menos ten algo de fé en tí -Le digo sonriendo.

Suspira y asiente. Bajamos del auto y caminamos a mi casa. Debajo de la alfombra, tomo las llaves de repuesto.  Abro la puerta y se escuchan ladridos. Ya están bastante grandes, pero siguen destruyendo todo a su alrededor. Bruno entra después de mí, voy de una vez al armario para cambiar mi ropa. Soy consciente de que Bruno me mira y dejo la puerta abierta. Me quito la enagua y la blusa y quedo completamente desnuda. Camino al armario y busco unas bragas limpias, un sostén y un vestido de casa.

-Sé lo que haces, no caeré en tu juego.

Continúo moviendo mis caderas para que su amigo despierte. Abro más las piernas y subo mi brazo para tomar un jabón viejo, no lo utilizaré pero es necesario para llamar la ateción de Bruno. Siento una mano en mi cadera que da un suave  toque. Su otra mano baja a mi trasero y da una palmada.

-¿Quieres hacerlo? -Pregunta con su voz de siempre, como es el Bruno que conocí.

-Sí, sólo contigo.

Me voltea hacia él, su mano acaricia mi mentón y me mira a los ojos. Sus ojos vuelven a ser sus ojos. Aún así me miran con deseo y lujuria. Me alza en su hombro y me pega en una nalga. Me deja en la cama, abre mis piernas y su lengua comienza a explorarme nuevamente. Sí.

Da una palmada a mi trasero y continúa mordisqueando mi interior. Ingresa un dedo y lo mueve rápidamente. Me muerdo el labio de saber que unos momento volveré a estar con Bruno. Como debe de ser. Pasa su lengua por mí y gimo por lo bajo. Con sólo su toque ya estoy excitada.

Me mis piernas y él comienza a quitar su pantalón, un bóxer azul muy tallado es lo que queda. Me acerco a él, estiro mis brazos y bajo su bóxer. Su miembro sale fácilmente, está muy erecto. Por mí, no por esas zorras Belgas.

Me acerco y lo tomo con mi mano. Con mi lengua chupo su punta, comienza a moverse y lo ingreso totalmente a mi boca. Lo chupo y él lo ingresa y saca rápidamente. Retiro las manos y él me folla la boca. Doy unos pequeños mordisquitos y él grita. Se detiene en sus movimientos y termino de chupar su punta, que está a punto de correrse. 

Me toma de las caderas y me posa boca arriba sobre la cama. Abre mi piernas y está a punto de entrar... Hasta que escuchamos que suena el teléfono de la casa.

-¡¡¡¡MIERDA!!!!

Bruno se retira de mí y se pone de pie. Camina hacia el baño y cierra la puerta. Me levanto de la cama y corro hacia el teléfono.

-¿Diga? -Pregunto.

-Buenas, ¿Hablo con Scarlette?

No

-Sí, soy yo, ¿Que sucede?

-Le hablamos de su trabajo, el señor Julián dice que debe presentarse aquí de emergencia.

-Dígale al señor Julián que yo no trabajo los viernes -Dije gritando.

-Me informa que no importa, si no se quiere quedar sin empleo, debe venir inmediatamente.

Cuelgo el teléfono de forma abrupta y se me salen dos lágrimas. Tengo mucha frustración. Estuve a unos segundos de que quince hombres me violaran, una señora casi me pega por entrar en su propiedad, Bruno se acostó con treinta chicas. Y aún así debo ir a trabajar.

Cubro mi rostro con mis manos, no quiero que Bruno me vea llorando.

-Beb, ¿Estás bien?

Niego con la cabeza pero sin retirar mis manos del rostro. Siento como alguien pasa sus manos sobre mi cabeza y me atrae hacia él. Salen muchas más lágrimas de mí, y no se cómo parar.

-Nena, ¿Qué sucede?

No le respondo, sólo lo sigo abrazando.

-No me importa que llores, quiero saber que te sucede, sólo eso.

Subo mi cabeza y lo miro. Sus ojos tienen la misma preocupación que tiene un padre por su hija. Por su tono de voz, ha vuelto a ser el mismo. Bruno Ricci. Mi Bruno.

-Ayer fuí dónde una amiga -Mentí, no podía comenzar en que iba a tocar a Channel-, salí muy tarde. Mi jefe era una buena personas, le llamé para que fuera por mí. Pasamos por un Bar, él quería "diversión", me dejó desnuda con quince tipos borrachos, ellos... Ellos me tocaron y estuvieron a punto de follarme. Logré escapar hasta el lugar dónde tu fuiste por mí.

No me había dado cuenta que los ojos de Bruno se humedecieron un poco. Me acercó más a él, me acarició el cabello y me dijo que todo estaría bien mientras él estuviera para cuidarme.

-¿Para qué te llamaron? -Pregunta Bruno en mi oído.

-Tengo que ir.

-¿Quieres ir?

-No -Contesté sincera.

-Entonces no vallas, nena, yo me quedaré contigo.

Le sonreí pero sabía que las cosas no funcionaban así. No podía decidir no ir y ya.

-Bruno, tengo que ir, es como cualquier otro empleo, no puedes ausentarte por que quieres

-Beb, tú no quieres ir... No te dejaré ir.

-Será algo rápido, hoy no es mi día de trabajo. Luego de eso podremos hablar... mejor.

Él no parece nada convencido, pero acepta. Incluso se ofrece a llevarme y esperarme. Le agradezco y él sonríe. Su rostro está a menos de cinco centímetros del mío. Él me mira los labios y sonríe. Se acerca rápido y me besa. De su manera tierna y sincera. Dándome a entender que todo estará bien, mientras él se quede a mi lado.

Realidad de una prostituta. -Basada en hechos reales-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora