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Cuando estoy a punto de comenzar a hacer mi firma. Miro de nuevo el contrato y me quedo pensando en una norma... Una que no quiero cumplir o por lo menos creo poder negociar.

-Hay una norma que no me parece -Digo mirándolo a los ojos, él se ve sorprendido.

-¿A si? Dime cuál.

-No quiero estar toda la semana aquí, también tengo una vida que mantener fuera del lugar.

Él pareció asombrado pero a la vez comprensivo. Asintió y tomó el contrato.

-¿Sabes porqué te contraté tan rápido? ¿Sabes el proceso que tienen las prostitutas fuera de aquí? Ellas deben de tener un proceso de prueba de unos dos meses, pero tú ya lo tienes, no necesitas fingir ni aprender nada.

-Sólo le pido que no sea toda la semana, por lo menos los viernes libres -Dije encogiéndome de hombros.

-¿Viernes? Nunca.

-Entonces no hay contrato.

Me crucé de brazos y él me miró mal. Es los hombres que no les gusta ser desafiados, pero por lo visto se mostró complacido y no dejará que me valla.

-Scarlette, aquí no se viene a negociar, se viene a trabajar. Pero admito que tu propuesta es interesante... Está bien, tendrás los viernes libres, junto con el fin de semana.

-Gracias -Sonreí.

-Pero si se te llama algún día en la mañana, que no sean esos tres libres, debes de venir.

-Entendido.

-¿Algo más? -Preguntó.

-Todo listo.

Ahora sí, tomé el contrato y lo firmé. Firmé con mi nombre de nena... Por cualquier problema. Él sonríe y toma el contrato, lo introduce en un fólder y lo guarda en el escritorio. Me sonríe y me invita a salir.

**

Salgo del lugar y saco el teléfono. Lo enciendo y tengo una llamada perdida, y dos mensajes nuevos de voz. Los ignoro.

Un taxi llega a mi frente sin que yo lo llame. Abro la puerta de atrás y me deslizo dentro del auto. Le indico la dirección y él asiente.

Conduce sin parar de decirme cosas obscenas, y cumplidos poco decentes. Sólo sonrío hipócritamente y digo un discreto "sí". 

Llegamos a la entrada de mi casa y hay un auto verde aparcado en el frente. Bruno.

Pago el taxi y salgo, el tipo me dice algo pero lo ignoro. Quiero estar con Bruno.

Él sale del auto y me sonríe. Escucho como el taxi se va mientras yo camino hacia Bruno. Él me extiende los brazos y yo lo abrazo. Me da un beso en la mejilla y los separamos. Caminamos a la entrada de la casa y saco las llaves. Abro la puerta y entramos en el mismo desorden de siempre. Él se sienta en el sofá y se quita los zapatos. Voy de nuevo a mi habitación y me quito la falda y me coloco unos short de elástico y una camisa holgada. Trenzo mi cabello hacia la derecha y salgo.

Bruno está sin camisa y sin zapatos sobre el sofá... ¡Ésto se llama confianza!

-Es muy bueno que tengas confianza, con todo gusto puedes subir tus pies en mi sofá y quitarte la camisa -Dije sarcástica.

-Gracias, hermosa señorita Smith.

-No pienses que con alagos llegarás a mucho.

Se levantó del sofá y se quedó frente a mí. No me toca, sólo me mira. Que es casi lo mismo.

-Quiero jugar contigo -Propone Bruno.

-No tengo juegos.

-¿Tienes cartas?

Realidad de una prostituta. -Basada en hechos reales-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora