capitulo 30 perver

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Thomas no me soltó el brazo, así Liam estuviese ahí. 

—Liam, Buenos días. —saludó Thomas con una sonrisa.

—Suéltame. —exigí, él me soltó. 

— ¿Pero que pasa nena? Creo que me debes una respuesta. ¿Por qué llegó Liam no me la vas a dar?—susurró con humor. 

Liam me miró. 

—La respuesta iba a ser no. —exclamé fastidiada. 

—Uh... —se río. 

Me acerqué a Liam, y me paré a su lado, él estaba molesto, podía verlo en su rostro. 

—Pero me dijiste que no tenías nada con Liam. —añadió, Lo miré aun mas fastidiada. 

— ¿Y por eso crees que voy a salir contigo? —reí. 

Él se volteó, y fue a husmear los platos de comida. 

—Vine a buscarte porque cuando desperté, me di cuenta de que no estabas a mi lado y me preocupé un poco. —contó Liam, no dejaba de mirar a Thomas. 

—No quería despertarte. —le dije, acariciando su mejilla para que me mirara. — ¿Quieres que volvamos arriba? —pregunté, él no me respondió por mirar a Thomas. 
La tensión era bastante. 

— ¿Liam? —me acerqué, y le di un beso en la mejilla. 

Liam me miró, e intento sonreír, pero no pudo. ¿De verdad había razón para que estuviera tan molesto? 

—Mírame. —pedí, él lo hizo. Thomas seguía volteado. —Bésame. —acaricié su cabello.

Él se acercó, y colocando sus manos en mi cintura, me besó los labios suavemente. Pasé mis manos alrededor de su cuello, para atraerlo más a mí. 

—Entonces me dijiste mentiras… Si tienes algo con mi primo. —Thomas se río. 

Liam quiso dejar de besarme, pero lo besé con más intensidad. No quería una pelea, No por mi culpa. 

—Llegamos. —anunció Ruth, entrando a la cocina, Nicola la acompañaba. 

Dejé de besar a Liam, y tomé su mano, les sonreí a Ruth y Nicola. 

— ¿Está todo bien? —preguntó Nicola mirando a Liam. 

—Sí. —él asintió, y luego me miró. —Esperaré a que comas, y luego saldremos a dar un recorrido por la finca. Seguramente no llegaremos hasta la noche. —Cuando estaba molesto, no era tímido. 

— ¿Tan largo es? —pregunté, Liam y yo nos sentamos en los taburetes, uno al lado del otro. 

—Aquí no hay mucho por hacer. —susurró, tomando un sorbo de chocolate caliente. 

—Vamos, Liam. ¿Estás molesto porque le pedí a tu amiga que saliera conmigo? No sabía que era de tu propiedad, además ella me dijo que entre ustedes dos no había nada. —intervino Thomas. 

—Por ahora no hay nada. —me vi en la obligación de decirlo, no quería que Ruth y Nicola pensaran mal sobre mí. 

Mi plato era Pan, queso, y galletas con mantequilla. El chocolate caliente lo acompañaba. Esto no me gustaba. No había comido nada para mi dieta. 

— ¿Hay algo que no te guste? —me preguntó Nicola. 

—Oh, no, no. Se ve que todo esta delicioso. —sonreí. 

* * *

Liam y yo entramos a la habitación luego de desayunar, el mal ambiente hizo el desayuno amargo. Thomas no paró de reírse ni un solo segundo. 

— ¿Quieres que nos bañemos juntos? —pregunté, pensé que eso ayudaría. 

—No. —respondió cortante. 

Eso me dolió, lo dijo con amargura. ¿Acaso yo tenia la culpa de que su primo fuera un idiota? 

—Bueno… —asentí, volteándome para buscar mi ropa en el maletín. 

Hubo un momento de silencio. 

—Lo siento. —Liam se acercó a mí. —Se que soy un idiota, tu no tienes la culpa de nada. —Lo miré. —Se que eres hermosa y por eso todos los hombres te miran de esa manera, quisiera que no fuera así, pero lo es. Me siento inseguro, porque se que puedes enamorarte de otro chico mejor que yo. 

— ¿Eso es lo que piensas? —pregunté mirándolo, él asintió. —Pensando eso solo logras atormentarte, Solo me gustas tú. —le dije, cogí el vestido que iba a ponerme. 

Sus brazos tomaron mi cintura de repente, acorralándome contra la pared, para luego besarme el cuello. Gemí, llevando una de mis piernas a su cintura, y acariciando su cabello. Su mano bajó a mi pierna, y me acarició suavemente. 

— ¿Me llevarás al recorrido? —pregunté, él se alejó de mí cuello y me miró a los ojos. 

—S-Sí. —se alejó, ahora sí. 

Tomé mi ropa, y entré al baño. 

Antes de que pudiese desnudarme para ducharme, escuche que Liam tocó la puerta. Abrí, y lo vi pasándose la mano por el cabello. 

—¿Si? —pregunté alzando una ceja. 
—Eh… —dudó por un momento. — ¿Todavía… Debo hacer que cambies de opinión para…. Hacer… Para hacer el amor? ¿O ya no es necesario? No pienses que soy un atrevido que solo quiere hacer el amor, solo que… Bueno quería preguntarte. No porque quiera hacerlo, solo porque quiero saberlo. Por favor no pienses que soy un pervertido. —tragó saliva. 

—Todavía tienes que convencerme, y todo se vale. —sonreí con malicia, y cerré la puerta. 

** * *

—Por allá está la casa en donde se quedan mis abuelos cuando vienen a visitarnos. —señaló Liam una pequeña casa.

— ¿Por qué no se quedan con ustedes? —pregunté interesada. 

—Porque les gusta la privacidad, es decir; En el día les gusta estar con nosotros, pero cuando llega la noche prefieren estar solos. 

—Oh, Bueno… Tal vez… Bueno. —me tambaleé, sin saber como explicar lo que estaba pensando. 

—Lo se. —me dijo asintiendo. 

Miré para otro lado. La finca de Liam era hermosa, y sobretodo muy grande. Tenía caballeriza, un lago, la pequeña casa de sus abuelos, y una piscina. 

Cuando quité la vista del gran lago que tenía en frente, lo primero que vi fue a un perro negro corriendo hacía mí. Oh por dios, ese perro me asustaba. 

—¡Liam! —le grité, me di cuenta de que él estaba cogiendo mandarinas de un árbol. Un poco lejos de mí. 

Cuando Liam se giró para verme, sentí los dientes del perro clavarse en mi rodilla. Mordía duro, como si quisiera arrancarme el pedazo de piel. 

Liam corrió hacia mí. Nervioso, lo tomó de la cadena que tenía en su cuello y lo mantuvo quieto. 

—Aleja a ese perro de mí. —grité adolorida, mi rodilla comenzó a sangrar. 

Liam me miró por un momento, y vaciló como si no supiera que hacer, al final, lo ató de un palo con una cabuya que estaba a un lado. Cuando lo hizo, vino corriendo hacía mí. 

—Oh por dios, ¿Te duele mucho? —preguntó preocupado y nervioso. —Es el perro que vigila la finca. No sé quien lo soltó. —se disculpó. 

—Me duele, Liam. —gemí de dolor, y me senté en la manga. 

Él acarició mi mejilla, mientras me miraba preocupado.

—Vamos a… —Me tomó cargada. —La casa de mis abuelos, ahí podré echarte algo para la herida. —dijo caminando hacia la pequeña casa. 

Recosté mi cabeza en su hombro mientras él me llevaba cargada hacia la casa de sus abuelos, Ese maldito perro por poco me arranca el pedazo. 

Liam abrió la puerta, gracias al cielo tenía llaves de toda la finca. Cuando entramos, me recostó en un sofá de cuero. 

—Iré por agua y jabón. —dijo nervioso. 

Observé toda la sala, tenía muchos cuadros y las paredes estaban pintadas de un color naranjado claro, había una lámpara gigante en el techo y muchas fotografías en una pequeña repisa. Pude observar las fotos de Liam pequeño. Se veía adorable. 

Liam volvió, y se sentó en el sofá. Con delicadeza, comenzó a pasar algodón con agua por herida, me ardía. 

—Liam. —cerré los ojos, Maldito perro. 

Siguió limpiando la sangre, y echando desinfectante en mi herida por unos minutos más. 

— ¿Te sientes mejor? —preguntó, Mi dolor ya había disminuido un poco. 

—No. —hice un puchero mientras negaba con la cabeza. —Me duele todo el cuerpo. Tal vez con un besito me alivie más rápido. —susurré con voz de niña.

— ¿Un besito? —preguntó él, mirándome a los ojos, Yo asentí. — ¿En donde? —preguntó, colocando el desinfectante encima una mesa. 

—Me duele todo, así que no importa el lugar. —mordí mi labio inferior. 

Él asintió, se arrodilló en el suelo, y me dio un beso a un lado de la herida. Tenía vestido así que la herida había sido mucho mas directa. 

— ¿Ya te sientes mejor? —me miró. 

Negué con la cabeza, manteniendo el puchero formado en mi rostro. 

— ¿Mas arriba? —preguntó, subiendo mi vestido y dando un beso en mi abdomen.

Enamorado de mi vecina (Liam Payne y tu) Completa e terminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora