capitulo34

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Estaba de vuelta en casa, con el corazón hecho pedazos, sin saber que pensar, ni cómo mantener la calma. Estaba estresado, anonado y con dolor de cabeza. 

Nunca me había afectado tanto algo. Tal vez me estaba ahogando en un vaso de agua. Sí, tal vez Harry la besó y ella no reaccionó a tiempo. Oh rayos llevo dándole vueltas a lo mismo por dos días. 

Sin verla, ni hablarle. Nada. 

Nunca está en la sala de almuerzos, cuando termina la jornada desaparece rápidamente y vuelve a casa. Cierra las cortinas de su habitación y se desconecta en facebook. No me he atrevido a llamarla, ¿Qué le diría? ¿Ahora yo tengo la culpa? No. Simplemente no entiendo porque actúa de esa manera. 

Tal vez ella no tuvo la culpa, pero yo menos. ¿En que está pensando? ¿Acaso no quiere volver a verme? ¿Por qué? La duda me estaba matando. 

¿Y sí se besó con Harry por mi jodida timidez? Ese día casi que me había dicho que la hiciera mía, Pero ni mí timidez, ni mis nervios me dejaron. 

Definitivamente no podía dejar de darle vueltas al asunto. 

-¿Liam? - mi mamá tocó la puerta. 

- Entra. - grité, estaba sentado en el escritorio terminando unos trabajos. 

La sentí entrar y caminar hacía mí. La miré rápidamente, la expresión de su rostro no era buena. Estaba preocupada. 

- ¿Qué pasa? - pregunté. 

- Mira esto. - me mostró una hoja. La hoja del examen de la mañana, No me había ido bien. Era la peor calificación que había sacado en toda mi vida. 

- ¿Cinco? - preguntó atormentada. 

- Lo siento. -Contesté. 

- ¿Qué es lo que pasa? ¿Siguen molestándote aquellos chicos? - preguntó preocupada. 

- No… - suspiré. - No sé que pasó. Supongo que no estaba lo suficientemente concentrado. 

- ¿Qué es lo que está pasando Liam James Payne Smith? - habló tan seria como era posible. 

- Mamá, eso no va a afectar nada. - me levanté. - Estaba enfermo, ¿Si? Por eso me fue mal, sabes que he tenido dolores de cabeza constantemente. Siempre hago lo que puedo. No puedes presionarme de esta manera. ¿Qué es lo que quieres? - exploté sin saber porque. 

Ella me miró por un momento. 

- No te estoy presionando, Solo quiero saber si pasa algo. 

- No pasa nada mamá. -le contesté. -¿Puedes dejarme solo? -pedí. 

Me miró aun mas preocupada. Era mi madre, me conocía. Era obvio que sabía que algo pasaba en mí vida. No podía negárselo, pero en ese momento no tenia ganas de hablar con ella sobre el tema que me atormentaba. Sería extraño contárselo. 

- Bien… - vaciló. - Estaré disponible por si quieres hablar conmigo. -declaró mientras se dirigía a la puerta. 

La vi desaparecer en cuanto cerró la puerta. 

Caminé hacía el escritorio, en donde estaba el ordenador, guarde el trabajo que estaba desempeñando minutos antes y apagué. 

Me giré, y eché un vistazo a la habitación. Desorden era lo único que se veía. Suspiré, y comencé a recoger las cosas que habían tiradas en el suelo. Fui colocando cada una en su lugar, hasta tener la habitación ordenada de nuevo. 

Me acerqué a la ventana, tenía que recibir aire. La habitación era un completo horno. 

Hice a un lado la cortina, y abrí la ventana, no sin antes percatarme de la vista que tenía. Era ella. Había abierto las cortinas de su habitación, por fin. Volví a cerrar la cortina, apagué la luz y volví a asomarme, cuidando de que no me viera. 

La imagen que tenía en frente era la de una chica que acababa de llegar de un gimnasio o algo por el estilo, lo único que puedo deducir es que estuvo haciendo ejercicio. Caminó hacia el gran espejo que había en su habitación y se soltó la moña que tenía en el cabello, dejando libre su cabello largo. Bajó sus manos hacía su pantalón negro y se lo fue quitando. 

Tenía que ser una jodida broma. Algo así como si quisiera provocarme… Que digo, ella no tenía idea de que la estaba mirando. Tal vez debí dejar de mirarla, pero me era imposible. 

Me distraje mirando su pequeña tanga roja, mientras sus manos quitaban su blusa rosa y dejaban al descubierto su sostén, el cual era rojo también. 

Algo en mí se había despertado. Esto era enfermo. Me sentía como un maldito depravado, Pensando cosas… Totalmente sexuales, Fantaseando más bien. 

La vi mirar hacía mi habitación. Mi cuerpo se paralizo por completo. Miraba con curiosidad, cómo si se hubiese dado cuenta de que la estaba mirando. Tragué saliva mientras la veía acercarse a su ventana. No me moví, me quedé en mi lugar. Estaba seguro de que no podía verme. 

Una sonrisa se formó en su rostro, Haciendo que me preguntara si era posible que me hubiese visto de alguna manera. 

La puerta de mi habitación se abrió de repente, haciéndome sobresaltar. Miré hacía la puerta y vi a Niall. ¿Qué hacía aquí? 

- ¿Qué se dice viejo? - preguntó, sostenía un paquete de papas fritas en su mano. 

- ¿Qué haces aquí? - susurré nervioso. 

- No tenía nada que hacer, así que vine, compré una película. - declaró, buscando con su mano el encendedor en la pared. 

- No Niall, No, No. - rogué angustiado. 

- ¿Qué pasa? - preguntó acercándose. - ¿Cuál es la pendejada? 

- Niall, No enciendas la luz, No hables… Mejor dicho no hagas nada. - le pedí. 

- ¿Qué estás haciendo? - preguntó, miró la cortina, y se acercó un poco para mirar afuera. 

Cerré mis ojos sintiendo vergüenza. 

- No mires. - le reclamé, sintiéndome celoso. 

- Oh… pero que vista, Liam. ¿Por qué no habías dicho? - susurró, aun mirando por la ventana. 

- No mires. - exigí molesto. 

- Ya veo porque estás obsesionado. - declaró. 

- Niall, ya deja de mirar. - hablé molesto. 

Miré por la ventana, me di cuenta de que ella seguía parada en frente, mirando hacía mi ventana, manteniendo una sonrisa en su rostro. Ya lo sabía. Soy un idiota. Seguro cree que soy un depravado. Oh, santo cielo que vergüenza tan infinita. 

Mordió su labio inferior, y se volteó dejándonos ver su trasero. ¿Por qué tenia que ser tan jodidamente sexy? Ay, dios. 

- Vete Niall. - susurré, todavía embobado. 

Llevó su mano hasta el broche de su sostén, haciéndome sufrir pensando en que se lo iba a quitar. Niall no podía ver eso, No, claro que no. Ella era mía. 

- Lárgate Niall. - Advertí exaltado. 

- No, por lo menos ahora no. 

Angustiado ante la posibilidad de que se deshiciera de toda su ropa interior, Me vi en la obligación, de abrir la cortina antes de que pudiese quitarse el sostén. Prefería eso a que Niall la viera desnuda. 

- ¿Pero que…? - Niall se tiró hacia un lado, quedando contra la pared. 

Mis manos estaban temblando.

La miré, y vi que ahora ella me estaba mirando directamente a los ojos, Haciéndome sentir nervioso. Seguramente me creía un enfermo, Tal vez me denunciaría. Oh, pero ella me estaba provocando. Dios santo. No sabía que hacer, Mucho menos que cara poner. 

Enamorado de mi vecina (Liam Payne y tu) Completa e terminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora