Enamorado de mi vecina (Liam Payne y tu) Completa e terminada

apuesta part 16n* problema y amor*

Narra Liam:

— ¿Hola? 

—Liam… ¿Qué te dijo tu papá? —Pregunto ella a través del teléfono.

—Se puso furioso por un buen tiempo, dijo que iba a ir hablar al colegio. Creo que Harry, Zayn y…. —Tragué saliva.

—Louis… Dilo Louis. Mi hermano. —Suspiró.

—Nadie sabe que fue Louis, solo Harry, Zayn y esa chica. 

— ¿Qué tratas de decirme? —Preguntó.

—No quiero que estés triste porque tu hermano tenga problemas. Se que te duele, y ustedes acaban de llegar aquí, muy probablemente Louis tendrá muchos problemas. 

—Lo se, Liam. Lo se. 

—No diré que fue tu hermano, Solo hay que contar con el silencio de Harry, Zayn y esa chica. 

— ¿Serias capaz de hacer eso por mi? —Preguntó.

—Eso y mucho más. —Respondí sin dudar.

—Pero… El colaboro a dañar el auto de tu padre. 

Suspire. 

—Lo se, pero… Eso no importa, no quiero que estés triste por tu hermano.

—Eres… Liam, eres lo mejor, No sabes como te lo agradezco. Te adoro por esto, es mucho para mí, no pensé que harías algo así, Eres hermoso, un amor, eres genial. 

Sonreí, parecía un tonto sonriéndole al teléfono. 

—No tienes porque agradecerlo. Solo… solo dile a tu hermano que no vuelva ha dañar el auto de mi padre. 

—No lo volverá hacer, Liam. Lo prometo. ¡Te adoro! —Gritó.

—Yo también, no sabes todo lo que siento por ti. —Me acosté en la cama. —¿Y que haces ahora? —Pregunte.

—Nada, solo veo televisión. ¿Y tú? 

—Nada, estoy acostado y hablo contigo.

—No estas estudiando. —Río. —Liam… 

— ¿Si? 

—No terminamos los besos de la tarde. —Susurró.

Cerré mis ojos con solo recordarlo.

—Lo se. —Suspire. 

— ¿Sabes algo? Quisiera estar a tu lado, quisiera que me estuvieras besando. Amo la forma en que me besas. 

— ¿De verdad? —Pregunte nervioso. 

—Sí, y ya te pusiste nervioso. —Río. 

—Bueno es que… Estas cosas me ponen nervioso. 

—Creo que te vas a poner mas nervioso con lo que te voy a proponer. 

Tragué saliva.

— ¿Qué sería? 

— ¿Alguna vez has tenido sexo telefónico? 

¿Qué? 

Mis ojos se abrieron como platos… ¿Qué?

—N-No… Y… ¿Y tu? 

—Tampoco. —Susurró.

—Ah… —Tragué saliva. 

—Pero, No me molestaría intentarlo.

— ¿I-Intentarlo? —Tartamudee. 

—Si, contigo. —Dijo sensualmente.

— ¿Conmigo? —Tragué saliva.

—Si, Creo que seria genial. 

—No se como hacerlo. 

No sabía como hacerlo, pero eso no quiere decir que no quisiera intentarlo con ella.

—Solo déjate llevar, sólo tienes que hacer eso. —Susurró sensualmente. 

—Bueno, lo intentaré. 

— ¡Genial! —Exclamó. 

Reí nervioso. 

— ¿Como empezamos? —Pregunte.

— ¡Que ansioso! —Río. — ¿Estas vestido? 

Oh dios, estaba nervioso. 

—S-Si. ¿Quieres que me desvista? —Pregunte.

Imaginé que había que hacerlo. 

— ¡Si! Quítate la blusa y el pantalón. —Sugirió.

—Espera. 

Me levante de la cama, y quité mis pantalones seguidos de mi camisa. 

No podía creer que estaba haciendo eso. Nunca me imagine haciendo algo así. Pero ella me hacia hacer cosas que nunca me imagine que haría. 

—Listo. —Avisé, y me senté en la cama. 

Comencé a jugar con mis dedos, mientras sostenía el teléfono entre el oído y el hombro. 

— ¿Cómo son tus bóxer? —Pregunto divertida.

Mire hacía abajo. Un bóxer blanco con bolitas de colores, rojo, amarillo, azul y verde. Parecía un payaso, que ridiculez. Seguro se reiría de mí.

—Negros. —Dije rápidamente. 

—Que sexy. —Susurró. — ¿Quieres saber como estoy yo? —Dijo sensualmente. 

—Me encantaría. —Dije nervioso. 

—Estoy usando una tanga de encaje muy chiquita, y un brasier rosa claro. —Dijo suave y pausadamente. 

Tragué saliva, y sentí que algo en mi entrepierna comenzó a levantarse. 

—Oh… Seguro se te ve genial. —Volví a tragar saliva. 

— ¿Quieres ver? —Preguntó.

— ¿Cómo? —Fruncí el ceño.

—Asómate por la ventana. —Dijo.

¡Maldición! Mi bóxer de bolitas de colores. 

—Dame un segundo. —Pedí. 

Me quite el bóxer, y fue hasta el closet. Busque entre mis bóxer, no estaba el único negro que tenia. ¡Maldita sea! ¿Por qué mamá me compra bóxers tan ridículos? 

Opte por tomar un bóxer gris oscuro que había allí. Que bóxer ni que nada parecía un calzón de mujer. Que vergüenza. 

— ¿Sigues ahí? —Pregunte apurado.

—Sí, ¿Pasa algo? —Pregunto.

—No nada, solo dame unos segundos más. 

No podía salir con ese calzón. Claro que no. 

Tomé un bóxer amarillo, ajustado, apretado, me incomodaba. Aun así, decidí usarlo, y volví a tomar el teléfono. 

—Hola. —Me lleve la mano a la cabeza para peinar mi cabello.

— ¿Listo? 

—S-Si. 

—Bueno, entonces asómate. —Pidió. 

Caminé hacía la ventana y abrí la cortina. Lo primero que mis ojos vieron fue que estaba de noche, la luna llena se podía divisar desde mi casa. Lo segundo que vi, fue a ella. Dios, estaba hermosa, sensual, provocativa, excitante… Su ropa interior era rosa combinado con negro. Su cabello estaba suelto, y ella me miraba con una sonrisa coqueta. Ya algo en mi que estaba duro. Odiaba que tuviera ese efecto en mí.

— ¿Y? ¿Qué tal? —Pregunto.

—Creo que no hace falta decir lo… Lo hermosa que estas. 

— ¿Te parece? —Dio la vuelta lentamente dejándome mirar su cuerpo. 

Me estaba matando.

—Indiscutiblemente. 

Ella cerró la cortina de repente. Me asusté por sus actos. 

—Creo que ya viste suficiente. —Dijo. — ¿Todavía quieres intentarlo? —Preguntó. 

Como decirle que no después de lo que había visto. Ella era perfecta, me gustaba y mucho. Causaba muchas sensaciones en mí, y aunque me diera mucha vergüenza intentar ese tipo de cosas, no podía negarme… Ella me traía loco. 

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