No lo esperaba

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Normalmente mis sueños se reducían en dos hechos, la primera parte era una plática amena con mi lejana pariente y luego de eso sobre guerras en las que solo podía observar a alguien a quien no reconocía pelear, aunque quisiera ayudarle no podía lo que era raro; muy rara vez soñaba otras cosas y otras algún dios se metía en mis sueños a hablar.

Este era del último, me encontraba en una tienda, en específico la tienda de caza de Artemisa, que se encontraba sentada en una silla de pieles de animales de caza.

Trague duro antes de hacer una reverencia -  Madre Artemisa

Sientate Graciela, tenemos que hablar - señaló una silla a su lado y me fui a sentar

Mmm.. Yo - me interrumpió

No eres doncella - afirmó lo cual me tensó, me imaginaba siendo repudiada por ella también

Yo - se me quebró la voz - él era todo para mí - no pude evitar las lágrimas el recuerdo era muy doloroso

Te hizo algo, te dejó, te engañó, ¿por qué te pones así?, si quieres le doy caza personalmente - ofreció

No puedes - le dije entre sollozos - a menos que vayas al reino de Hades

Lo lamento - dijo acercándose a abrazarme y no pude evitar quebrarme - no estaba enterada de ese detalle, ¿quieres contarme?

Él era un buen chico, te hubiera encantado - empecé a decirle - a pesar de tener una corta edad pensábamos en el futuro, un día yo sentí que algo malo iba a pasar, había tenido un sueño en el cual él se iba sumiendo en la oscuridad - no pude retener las lágrimas - cuando lo vi yo como que sentía que se iba a ir, él me calmó y me dijo que siempre estaría para mí, simplemente pasó; al día siguiente lo atropellaron camino a su colegio, murió en el hospital y yo no pude hacer nada - me aferré más al abrazo que me daba

No fue tu culpa, no podías hacer nada - trató de consolarme

Si hubiera podido, si tan solo hubiera sabido de mis habilidades yo lo hubiera podido curar - dije con amargura y creo que ella tenía la misma opinión

No hubieras llegado a tiempo - trató de nuevo de quitarme la culpa

Yo estaba ahí, yo lo vi morir, vi como el brillo de sus ojos se apagaban, pude haberlo curado, pude haber hecho algo o intentado, no hice nada - exclamé

Por unos minutos ninguna de las dos volvió a hablar, yo me limitaba a llorar a soltar todo el dolor y amargura que todavía cargaba por ese día, y ella a abrazarme esperando a que me calmara

Si has sufrido - dijo - hay algunas cazadoras que se han unido por la pérdida de un amor tanto como por decepción no quieren volver a acercarse a un hombre pero también quieren apoyar a otras a superar el dolor ¿por qué tú no?

Porque me hizo prometerlo - la miré a los ojos - me hizo prometer que no me dejaría caer en depresión de nuevo, que viviría, que sería feliz a pesar de todo, que no renunciaría a amar y formara la familia que quería aunque no sea con él, me pidió que sea fuerte pero en específico que no renunciara a amar, y la verdad es que no puedo mamá, no es solo por mi promesa

Te gusta alguien - volvió a afirmar en vez de preguntar

Sí, y siento que lo traiciono y me odio por eso - a éstas alturas ya no podía ocultar nada

Él estaría de acuerdo con que no lo hicieras, no gobiernas tu corazón, de alguna manera parecía que él sabía que ibas a hacerlo y te lo hizo prometer te conocía muy bien, me alegro que haya sido ese chico el primer poseedor de tu corazón pero no será el único, no puedo evitarte el dolor como a mis cazadoras a pesar de ser mi hija porque también lo eres del amor, pero sí puedo atormentar al que te haga daño, un tormento muy largo - aseguró

Sus palabras me dejaron un tanto idiota, sinceramente esperaba que actuara más ¿demencial? Ya saben un ataque de ira, gritos, que me repudiara como hija como otro dios, me pidiera que no usara el título de hija suya y que guardara distancias con ella y la caza; pero no ahí estaba ella dándome palabras de apoyo, tratando de que me calmara y no me dejara derrumbar, no podía estar más que agradecida por su cariño de madre que me brindaba en ese momento, ese cariño que se me había negado y ahora lo percibía.

No pensé que te lo tomarías así - expresé

Hace unas semanas hubiera actuado un poco diferente, pero tú me hiciste ver que a pesar de ser mi hija no puedo obligarte a seguir mi camino, esa es una decisión que debes tomar sola por tu propia cuenta al igual que mis cazadoras, ellas por libre albedrío se unen a mi caza y se ponen bajo mis leyes, creeme que estoy orgullosa de tenerte como hija - me besó la frente y sentí una gran alegría recorriendo en todo mi cuerpo

¿En serio? - no pude evitar preguntar - ¿lo estás?

Claro que sí, aunque adoptar a un niño como hijo... - soltó

Es un niño - le dije - sabes que no todos los hombres son iguales, Percy ya te lo demostró, haré que ese niño también sea la excepción

Lo sé, confió en que así sea o si no tendrá que cuidarse de mis flechas - bromeó - hora de despertar

Me tocó la frente y automáticamente cerré los ojos, analizando lo que había pasado, ella me había entendido y estaba orgullosa de mí por haber elegido mi camino sin engañarme, podía estar cerca de ella y la caza sin sentirme incómoda de nuevo, también el hecho de que Afrodita se la había agarrado conmigo en ese momento pero porqué, ¿Ares? Supongo que tengo que alejarme de él, no era algo que me tomara mucho tiempo decidirme después de todo sabía que esa relación no podía ser; debía enfocarme en mis entrenamientos y disfrutar al máximo mi estancia en el campamento y visitar a mi pequeño Nico antes de irme.

Lo iba a hacer más largo pero decidí fraccionarlo, creo que queda mejor así no lo que opinen, así que aquí lo que prometí.

La reencarnación de Xena ¿Hija de los dioses?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora