Una sirena

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Mi vida iba normal, si podemos llamar normal el hecho de salir de clases a enfrentar a un monstruo, reuniones ocasionales con los dioses, tener visiones de la vida de alguien muerta, en fin de lo más común y corriente.

El colegio había dispuesto nuestra fiesta de promoción antes de que terminara el curso por algunos problemas que hubieron, pero luego de unas negociaciones de unas madres de familia cof cof Afrodita y Hera cof cof nuestra fiesta de promoción sería el viernes 15, faltaban solo 3 días para el fin de curso, ese día saldríamos 12:30, por el momento seguíamos saliendo a las 2:30 lo que parecía una estupidez ya que no realizábamos nada, salvo ensayos de baile para la coreografía de nuestra fiesta, obviamente mi pareja sería Nico, después de ciertas negociaciones con Jordan, que por haber sido mi amigo era con el que iría pero dadas las circunstancias...

Entre esas negociaciones estaba el darle clases a él y a su pareja de promoción que era nada más y nada menos que la odiosa de Dalia, era la típica chica "rubia" y es en comillas porque su cabello es castaño oscuro y se lo oxigena aunque lo niegue, de gran busto, facciones perfiladas, blanca, en resumen el estereotipo de que las chicas rubias son tontas y con ella caía muy a pelo; todos los días en la tarde ambos iban al departamento de Nico (idea de ella) para que les enseñemos la coreografía porque de verdad no la sabían, podían hacer los pasos por separado pero juntos su coordinación se iba por el desagüe, aunque sabía que ella lo hacía a propósito para que Nico le viera los pechos que exageradamente lucía.

Un día habían ido luego de que les dijéramos que ese día no podría porque mis padres Zeus y Hera me pidieron acompañarlos a resolver unos asuntos, lo único de lo que estaba enterada era que debía vestir de manera diplomática, y así lo hice pero todo se salió de control ese día cuando tocaron el timbre.

Yo voy - gritó Nico

Yo me encontraba en mi cuarto buscando un broche para ponerlo en la hombrera de mi túnica griega que me llegaba una mano por encima de la rodilla, acentuaba mi cintura y mi busto, mi cabello lo tenía mojado porque recién salía de la ducha, al no encontrar mi broche decidí salir a preguntarle a Nico.

Nico, has visto el broche de oro que me regaló Ze - me detuve al ver a Jordan y Dalia en la sala y un Nico con ganas de mandarlos al inframundo - Hola

Ho..hola - me saludó Jordan mirándome de pies a cabeza cosa que me incómodo y a los otros también

Esa es tu toalla - dijo de manera mordaz Dalia

Eso solo comprobaría que a ella hasta una toalla le hace ver hermosa - me defendió Nico a lo cual solo pude alzar una ceja interrogante

Él tiene razón - murmuró Jordan y tuve que ir al lado de Nico para que no le hiciera nada

Que esperamos para ensayar - dijo Dalia claramente enojada

Hoy no puedo, se los dijimos - le dije

Tú no puedes pero el sí - señaló a Nico mientras presionaba con sus brazos su pecho para que se le vieran más de lo que su gran escote permitía

Tampoco puedo - dijo él - además sin ella no les puedo enseñar

A caso dependes de ella - le dijo para provocarle

Sí - dijo el sencillamente mientras me abrazaba de la cintura - por cierto - me dijo - dejaste tu broche en la mesa cuando me lo mostraste

Gracias Nico - le dije para darle un corto beso que hizo poner a Dalia colérica

Cogí el broche de oro con un rayo como signo que me regaló Zeus la primera vez que me llevó a hablar con los dioses del viento, me lo coloqué en el hombro izquierdo que había asegurado con un nudo ya que no encontraba el broche, rápidamente me encerré en mi cuarto mientras esperaba que Nico los botara, elegí el broche que me regaló Pollúx para recoger mi cabello en una media cola con los mechones que una vez fueron mi cerquillo adornando mi cara, no quería ponerme ninguna tiara o accesorio, pero mi espada volvía a mi muñeca por más que la sacara.

La reencarnación de Xena ¿Hija de los dioses?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora