CAPITULO 96 El fin del mal.

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---Tetsu---

No quiero que les hagan daño.

Mi familia.


Maldición.

Fue mi culpa.

No puedo.

Yo...

Debo de cuidarlos.

Algo se me debe de ocurrir.

Siento como su mano recorren mi cuerpo.

Bajo su mano hasta meterla dentro de mi pantalón y acariciar mi miembro.

-B-Basta. –solloce.
-Parece que te estas excitando.
-N-No.
-No lo niegues, -beso mi cuello- eres hermoso.

Mi padre y Kaede estaban a punto de írsele encima pero ese tipo me apunto con su arma.

-No den ni un paso más sino quieren que le vuele la cabeza.
-Por favor, -solloce- váyanse.
-¡¡Tetsu!! –exclamo Kaede.
-Silencio infeliz, -gruñó Takeo- agradece que te dejaré ver nuestra faena.

Cerré los ojos al sentir su lengua en mi nuca.

Asco...

No más.

Por favor.

Quiero que todo termine.

¿Por qué no podemos ser felices?

-Ahgg. –escuche como se quejaba Takeo.

Y de un momento a otro...

Todo paso lentamente.

Voltee atrás y vi a Naoya con una lámpara en sus manos.

Kaede corrió hasta mi lado y me aparto para forcejear el arma con Takeo.

Mi padre tomo a Naoya en brazos y tomo mi muleca para alejarnos de ese lugar.

-Miyagi llévelos a otro lado.
-¡¡¡KAEDE!!! –grite con todas mis fuerzas.
-Vamos Tetsu.

Vi a mi mamá en la puerta de su habitación.

Mi padre nos metió en la habitación y cerró la puerta.

-Papá, tenemos que ir con Kaede. –dije desesperado.
-Tetsu tranquilo iré yo.
-NO, NO YO...
-Relájate.
-Ya le hable a la policía, -comento Shinobu- e-ellos vendrán.
-Tranquilo amor.
-E-Escuche gritos y me asuste.

Mi padre lo beso y se apartó.

-Iré con Kaede, así que quédense aquí, no salga.
-Pero papá.
-Ya vuelvo.

Mi papá salió de la habitación y abrace a Shinobu.

Mi hermano estaba aferrándose a su vientre

-Gracias Naoya. –solloce.
-Debí protegerte hermanito.

Mi hermanita aun dormía en su cuna.

No quiero que les pase nada.

Kami-sama por favor...

Que no les pase nada a ninguno.

Protégelos.






---Toudou---

Llegamos por la noche al aeropuerto de Estados Unidos.


Así que decidimos pasar a dejar las maletas a la casa de mi amado.

Ya que debíamos ir al hospital.

En cuanto llegamos a la casa dejamos las maletas en nuestras habitaciones y salimos a la calle.

Edgar saco un carro de la casa y nos subimos.

-El hospital está a unos 15 minutos. –comento.

Rin apretó mi mano y lo abrace a mi pecho.

Quiero todo lo mejor para él.

No quiero que sufra.

Me duele verlo así.

Mi lindo niño.

Que haría yo por detener tus lágrimas.

Por ver tu sonrisa

-Tranquilo mi amor. –susurre en su oído.
-Tengo miedo.
-Hermanito conserva las esperanzas.
-me es imposible.

Abrace a mi amado.

Realmente se siente destruido.

Al llegar al hospital nos quedamos en la sala de espera, el doctor no salí y mi amado se sentí ansioso.

-Edgar...
-¿H-Hideo? –se sorprendió mi cuñado- ¿Qué haces aquí?

Ese hombre abrazó fuertemente a Edgar y mi cuñado se aferró a él.

-Calma gatito, tu madre estará bien.

Me alegro que mi cuñado tenga a alguien a su lado.

El doctor salió y se acercó a nosotros.

-¿Cómo está nuestra madre? –pregunto Rin.
-Les seré sincero, no podemos hacer nada más, no hemos podido encontrar la sangre que necesitan, es 0AB, sé que suena extraño pero solo 1 en un millón tiene ese tipo de sangre.

¿0AB?

-Por favor, deben encontrarla, mi madre. –lloro mi amado.
-Un momento.

Todos me miraron.

-Yo tengo ese tipo de sangre. –comente.
-¿Enserio? –se sorprendió el doctor.
-Sí.
-Entonces usted...
-Por favor saque toda la sangre que necesite, pero no la deje morir.
-T-Toudou. –susurro mi amado.
-Salvaré a tu madre.

Edgar estrecho mi mano.

-Gracias.
-No hay que perder más tiempo, -comento el doctor- le haré las pruebas correspondientes.

Acompañe al doctor y me saco un poco de sangre para saber si era compatible.

Al principio se sentía que el tiempo pasaba muy lentamente.

Después de una hora se acercó a mí.

-Las pruebas han mostrado que es compatible, la señora aceptará bien la sangre.

Sonreí.

Puedo hacer algo por mi amado.

Salí de nuevo y abrace a mi niño.

-Tu madre se opondrá bien, así que solo espera.
-Gracias Toudou.
-Te amo amor, haría lo que fuera por ti.

Lo bese tiernamente y el doctor me llevo a la habitación.

Pude ver a su madre, es una mujer hermosa, pero está muy pálida, no se ve muy bien.

-Por favor señora, aguante un poco más, Rin y Edgar la necesitan.




---Hiroki---

No quería dejar solo a Akihiko.

No puedo.

Haruhiko está tan loco.

Realmente loco.

Por favor Akihiko.

No te pongas en peligro.

Te necesitamos.

No me dejes.

Me encerré en una habitación y abrace a mi pequeña.

-Pa-pa.
-Tranquila Narumi, pronto estará con nosotros.
-Papá A-Akiko.
-Tranquila pequeña.

La abrace más a mi pecho.

Tal vez si no estuviera esperando un bebé o Narumi no estuviera en peligro.

Yo...

Daría la vida de ser necesario.

Aún se seguían escuchando ruidos de balazos en el exterior.

Mi pecho se aceleraba con fuerza.

Por favor Akihiko.

Te lo ruego.

No hagas nada estúpido.

Te necesitamos más que nunca

Vuelve...

Por favor.

Mi amor.

Mi niña limpia mis lágrimas y beso su frente.

-Hay que ser fuertes.
-¿Fuetes?
-Sí mi amor.
-Mami te quelo.
-Y yo te amo princesa.

Escuche varias veces los gritos de Haruhiko.

Siento mi ser estremecerse.

El miedo me invade.

Quiero ser fuerte.

Pero...

Soy un tonto.

De nuevo disparos.

Mi niña se aferró más a mí.

Empezó a llorar.

Llamando a su padre.

Akihiko baka.

No tardes más.

Recosté a mi pequeña en la cama.

Camine lentamente hacía la ventana.

Pero no podía ver nada.

Mi corazón no se tranquiliza.

Tengo un mal presentimiento.

No quiero perderlo.

¿Por qué nos pasa esto?

¿Por qué no podemos ser felices?

¿Qué hicimos mal?

Simplemente...

Nos amamos.

Hemos estado luchando por nuestra felicidad.

No es justo.

Ya no más por favor.

Escuche ruidos en el piso de abajo.

Tome lo primero que encontré.

Un jarrón.

Me coloque a un lado de la puerta.

No permitiré que nos hagan daño.

Respire profundamente y mire la puerta.

-H-Hiroki.

Esa voz...

Sin pensarlo dos veces abrí la puerta y lo mire.

-A-Akihiko. –solloce.

Mire que de su hombro escurría sangre.

Así que corrí a su lado y le coloque un pedazo de tela.

El ruido de sirenas se comenzaba a escuchar.

-¿Él?
-Tranquilo, no te molestará más.
-T-Tú.
-E-Estaré bien, no es grave.
-Pero...
-Lo importante es que estés a salvo.
-Baka.
-Tranquilo amor, ya paso.

Sentí mis lágrimas caer.

Él beso mi frente.

-Aquí estoy, no dejaré que nadie te lastime.

Me dio un beso casto.

-Papa.

Ambos nos levantamos y caminamos hacía la habitación.

Nuestra niña estaba sentada en la cama, nos colocamos a su lado y la abrazamos.


Lucha Contra el Destino (Akihiko x Hiroki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora