Parte 1: Capitulo 5

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A los siete años Jeon Jungkook había observado a su papá matar a un hombre con un cuchillo. El tipo los había intentado asaltar y cuando su padre se negó a darle nada el hombre se había abalanzado contra ellos con cuchillo en mano, la pelea fue rápida y salvaje, como borrones de una película en movimiento, lo único que podía recordar de aquella experiencia fue cuando los ojos del ladrón se abrieron con sorpresa deteniendo toda acción. Todo había sido "defensa propia" habían sentenciado los jurados, pero Jungkook aun recordaba el brillo mórbido en el rostro de su padre, y como a pesar de haber herido al hombre una vez como para detenerlo, este había perforado tres veces más su abdomen.

Nada dijo a su corta edad del como su padre solía golpear a su mamá, no dijo nada sobre como por las noches tomaba hasta perder la consciencia justo después de dejar a su mujer e hijos en el suelo magullados. No, porque su padre le había dicho que no debía decirlo, que los niños buenos hacían lo que sus padres ordenan y por lo tanto, con su silencio, su padre salió libre de cargos y tratado como héroe por proteger a su pequeño hijo menor.

En los años que siguieron a ese día algo comenzó a burbujear en su interior, algo que no podía controlar cuando enfurecía, le escuchaba gruñir y rugir furioso y cuando despertaba, sus manos estaban sangrantes. A Jungkook le habían expulsado de dos escuelas por mala conducta y por pelear. La primera con un alumno, compañero de clases y la segunda por mandar al hospital a un profesor a quien vio propasarse con una de sus compañeras.

Si, Jungkook no era un mal chico, solo no sabía controlar su carácter.

Después de ver a su padre matar, de verlo salir impune y que por ser libre tuvo la oportunidad de golpear a su madre y matar a su hermanito que aún no nacía, el chico se había jurado ser alguien justo y que llevaría castigo sobre aquellas bestias que acosaban a sus propias familias. Y se hizo ese juramente el día en que después de saber la noticia sobre el aborto de su madre, él había corrido directamente a casa y con tan solo 16 años había tomado a su borracho padre para estamparlo contra la pared.

Su cabeza rebotó contra las baldosas y la piel de su frente se rompió brotando la sangre con rapidez, pero no era suficiente, no lo era para Jungkook, no lo era para su madre, no era suficiente pago. Así, cuando vio a su padre mareado y desestabilizado le tomo de la camisa y estampo su puño contra su rostro repetidamente hasta que su mano dolió, entonces lo tiro contra las alacenas de la cocina para dejar caer una lluvia de patadas contra el cuerpo de su padre quien intentaba cubrirse inútilmente. Él iba a matarlo, aunque esa no era su intensión iba a hacerlo y la única razón por la que pudo detenerse fue porque su madre le había abrazado por la espalda, luchando contra la furia de su hijo para alejarlo del hombre casi inconsciente en su cocina.

Esa fue la última vez que había visto a su padre y de ese día a la actualidad habían pasado casi cinco años.

Ahora Jeon Jungkook portaba orgulloso su negro uniforme, con su bastón de lado y la pistola en su cintura. A veces se preguntaba si estaba bien para él portar tales armas pero estaba seguro que si las usaba seria porque lo consideraba necesario, cosa que dudaba llegara a pasar pues como ironías de la vida, para ser alguien con problemas de temperamento, había nacido con un talento innato para las peleas cuerpo a cuerpo. Incluso durante los duros entrenamientos, siendo él el más joven, siendo menos fornido, nadie había podido derrotarlo en los enfrentamientos.

–Buenos días. – dijo entrando a la central de policía donde desde hacía dos semanas trabajaba oficialmente. Uno de los tenientes le saludo con un cabezazo mientras leía un reporte de algún caso con gran consternación en su expresión.

De alguna manera miro a su alrededor y sintió que algo estaba pasando, algo grabe pues todos parecían moverse de un lado a otro con expresiones serias y aunque tenía poco tiempo en ese lugar como oficial, tenía la impresión que no siempre parecían tan dedicados a sus trabajos. Sin embargo, como él mismo pensó, no tenía caso quedarse a cavilar sobre cosas que aun desconocía y era mejor el ponerse a trabajar.

The CopycatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora