Epílogo

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5 años después...

Zayn miro con una leve sonrisa a su omega, quien terminaba de cambiarse de ropa. Cinco años y seguía igual de hermoso.

—¿Que tanto me miras, alfa?—Su suave voz lo saco de su pensamientos y con tranquilos pasos se acerco a el, abrazándolo por la cintura lo apego a su cuerpo.

—Lo hermoso que eres, Omega.—Le susurro besando detrás de la oreja del chico, haciendo que ronronee levemente.

—¿Debes irte pronto?—Zayn sonrió mientras repartía castos besos en el cuello del omega.

—Mhmm, depende.—Liam alzó una ceja ante aquellas palabras.

—¿Depende de qué?—Le pregunto con una leve sonrisa. Zayn sonrió pícaramente y apretó levemente las caderas de Liam, haciéndolo suspirar.

—Depende de lo que quieras hacer, bebé.—Liam soltó una risita y Zayn sonrió.

—Tienes treinta y cuatro años, y sigues siendo el mismo lobo cachondo.—Liam le dijo antes de comenzar a reírse a carcajadas. Zayn sonrió y soltó un gruñido a modo de broma.

—Mas respeto omega o terminarás atado a la cabecera de la cama, de nuevo.—Liam se sonrojo levemente y dándose media vuelta abrazo al alfa por el cuello.

—Seria interesante que lo hicieras, alfa.—Liam ronroneo y froto su rostro contra el cuello de Zayn. El alfa suspiro profundamente para no perder el control y lo abrazó duramente por las caderas.—Pero son las nueve de la mañana.—

Y tal como si Liam lo hubiera invocado, multiples y delicadas pisadas se escucharon por el pasillo, hasta que finalmente la puerta fue abierta de golpe, mostrando a dos pequeños niños totalmente iguales.

Zayn río levemente, cada mañana, no importa el día, el mes o la estación, sus tres pequeños hijos aparecían a las nueve de la mañana en su habitación.

—¡Papá Zee!—Ambos niños gritaron emocionados y corrieron a abrazar al alfa. Zayn colocándose en cuclillas los recibió con los brazos abiertos.

El alfa olfateo levemente las pelinegras cabelleras de sus hijos. El día de ayer había vuelto a la media noche, luego de un viaje de una semana en compañía de Adam, para hablar con el alfa Ryan sobre acuerdos de paz y unión entre sus manadas. Cómo era de esperarse, los niños dormían profundamente y el no quiso despertarlos, además, el alfa quiso recuperar el tiempo perdido con el omega.

—Chicos.—Ambos gemelos miraron a Liam cuando esté los llamo.—¿Donde está Alexis?—Ambos hermanos se miraron confundidos.

—Venia detrás de nosotros.—Caleb respondió mirando hacia la puerta, Liam frunció su ceño y se dirigió a la puerta. Una pequeña risita se escapó de sus labios cuando vio a su hijo menor, sentado en el suelo, con los brazos cruzados.

—¿Cariño?—El niño de dos años miro a su padre desde el suelo.—¿Que haces ahí?—Liam le pregunto tratando de no reír ante la tierna actitud de su hijo.

—Caí.—Dijo el pequeño Alexis, con su infantil voz. Liam soltó una leve risa, si bien el niño se parecía físicamente a el, su actitud siempre le recordaba a la del alfa.—Suelo tonto.—Liam río y se acerco a su hijo, cargándolo en brazos.

—Vamos, bebé. No te enojes, si te caes tienes que ponerte de pie.—El niño seguía con su ceño levemente fruncido.—¿Vamos a la habitación?—El bebé negó levemente.

—No quero.—Pronuncio mal el niño y Liam río.

—¿No quieres ir a ver a papá Zee?—Liam le pregunto y el bebé de inmediato deshizo su ceño fruncido por una linda sonrisa. El castaño volvió a reír.

Zona de guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora