Capítulo 26

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28 de agosto 2016

Entro a la librería,  una chica esta en el mostrador,  ella me escucha entrar y me mira,  asombrada se pone un poco colorada.

— ¡Señora Maya!  — Odio un poco que me digan señora,  pero es lo que conlleva estar a unos meses de ser mamá,  sonrió.

— ¡Hola! ¿Como va todo por aquí?  — Un chico sale de la puerta de atrás y por un momento siento que debo ir allá y encontrar a Rob y Leen,  solo que sé que eso no va pasar.

— Muy bien Señora,  todo va perfecto ¡Daniel!  — Llama ella al chico que no conozco,  quien deja la caja y se acerca hasta nosotras.

— Hola Señora — Dice el y me extiende la mano.

— Hola mucho gusto ¿Como va todo?  — El me ríe mientras yo sostengo su apretón fuerte.

— Muy bien,  gracias.

— ¡Excelente!  — Digo,  justo cuando la puerta se abre de nuevo,  miro sobre mi hombro y me quedo de piedra,  inmediatamente llevo mi mano a mi vientre.

— ¿Estas bien?  — Pregunta la chica,  y la miro de regreso.

— Vigila la puerta y si Nathan viene no lo dejes pasar por ningún motivo.

— Pero... 

— Por ningún motivo.

— Yo lo hago señora — Dice Daniel y lo miro agradecido,  mientras ella se detiene a mi espaldas,  me giro para verla,  cuando me mira hace un sonido de ahogo.

— ¿Maya? 

— La misma — Murmuro y ella mira mi vientre — ¿Que la trae por aqui Marissa?

— Mira Maya,  se que quizás no quieras saber de nosotros...

— De una persona de su familia en especial, a usted, sin embargo la apreció.

— Tanto como para escuchar unas cosas que tengo que decirte.

— Si es sobre su hijo,  no me interesa...

— Si tú supieras..

— Pero no quiero saber Señora y si eso es de lo que quiere hablarme,  que me disculpe pero no quiero escucharla.

— ¡Querida!  Dulce niña te he extrañado tanto,  te quise enseguida que no me sorprendió que mi hijo estuviera tan loco por ti — Mi corazón late más rapido de lo normal y sobo mi pecho. — Tranquila.

Ella mira mi vientre con añoranza,  y mira mis ojos.

— No es de él — Digo antes de que ella pregunte,  veo como sus ojos se nublan con las lágrimas e inmediatamente siento las mías agruparse en mis ojos.

— No iba a preguntar por eso querida,  ¿Quieres ir a tomar algo conmigo? 

— Preferiría que no saliéramos de aquí.

— ¿Eres feliz?  — Ella me mira con ojos maternales.

— Lo soy,  me ha tomado meses superar lo que pasó,  pero ahora lo soy Marissa.

— Era lo que me preocupaba de todo esto,  y si no quieres escucharme tampoco te juzgo,  pero creo que deberías escuchar a los involucrados o tal vez darle una oportunidad a John,  el chico es muy infeliz.

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