Capítulo 36

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19 Junio
Pov. Grayson

— ¿Esto es suficiente?  — Pregunto.

— Te dije que eran 8 onzas ¿eso indica?  — Dice ella,  no me mira,  está concentrada vistiendo a una muy loca niña, que se revuelve.

— Si,  eso le agregue ¿ahora qué? — Maya me mira irratada.

— ¿Crees que Gianna tomará la leche en polvo?  — Niego en automático y quiero reír al verla perder un poco los nervios,  tomo el agua y lo agrego al biberón de mi hija,  lo agito y agito,  Gianna grita exasperada y patea cuando Maya intenta ponerle un pantalón que tiene estrellas y corazones en color azul.

— Déjala así — Digo y la mirada que ella me hecha arde.

— Tu y Nathan cada día están haciéndola más caprichosa — Ella toma el pie de la niña y lo introduce en el pantaloncito un poco a la fuerza,  los ojos de Gianna se llenan de lágrimas y me mira.

— Jesús no caigas — Me dice Maya, le sonrió a mi hija y le guiño el ojo, le mando besos y ella con los ojos llenos de lágrimas me ríe.

— Deja que mami te vista como la princesa que eres — Mi hija es una buena receptora de halagos, me sonríe enseñando su pequeño diente delantero, me acerco y le enseño el biberón y creo que he cometido un error porque recuerda el motivo de su berrinche, sus gruesas lágrimas descienden y sus labios forman el puchero, afortunadamente Maya acaba de ponerle el pantalón y le pone unos calcetines blancos.

— Déjame — Le digo y Maya se aparta, Gia extiende sus bracitos y con mi mano libre la cargo, miro la silla y voy hasta allá y me siento. — Creo que puedo manejarlo desde acá.

— ¿Estás seguro?  — Pregunta ella y sonrió cuando Gianna se acomoda solita en mi pecho,  introduzco la mamila dentro de sus labios y ella inicia la succión del líquido.

— Si que tenía hambre —

— Si — Miro como toma algunas prendas de la cama portátil para cambios y lo cierra. Se inclina para recoger dos pares de zapatitos rosas y me encuentro mirando su cuerpo,  Maya ha logrado unos kilos extra que le sientan de maravilla, sus muslos contra los shorts que llevan lucen sexis y la carne extra en sus caderas la hacen lucir demasiado sexi, extraño sentir la suavidad de su piel contra mis dedos. Extraño mirar sus caderas sin ropa, me encantaba su cuerpo y aún más ella misma.

— ¿Te quedó alguna marca?  — Escucho como mi propia voz suena un poco ronca,  Maya me mira interrogante.

— Del embarazo, ¿Te quedó alguna marca en el cuerpo?  — pregunto un poco más suave, sus mejillas se encendienden un poco y asiente.

— Unas pocas marcas,  no demasiadas,  fue casi un milagro considerando lo pegada que estaba mi piel a mis huesos — Gianna deja caer la manita y escucho como su respiración acelerada se escucha un poco más fuerte, pero me mantengo mirando a la mujer frente a mi.

— Luces radiante ahora —

— Darle los nutrientes a nuestra hija me hecho recapacitar, logré un embarazo tranquilo y controlado con lo referente a mi enfermedad, todo lo que gané de peso fue para ella, ahora no consigo bajar lo poco que subí — Dice con una mueca y una sombra en sus ojos.

— No lo hagas,  te ves espectacular y las marcas te hacen ser aún más maravillosa,  indica que tu cuerpo ha dado vida Maya — Su cara se torna cálida y sus mejillas rojizas pero esta satisfecha con el cumplido, quisiera no decirle este tipo de cosas porque no es justo ni para ella y mucho menos para mi, aún la amo demasiado pero es doloroso,  ha sido doloroso estos días de venir a conocer a mi hija en la casa que comparte con otro hombre.

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