Capítulo 34

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12 Junio
Pov. Grayson

Siento un golpe en la mejilla.

— Uh — logro decir, abro los ojos y veo los ojos abiertos de par en par de John.

—¡Puta madre! Nunca hagas eso de nuevo —Me dice sacudiendome un poco, me doy cuenta de que estoy en el sillón recostado.

—¿Que pasó? — John desvía los ojos y veo a Lucas con una sonrisa en la cara.

— ¡Te desmayaste al saber que eres papá! — Grita Lucas y siento mis ojos llenarse de lágrimas, no me contengo cuando siento estas mojar mi sien.

— ¿Quieres que te dejemos un momento a solas? — Pregunta John, y niego con mi cabeza.

—No, necesito verla... — Digo y veo la cara de Lucas.

— Nathan es un maldito animal con lo referente a la niña, puso muchas condiciones y contratos de confidencialidad solo por el tema de la pequeña ángel — Dice él, mis venas arden con ira y resentimiento.

— Es mía, no van a impedir que la vea — John no dice nada y me pongo sentado de nuevo.

— Estas en tu derecho jefe, tu hija es una belleza — De nuevo siento mi corazón agitarse y soy capaz de sentir como mis ojos se ponen en blanco de nuevo.

— ¡Hey Grayson! No te vayas de nuevo cabrón, ya estuviste más de 5 minutos fuera de este mundo — justamente cuando John deja de hablar, la puerta del ascensor se abre y un par de paramédicos ingresan a mi casa.

—¿Que diablos? — Digo y John señala con la mirada a Lucas.

— No quería que él ángel se quede sin papá tan pronto — el hecho de que él ya tenga un apodo para ella, evita que lo muela a golpes.

— ¡Cállate maldito bastardo! ¿Acaso quieres que todo el mundo se entere? ¿O qué? — John se exalta un poco y los paramédicos se miran nerviosos. - Pasen señores, pueden revisar al marica sentado y decirme que todo esta bien, para que podamos salir a salvar su maldita vida ¡Joder!

Lucas y yo miramos un poco raro a John, quien se va a la cocina, los dos tipos vestidos se acercan a mi y sacan todo lo necesario para revisarme, me toman la presión sanguínea, checan mis ojos, tocan allá y por acá y yo solo me dejo hacer porque necesito estar sano para mi hija.

Mi hija.

Suena tan revelador y tan demolador ese hecho en mi vida, sabía desde el primer momento que escuche su hermoso llanto que era mía, dicen que la sangre llama y su sangre llamó a la mía ese día. Quiero verla.

Quiero ver como es ella, no quiero perderme un segundo más de su crecimiento, siento un poco de odio al darme cuenta de que me perdí su crecimiento en el vientre de Maya, su nacimiento, sus primeras mañanas y primeros llantos, y que él tuvo eso. De ella, de ambas, de mis chicas, porque lo siguen siendo y lo serán por siempre en esta vida y si hay otra, también.

Después de unos 20 minutos de revisión un tanto maniática de los paramédicos, Henry entra a la casa y junto con John que se encarga de pagar, los sacan de mi casa.

— Estoy bien ¿Les quedó claro? ¡Carajo! Voy a darme un baño, dejen de joder por 5 minutos. — Digo y camino a mi habitación, la cual ahora está con otra playera tirada en el suelo, me asombra como ha cambiado mi vida y a que nível. Soy padre. Quiero gritar de la emoción. Me muero por verla. Tomo lo primero que veo y me meto a la ducha, limpió mi cuerpo de manera rápida, no quiero perder más tiempo.

....

John maldito infeliz no me deja conducir mi propio auto, el maneja con una precaución que me inquieta.

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