Nos apartamos hasta que la necesidad de respirar nos vence, sin embargo, es poco lo que nos separamos. Sus manos siguen ancladas a mi cintura y nuestros cuerpos están unidos, nos vuelven a alejar sólo algunos centímetros. Ahora mismo sonrío porque me parece escuchar la voz de Leonel diciendo lo chistoso que es la forma en la que John y yo solemos mirarnos, como en cámara lenta; es justo como lo hacemos en este momento.
—Michael me ha dicho hoy que aceptarán a Leonel en la escuela sin las calificaciones anteriores, así que, puedes estar tranquilo. Le harán un examen de ubicación. —He decidido decirle lo de su hermano porque él ha dicho palabras que me han afectado demasiado y honestamente no sé cómo responder a ellas, tampoco sé si desea una respuesta.
—¿Por qué cambias el tema? —Recorre mi nariz con uno de sus dedos.
—No sé qué decir... —murmuro nerviosa.
—Dime lo que piensas, hasta hace cinco minutos yo tampoco tenía idea de lo que quería decir y mira todo lo que he dicho.
—Yo también quiero conocerte, al verdadero tú, no al que se esconde bajo esa fachada gruñona y bipolar.
—No estoy muy seguro de que quieras conocer al tipo que se esconde ahí —me dice pensativo, inseguro y un tanto preocupado.
—Yo tampoco creo que quieras conocer a la mujer fría y marchita que vive en mí.
No planeaba decir tal cosa, pero si él teme mostrarse realmente, yo temo que al conocerme encuentre a esa chica que he sido siempre, la que Andrés describió hace unos días, la que todos quisieran ser porque no sé de heridas en el alma, la que quiere sentir de verdad que está viva y sigue sin poder lograrlo.
—Emily, eres todo menos fría y marchita.
—No me conoces.
—No, es lo que pretendo hacer. Sin conocerte me haces decir cursilerías, no quiero imaginar como acabaré al final del verano.
—Me gustas como ningún otro chico en toda mi vida, John Carter —confieso. Quizás el lugar en el que estamos nos está haciendo decir idioteces. Sonríe antes de darme un beso casto en los labios.
—Entonces, si ambos estamos aceptando cierta debilidad, uno por el otro, ¿qué te parece si nos olvidamos del sexo casual? —propone y me siento más impresionada que cuando me ofrecieron el trabajo de mis sueños.
—¿Te refieres a una relación?
—Te irás al final del verano y una relación no tendría mucho sentido —asiento porque está en lo cierto—, me refiero a que pasemos juntos el verano... me refiero a que mientras estés aquí y estés conmigo, no puedes salir con nadie más.
Comprendo, es lo justo, no es que las relaciones sin compromisos tomen ese camino, pero después de mirarlo con Verónica, dentro de mí, quería cierta exclusividad.
—Y tú tampoco... no puedes salir con la dulce Verónica.
—Exactamente, no saldré con Verónica ni con otra chica que no se llame Emily y sea una cantante frustrada.
—Oye —lo empujo un poco—, eres un tonto...
—Probablemente —se ríe sobre mi boca y entierro mis dedos en su cabello.
—¿Estabas mintiendo el otro día, cuando dijiste que canto bien? —le pregunto.
—No, estaba bromeando. Tu voz es hermosa.
—Gracias y estoy de acuerdo. No estamos en una relación, pero seremos exclusivos durante todo el verano.
Hay cierta emoción en mí. Me detengo a pensar en que, si somos exclusivos, podrían repetirse noches como ésta, en la que no hay nada sexual en medio, en la que somos dos chicos mirando las estrellas, disfrutando de la vista y la presencia del otro. He querido toda mi vida enamorarme, sentir que el corazón va a salirse de mi pecho cada vez que mire a la persona amada; siempre he querido el cuento de hadas, tal y como Clark lo había dicho, entonces entiendo que, siento temor de que algo nazca entre John y yo, algo verdadero.
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John, la mayor de mis adicciones.
RomanceJohn Carter y sus hermanos han llegado a Greensboro de forma misteriosa, nadie sabe de dónde vienen, si se quedarán por siempre o se marcharán pronto. Son solitarios, raros y todo indica que ocultan un secreto. Los Petterson son una familia pequeña...