Capítulo 19.

72.6K 4.6K 822
                                    

Sus ojos acaramelados ya no son tan dulces y color miel. ¡Qué manera de complicarme la vida! Ahora me siento atrapada, como si hubiera hecho lo peor. Si lleva el tiempo necesario aquí, tuvo que ver que no respondí al beso, que no fui yo quien besó a Jefferson. Su mirada me duele, hay decepción reflejada. Agradezco al cielo que Leonel e Isaac lleguen algunos segundos después, no sé qué los ha retenido afuera, pero lo agradezco.

Miro a Clark sin saber qué hacer, y por un segundo miro a Jeff con ganas de golpearlo hasta que me duelan las manos. Finalmente entiendo que parecemos un museo de cera en donde todos estamos en el mismo sitio sin movernos.

—John —lo llamo. Niega con su cabeza y le dice algo a sus hermanos, saliendo unos segundos después del lugar. Mis pies se mueven solos y lo persiguen.

—Hola, Emi —me saluda Leo e Isaac me sonríe, apenas y los miro. Esta desesperación que se ha acumulado en mi pecho no me gusta nada. Es la primera vez durante mucho tiempo en la que ansío tanto dar una explicación.

John camina a paso rápido y yo acelero los míos. Por un momento creo que se subirá a su auto y se marchará y entonces no tendré oportunidad de explicar lo que acaba de ver.

—John —vuelvo a llamarlo y sigue sin detenerse. Continúa caminando. ¿Por qué hace esto? Él no es un adolescente, por qué no se detiene y lo hablamos como personas adultas.

<<Claro, tú estarías actuando de la forma más madura a tu alcance después de mirarlo besando a otra>> ¡Pero yo no estaba besando a otro! He sido besada y me he apartado, no le he dado continuidad. ¡Demonios!

—¡¿Por qué sigues caminando?! —le grito con todas mis fuerzas importándome poco que algunas personas todavía transiten en las aceras. Él se detiene al fin, tarda algunos segundos en girar y yo doy pequeños pasos hacia él.

—¿Tienes algo qué decir? —me enfrenta, puedo ver cómo su pecho sube y baja, respira alterado y ¡cielo santo!, la forma en la que me mira, no la soporto.

—Sí, claro que sí. Sé que lo que viste es...

—Sabes qué, olvídalo. —Hace un ademán con su mano como si no le importara y sigue caminando. ¡Qué demonios le pasa!

—¿Por qué te comportas así? Ya no eres un adolescente, John y te he dicho que me estoy enamorando de ti, ¿por qué no me dejas explicarte? —No quiero exagerar, pero la desesperación es tanta y el temor inexplicable, que algunas lágrimas están formándose en mis ojos.

—¡Ese es el maldito problema! No soy un adolescente, si quieres divertirte durante el verano como si tú si lo fueras, adelante, pero no cuentes conmigo.

—Solo fue un beso, hablas como si estuviera acostándome con él y contigo al mismo tiempo. Ni siquiera respondí. Tuviste que verlo, me aparté. ¿Acaso estás ciego?

—Lo único que vi, fue a mi chica besándose con otro imbécil.

—John...

—Buenas noches.

—Si te marchas, lo que sea que tenemos se habrá acabado —le digo en un arranque de furia.

—Se acabó desde que besaste a otro tipo, Emily, frente a todo el jodido pueblo.

—Es eso, ustedes los hombres son todos iguales, todo se acaba porque me besé frente a otras personas, pero si tú lo hubieras hecho yo tendría que entenderte y perdonarte, ¿no?

—Piensa lo que quieras.

—Bien, entonces vete a la mierda —vuelvo a gritar, en medio de la calle. Solo asiente y se marcha.

John, la mayor de mis adicciones. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora