Capítulo 20.

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Mil años después... Capítulo nuevo :)

Aunque no he tenido el valor de decirle a John que yo también lo quiero, he dormido toda la noche con mi rostro en su pecho, no sé si le ha incomodado mi peso sobre su cuerpo o la inmensidad de mi cabello, el cual es muy largo. Lo cierto es que no he dormido mucho, me he despertado cada tanto nerviosa de que mis padres nos descubran. El sol ya alumbra toda la estancia, y yo no he querido despertar a John, he descubierto que verlo dormir me agrada. De pronto pienso en su verdadero nombre, ¿me gustará más que John? ¿Lo sentiría un extraño al escuchar otro nombre?

No escucho las voces de mis padres, pero no deben tardar en salir de su habitación. Sin muchos ánimos inicio a despertar a John. Él también tiene que trabajar, ronronea como un dulce gatito y finalmente abre sus ojos.

—Buenos días —susurra.

—Buenos días, tienes que irte, hay una enorme diferencia en que tus hermanos me descubran a que mis padres lo hagan.

—¿No me darás los buenos días como ayer? —pregunta y no puedo evitarlo, me río como loca.

—No, y supongo que tú tampoco podrás darme esa clase de buenos días.

—Yo sí que puedo, el problema es que de calladita no tienes mucho —murmura y me atrae hacia él.

—Por la misma razón es que debes irte, aunque no quiero que te vayas —admito.

—¿No?

—No, John. No quiero alejarme de ti ni un segundo, quiero estar contigo cada momento posible de los días que nos quedan.

—Ni yo de ti, estrella country.

—Tienes que dejar de decirme así —le pido.

—Lo haré cuando vuelvas a cantarme.

—Morirás esperando —le aseguro levantándome de la cama.

—Ya encontraré el modo de convencerte.

—De acuerdo, pero ahora vete.

—Pensé que querías pasar cada momento conmigo —finge estar ofendido.

—Sí, quiero, pero ahora mismo no quiero problemas con mis padres.

—Bien, me iré, solo si prometes ir a la oficina, no quiero extrañarte tanto.

¿Ya había dicho que las cosas entre John y yo empiezan a caminar muy deprisa? Apenas ayer me ha dicho que me quiere por primera vez. Yo no he tenido el valor de decirle que lo quiero con locura, aún con el poco tiempo que tenemos juntos y hoy cada cosa que nos decimos, a pesar de no ser un mar de dramatismo, ni cursilería, me parecen las palabras más lindas del mundo, el corazón se me alborota cada vez que mueve sus labios o simplemente me mira.

—Ahí estaré.

Asiente y se viste en silencio total, yo miro nerviosa a la puerta un par de veces. Es más sencillo que yo me quedara en su casa que él lo hiciera en la mía. El color de mi habitación es el mensaje perfecto que indica que sigo siendo la niña de mis padres, aunque de niña ya no tengo ni el pensamiento.

—Emi —me llama y me acerco a él—. He hablado con mis hermanos sobre lo que te confesé, obviamente Leonel lo sospechaba, ya que escuchó cuando lo llamé por su nombre frente a ti. Isaac, no se lo tomó tan bien, pero agradece toda tu ayuda, así que, si es grosero contigo me lo informas, por favor. —Me acaricia la quijada y yo hago lo mismo con sus mejillas.

John, la mayor de mis adicciones. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora