Amor Inesperado ❥SV | TERMINADA |

Confesión

4.

[ Sebastián Villalobos ]

—¿Y sí se cae el avión? — Preguntó Rix asustado.

—Ya te he dicho mil veces que no se va a caer Ricardo — hablé frustrado.

—Es qué, tengo miedo Sebastián — aclaró y empezó a jugar con sus dedos.

—Pues entonces, cierra los ojos, duerme y cállate de una buena vez — Rix asintió y miró hacía la ventana.

—Vamos a morir — susurró y después se acostó sobre su asiento.

El piloto comenzó a dar ordenes y todos comenzamos a seguirlas. La azafata rondaba por los pasillos viendo que todos acataramos lo que se nos indicaba.

—Oh Dios — susurró Rix cuando el avión despegó.

—No vayas a.....— Rix vómito como el exorcista, manchando toda la ventana.

Los pasajeros de enfrente nos miraron asqueados, mientras que los de atrás estaban demasiado asustados.

—Perdón — susurró Rix y volvió a vomitar.

—No puedo ver ésto — me paré de mi asiento y caminé hacía el baño del avión.

Lavé mi cara unas cien veces y me quedé mirando hacia la nada.

Todos los caballeros estábamos en un lío tremendo y todo por mi culpa.

Nunca quise decirle éso a Ruiz, es mí mejor amigo y jamás me enredaria con su esposa. Aparte de que su esposa no son mis gustos.

—Joder — susurré y peine mi cabello.

Por otro lado Bautista estaba con Daniel, y no le dirigiría palabra alguna a Juanpa, era cómo sí ninguno de ellos existiera.

Estaba seguro que todos en Vegas estaban esperando nuestra llegada emocionados, lástima que nosotros queríamos cancelar todo.

Se salió de control lo admitió, pero, no es algo que yo planeara o quisiera. Se tomaron muy enserio los insumos y éso me molesta.

Ellos siempre están molestandome por diversos temas personales, y yo sólo les he dicho una y las señoritas se indignan, en vez de ser Caballeros deberíamos ser las Damiselas. Ni siquiera Damiselas porque ellas eran lindas e inteligentes nosotros somos unos idiotas, tal vez jamás debimos ser la Hermandad de los caballeros.

Nunca habíamos peleado de está manera, y no lo digo en general, ya que sólo somos 4 los que estamos destrozados, los 14 restantes probablemente están en una gran cruda.

¿Cómo habíamos caído a ésto? Lo admito, estoy demasiado celoso, todos mis amigos se están casando y yo aún sigo esperando a que llegue la chica indicada.

¡No puedo creerlo! Osea, no me parece justo. No he sido mala persona para aún no encontrar el amor.

La rabia que siento dentro es imparable, y no con mis amigos, sí no con la vida. A mis novias las he tratado de lo mejor y siempre por encima de todos.