~Estaba completamente a ciegas... solo podía escuchar su respiración agitada y los labios del chico devorando los míos. Estaba a su merced, por lo menos durante los siguientes minutos, los cuales me hicieron entender del porque este juego se llamaba...
Decidimos ir a la rueda de la fortuna para finalizar esta hermosa tarde, me senté a su lado y al otro lado deje el peluche, que al ser tan grande ocupaba el mismo espacio que el de otra persona, sentí como Mark pasaba su brazo por mi espalda y me acercaba mas a él. No me molestaba en absoluto, de hecho era uno de los pocos que podía hacer eso sin que yo me sintiera incomoda. Mire hacia el paisaje que teníamos ante nosotros y suspire ante tanta inmensidad, era un gran día y Mark lo había hecho especial.
-Bonito atardecer-comento despreocupado.
-Si... parece como si alguien lo hubiera pintado en el cielo- mencione soñadoramente, derrepente la rueda se freno y nos dejo a los dos en la cima de está, lo mire y reí nerviosa.
-Corre mucho vienta acá, ¿no tienes frió?-me pregunto con un aire de preocupación.
-No, de hecho estoy muy cómoda a tu lado- a veces ni sabia que salia de mi boca, y gracias a ese comentario termine roja de la vergüenza y Mark mirándome con una media sonrisa en su rostro y como si no fuera suficiente el apoyo su cabeza encima de la mía, en cualquier momento me lanzaría de la rueda por los nervios, pero pronto el juego empezó a moverse otra vez y pudimos bajarnos con tranquilidad, sin soltarnos de la mano en ningún momento.
Fue a dejarme al departamento con tranquilidad, como si tuviera miedo de dejarme ir, y yo también lo sentía. Deseaba que esto se repitiera alguna vez mas, de estar a solas con él una vez mas, como si el tiempo que pasamos hoy no fuera suficiente para ninguno de los dos, "Ganas de más" me respondió mi subconsciente y no podía estar mas de acuerdo con ella.
Freno el auto en el estacionamiento y hizo lo mismo de siempre, se bajo y corrió a abrir la puerta en donde estaba yo, esta vez con un acompañante, un enorme oso llamado "Marcus". Caminamos a la entrada del edificio y no sabia que haría a continuación, no quería despedirme de él.
-Lista, sana y salva- me dijo entre risas nerviosas.
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-Gracias por el día de hoy Mark, de verdad lo disfrute muchísimo- abrace al oso- y creo que el estará feliz de acompañarme- sonrió ante mi comentario.
-Gracias a ti por aceptar, tenia miedo de que te aburrieras o algo por el estilo- me dijo un poco cabizbajo.
-Para nada, eres un gran compañero de salidas- le guiñe el ojo- me gusto conocerte un poquito más.
-A mi igual, de hecho me encanto el día de hoy- se instalo un silencio entre los dos, sabíamos que teníamos que decir adiós, pero ninguno se atrevía a dar el primer paso. Pero esta vez quise ser yo la primera y en un arrebato de personalidad le di un beso cerca de sus labios. ¿Era con intención? Puede ser... el caso es que camine hacia el ascensor con una sonrisa en mi cara y me di la vuelta solo para despedirme una vez mas con la mano, el me imito y no dejo de mirarme hasta que desaparecí en el ascensor.
Estaba eufórica, no paraba de cantar y de moverme dentro del ascensor y después en el pasillo del edificio, abrí la puerta del apartamento y Haneul seguía donde mismo la había dejado horas atrás, solo que ahora estaba comiendo un pote de helado de chocolate.
