Dulce Infierno

Capítulo 4.

La muy zorra de Holly si me había despertado temprano con sus llamadas pero simplemente la ignore volviendo a los brazos de Morfeo.

Me despierto con un lengüetazo en la cara, abro mis ojos y veo a mi pelusa sacudiendo la cola alegre, si pelusa, soy una madre cursi que llama a su mascota de todas las maneras que se me ocurran.

Apenas son las 12:30pm decidí que hoy me relajaría antes de ir a la casa de Holly , me levante y fui directo al baño llene la bañera con agua caliente y con esas esencias olor a vainilla. Lleve a coco al baño dejándolo en el suelo con un juguete para que se entretenga, encendí el equipo dejando que sonara mi lista de música empezando por A thousand years de Cristina Perri era una canción que sea cual sea el momento logra relajarme además que tiene una letra preciosa.

Después de un rato largo decidí salirme de la bañadera ya parecía una anciana con las arrugas en los dedos.

Abrí mi armario decidida a vestirme lo más cómoda, escogí un suéter unos jeans y mis converse que no faltan, juraría que puedo hasta ir a trabajar en converse.

Me maquille y deje mi cabello suelto lo tenía un poco más abajo de los hombros liso con algunas ondas que siempre me han gustado, me coloqué un perfume dulce que me encantan. Salí a la cocina en busca de la comida de coco y las llaves del auto, escogí una manzana para comer mientras y mis chicles de menta con los que estaba obsesionada, siempre tenía esa ansiedad de masticar y el chicle me saciaba.

Abajo en el auto metí a coco en mi bolso y nos dirigimos a donde Holly.

Le mande un mensaje antes de arrancar diciéndole que ya iba en camino a lo que respondió

"MyBoo"
«Me siento terrible, espero me consientas hoy»

Si me preguntan quién es la persona más dramática en en esta vida respondería sin pensar que Holly cuando está enferma. Encendí el reproductor dejándome llevar por el ritmo de Love me like you do, esa canción si me ponía de buen humor.

Estaba entrando a la casa de mi amiga, tenía todo un camino de césped con flores hermosas. Estacioné el auto y baje con coco, presioné el timbre abriéndome Milena quién era la nana desde pequeña de Holly. La mujer era bajita con cabello corto ya con algunas canas pero desprendía amor de cada uno de sus poros, era quien siempre nos alcahueteaba cuando los padres de Holly se daban cuanta que nos habíamos comido todas las golosinas en la noche y quien nos preparaba los desayunos más ricos.

- Pero si en mi niña Ada —dijo abrazándome con fuerzas y apretándome los cachetes.

- Milena como te extrañe —dije cuando me dejó de asfixiar.

- ¿Y esa bola de pelos? —pregunto por coco quien tenía su pequeña cabeza fuera del bolso.

- Este es coco —lo cargo y se lo muestro como una mamá orgullosa.

- Te lo robare, tú sube que Holly está en su habitación de lo más moribunda por una simple gripe —yo solo reí, me lo imagine así es ella.

Subí las escaleras hasta la cueva de Satanás. Entre sin tocar la puerta encendiendo la luz a lo que ella respondió con un sonido de vampiro cuando están en claridad.

- ¿Y así quieres tomar las 12 copas? —dije saltando a la cama.

- Te amo cariño pero necesito uno de tus caldos milagrosos. —respondió con un chorro de flema saliendo por su nariz.

- Holly Doll por amor a los clavos de Jesus pareces un mocoso de kinder — miré al rededor en busca de un pañuelo cuando me di cuenta que estaba sentada en montones de pañuelos desechables con mocos —ok esto traspasa la confianza de nuestra relación amistad-matrimonio, bajaré a prepararte la sopa te me paras y bajas no te quiero acostada todo el día — dije saliendo del cuarto.

- Si mamá —respondió con esa típica voz de gripe.

Abajo me conseguí con Milena quien me devolvió a coco diciéndome que se tenía que ir que me dejaba a la mocosa como regalito, la condenada me dejo el trabajo sucio.

Empecé a hervir los vegetales y el pollo para el caldo mientras tenía a coco mordiéndome el pantalón. Desbloquee el teléfono entrando a las redes sociales y así se me pasó el tiempo, y les prometo que solo fueron 5 minutos con 42 segundos que me olvide de coco. Voltee para buscarlo cuando vi que lo tenía un hombre alto de brazos y espalda ancha. Y este quien era, de seguro el jardinero no será.

Iba a aclarar la garganta para que me devolviera a MI coco cuando apareció Holly diciendo:

- Hermanito pero si no te esperaba por aquí —dijo y yo abrí los ojos como platos...