Día dos.
Estoy acostada con la vista fija al techo, sin ver algo en específico.
No dormí, lo poco que pude fue solo para tener pesadillas, me removía en la cama, pero con cuidado de no despertar a Aaron, el agotamiento en su cara es notable.
Soñaba con un pequeño en mis brazos, estaba en la playa aparentemente con Aaron porque podía visualizar varias cosas en la arena. Camine sola con el bebé en mis brazos hasta un lindo muelle, en cuestión de segundos el cielo de azul se convirtió en un gris de terror, cuando hago el ademan de retroceder y volver al lugar donde estaba veo una ola inmensa que viene hacia mí, trato de correr aferrándolo a mi pecho, pero me alcanza, cuando logro reponerme el bebé ya no está en mis brazos.
Me despierto y no es muy diferente la realidad.
Segundo día desde la perdida de nuestro bebé. El dolor de la cesárea no es nada, no se siente debido a los analgésicos, solo siento un hueco en el pecho y para eso no hay medicina.
No quise quedarme en el hospital.
No pudimos verlo en vida, duele tanto no saber cómo era su sonrisa, o sus ojos llenos de luz.
No hablo con nadie, no porque no quiera, sino porque siento que no podre hablar lo sucedido, se con total certeza que las personas que están a mi alrededor quieren lo mejor y que de verdad sienten que todo esto haya pasado, pero es solo que no quiero que nadie me diga palabras de lamento, ni miradas para consolarme, cuando lo único que deseo es olvidar todo.
Decido apartar todo tipo de pensamiento, desde hoy quiero pensar en algo más, y eso me recuerda a Holly, a pesar de todo lo que pasó sé que está contenta por su bebé y no he hablado con ella ni con nadie. Me levanto para buscar mi celular y recuerdo que llevo días sin verlo, me percaté de eso ayer cuando hablaba con otra paciente en la clínica a quien quiero escribirle también, por cierto.
Termino por revisar las cámaras del día que llegue para saber en dónde lo deje, porque marque a mi número, pero está apagado supongo sin batería.
Entro a la oficina donde están las grabaciones, cubro mi boca por la sorpresa de ver lo que está en cámaras, Holly rompiendo fuente. Otras me destrozan el corazón, veo a Aaron sentado en el jardín con la vista al mar, cuando de un momento a otro comienza a llorar, pero no es un llanto suave, es de esos que te causan espasmos, recuesta su cabeza en las rodillas intentando calmarse, veo la hora, fue cuando llego de la oficina ayer.
¿Cómo no lo pude notar?
Y como esa grabación hay más, en cualquier rincón de la casa en la que se sienta a solas, llora.
Es como una bofetada.
Lo peor para mi es ver a Aaron, porque sé que también se le fue arrebatado un pedazo de él, lo que tanto deseaba, lo que tanto nos costó conseguir, decidí cerrar la habitación del bebé por los dos, yo no pude entrar porque sabía que me iba a derrumbar, lo mismo le pasara a él, quise evitarle ese sufrimiento sin saber que yo también se lo estoy causando al no apoyarlo, que errada estaba.
Luego de ver las grabaciones doy con mi celular, lo dejo cargando mientras que bajo a la cocina y veo una nota.
"Amor, tuve que salir de emergencias al trabajo, prometo será la última vez, disculpa por dejarte sola, pero en lo que me desocupe regreso directo a la casa. Te deje el desayuno en el horno, solo lo tienes que calentar... te amo"
Se me estruja el corazón.
Subo a la habitación con el desayuno, tomo el celular, pero antes busco un papel.
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Dulce Infierno
RomanceAda Woods esa mujer sin filtro que dice lo primero que le pase por la cabeza, es torpe como ella sola, habla hasta por los codos y está más dormida que despierta. Pero ante todo es fiel a su familia y a sus seres queridos. A sus 23 años se traslada...