Capítulo 67.

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Ya terminamos de comer, estamos en la sala comiendo brownie con helado, también lo hizo la abuela. Anat nos envió un testamento agradeciendo los regalos para la bebé, que quedó fascinada con todo.

- Estuvo buena la comida. - le comenta Aaron a la abuela.

- ¿Quieres saber el secreto? Acércate. - le dice algo al oído.

- No puedo creer que se lo estés diciendo a él.

- Buen truco. Lo intentare la próxima.

- No se lo digas a nadie.

- De ninguna manera. - los observo atónita.

- Bubu. - enfoco mi vista - ¿Eso es un hilo lo que tienes puesto?

Mira hacia abajo y ve el pequeño hilo que sobresale de su pantalón.

- Sí. ¿O es que tu no los usas? Deberías. Compre un babydoll de encaje negro con rojo, pero cuando llegue a casa lo detalle mejor, y no me gusto, te lo enviare, esta nuevo. ¿Te gustaría Aaron?

Aaron tiene la vista de todos enfocadas en él. El pobre no sabe a dónde mirar.

» ¡Ay! ¿Me vas a decir que Ada no te ha hecho bailecitos?

- Abuela. - rio a carcajadas.

- Yo a mi edad no pierdo la sensualidad. Eso sí, no me va el sado, nada de eso. - rio más fuerte y mamá también. Peter y Aaron ni se mueven.

- Mi abuela esta quemada. - le hablo a Aaron - eso corre por la sangre. ¿No me ves a mí? Eso pasó de mi abuela a mi mamá, y de mi mamá a mí, estamos fritas. A nosotras nos entra una así de repente, que mi amorrrrr. Nos da el periodo a principio de mes, a mitad y a finales, y al otro también, eso es hereditario. - ahora los dos si ríen.

- Lo certifico. - habla Peter.

- Cariño, aquí hay tres mujeres, cuidado con lo que dices. - bromea mamá.

*

No me quería ir. Siempre termino sentimental cuando me despido de todos.

Estamos saliendo del ascensor de mi edificio, caminamos hasta mi apartamento y nos detenemos cuando vemos un arreglo de flores en la puerta.

- ¿Y esto? - le comento.

- No sé, no fui yo. - su rostro se transforma en seriedad, y sé que no fue el.

Frunzo mi ceño porque si no fue él, quien más pudo ser.

- ¿Tendrá tarjeta? - me inclino y consigo una.

- ¿Qué dice?

"No puedo explicar lo que siento cada vez que hablamos. Me encantaría conocerte más Ada...

Anonimo"

Tiene fecha del viernes. El viernes estaba en casa de Aaron, y después viajamos.

- ¿Quién te envió eso? - pregunta una vez entramos, y su tono es fuerte.

- Que voy a saber yo.

- Ahí dice que es para ti.

- Te estoy diciendo que no sé Aaron. - lo miro perpleja.

Recoge el ramo y lo deja en la isla, lo veo tenso.

- Hey. - lo tomo del brazo - ¿Qué tienes?

- Nada.

- No me mientas.

- ¿Botaras el ramo o lo dejaras ahí?

- Haz lo que quieras con él, la verdad no me interesa.

- Te lo enviaron fue a ti. - ya veo por donde va todo.

- No tengo ni la menor idea de quien lo envió, pero está claro que es una broma. - acaricio sus mejillas - no he hablado con nadie, al menos no de ese modo que insinúa la nota.

Suspira y relaja su rostro.

- Disculpa. Es la primera vez que siento esto por alguien, me da miedo que alguien pueda apartarte de mi lado.

- Lo entiendo, pero no tienes que desconfiar, porque no me iré a ningún lado. Ahora un besito. - cierro mis ojos y frunzo mis labios. Me da dos. - Te dije uno, no abuses - reímos.

Aaron le quitó la tarjeta al ramo y lo dejó en la puerta de al frente, la vecina más amargada del edificio.

- Estas son mis noches favoritas.

- ¿Cuándo comemos chatarra?

- Cuando comemos viendo películas y después nos acurrucamos.

- Y las mías también. - besa mis labio.

- Me siento extraña sin coco. - Marta nos convenció de dejarlo.

- Coco se la pasa más conmigo que contigo.

- La verdad es que sí. Mi hijo me reemplazo. - hago un puchero.

- Para eso me tienes a mí.

- Pero tú no ladras ni mueves la cola.

- Puedo hacerlo.

No logro adivinar quién pudo enviar el ramo. Tengo a Aaron en mi pecho, tiene un buen tiempo dormido ya, con la respiración relajada.

Los sentimientos hacia el son mayores, estoy enamorada y no dejare que nada ni nadie nos separe.

Dulce Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora