"Aaron Cromwell"
- ¿Puedes dejar de joderme así en mi casa? ¿Para que traes a Sasha?
- Hijo, porque me niego a que estés con esa mujer. Mira a Sasha - Sasha se mueve como si fuese un trofeo, no sé qué pasaba por mi cabeza las veces que salí con ella.
- ¿Qué voy a ver? ¿Alguien que piensa que soy un cajero automático? No sigas, ya. Ada es mi novia y no me interesa si te gusta o no, no saldré contigo ni con ella.
- ¿En serio caíste en manos de esa? - habla Sasha.
- Ya lárguense, no hagan que llame a Bob y a los de seguridad.
- Espero que cambies de opinión sobre esa mujercita. - dice Eva y sale.
- Hasta luego cariño, hablamos luego. - sin dame cuenta, besa mi mejilla-
Subo a la habitación y ahí está Ada. Ella si es la mujer de mi vida.
Está sentada en el suelo con coco, apenas me escucha, la deja y corre hacia mí.
- Hasta el quiere contigo, perfecto. - desvía su mirada hacia todos lados, menos a mí.
- Pero yo solo quiero contigo - me ve, y parece que su frente fuese a desaparecer por los pliegues.
- Tienes labial en la mejilla, y no es de tu mama porque ella no tenía.
¿Qué demonios? Ni me había fijado en que no llevaba.
» Límpiate. - se levanta y camina hacia el baño, la sigo, pero cierra la puerta con seguro.
- Ada. - no responde. Me siento en la puerta y toco - princesa.
- No me digas así. - rio ante su rabieta.
- Pero si eso eres, mi princesa. - silencio de nuevo.
Tomo la patica de Coco y comienzo a pasar sus garras en la puerta.
» Coco te llama.
Abre la puerta, me quita a coco y no me da tiempo de entrar o tomarla del brazo, porque me cierra la puerta en la cara.
- ¿Quieres cenar?
- Si, para quedarme sin bragas también.
- Eso es mentira, nunca sucedió.
- Mentira es lo que estás diciendo.
Escucho a coco olfateando en la ranura de la puerta.
- Ya ni coco quiere estar conmigo.
- Abre la puerta, no te pongas así.
- Tengo a una bruja como suegra.
- Eso no te lo refuto. - rio - ya, abre la puerta que quiero uno de esos besitos tuyos.
Ada es la única mujer después de London, a quien le suplicaría de esta maneta. Y es que después de haberme dicho ese te quiero, creció más lo que siento por ella, esto no es nada pasajero. Es algo claro que también sentía lo mismo, solo que no quería asustarla diciéndolo. Me tiene a sus pies, además que con ninguna mujer había llegado hasta este punto.
Por estar pensando no escuche lo que dijo.
- Perdón, no escuche.
- ¿Ves? Ahora ni me prestas atención.
- Estaba pensando en cuanto te quiero. - no responde.
Después de unos segundos escucho que quita el seguro de la puerta y me levanto. Está sentada en el retrete con los brazos cruzados y le sonrío cuando me ve.
- Pareces toda una niña malcriada.
- No te has limpiado el labial-
Tomo una toalla que esta guindada, la remojo y se la extiendo.
- Límpiame tú. - me coloco de cuclillas para estar a su altura.
Recibe la toalla y me limpia de manera brusca, sé que lo hace apropósito.
» ¡Auch! No tan fuerte. - me lanza una mirada nada agradable.
- No tengo culpa que su labial sea tan intenso como ella.
- ¿Estas molesta?
- No.
- No me mientas.
- No te miento, no estoy molesta. Solo frustrada. - termina, deja la toalla en sus piernas y observo sus dedos jugando.
- ¿Por qué?
- Porque la vida está empeñada en que peleemos.
- Pero no lo hacemos.
- Por los momentos no, pero llegara el día en que lo hagamos, si sigue este psicópata enviándome cosas, o tu mama regalándote a Sasha. Me frustra que esa persona logre que desconfíes es entendible.
- Yo confío en ti.
- Y yo en ti. - alza su vista y veo la vulnerabilidad y preocupación en sus ojos.
- Pero es que, el que envía las flores parece espiarme. Porque sino, ¿cómo sabe que fui a comer sola? - y es algo que estoy averiguando.
- Ahora saldrás con Bob.
- ¿Y a ti quien te salva de las garras de tu mamá? Yo no tengo problema en hacerlo, pero será a mi manera.
- Creo que eso tendría como consecuencia tú en la cárcel. - ríe después de un buen tiempo.
- La odio. No se parece en nada a ti, ni a London.
- ¿Quieres helado?
- Vas a necesitar más que helado - vuelve a cruzarse de brazos.
Y ya sé que necesito...
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Dulce Infierno
RomanceAda Woods esa mujer sin filtro que dice lo primero que le pase por la cabeza, es torpe como ella sola, habla hasta por los codos y está más dormida que despierta. Pero ante todo es fiel a su familia y a sus seres queridos. A sus 23 años se traslada...