CAPÍTULO 11: "Solo quiero cuidarte"

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Narra Mar:

Me despertó un olor a perfume caro. Muy de cerca. Las sábanas eran blancas, limpias, perfectamente planchadas. Las paredes estaban pintadas de azul... ¿Estaba realmente en el cielo? Creo que sí...

— Buen día Mar — dijo él mientras me acariciaba la mejilla.

Lo miré. Thiago, el hijo de Don Bartolomé. Estaba junto a mí, tocándome, acariciándome, despertándome con mucho mimo. Hacia años que nadie me despertaba de manera tan tranquila.

— Tenés que irte, sino mi viejo nos va a matar. Te acompaño a tu cuarto, ¿dale?

Asentí con la cabeza, y con su ayuda me incorporé de la cama. Puse los pies en el piso y lo miré. Él era perfecto, y yo era un desastre. Llevaba solamente un bóxer... parecía modelo. Su cara no podía ser más linda, pero sabía perfectamente que él nunca estaría a mi alcance. Me agarró la mano y me levantó de la cama delicadamente. Después me peinó un poco con su mano y me desenredó el cabello con los dedos.

— Tenés un pelo muy lindo Mar... Espera — se dio vuelta y abrió uno de sus cajones, sacando un cepillo —. Tomá — me lo puso en las manos —, ahora es tuyo.

— No lo quiero — dije yo tirándolo al piso.

Él me miró, se agachó y lo agarró. Además de lindo era paciente... Lo volvió a poner en mis manos sonriente.

— Tomalo como un regalo Mar... en serio. Te lo doy de corazón. Con el vas a estar mucho más linda de lo que sos. Y ahora, vamos abajo, ¿sí?

Salimos del cuarto de Thiago en silencio, bajamos por las escaleras y giramos a la izquierda rumbo a mi cuarto.

— ¿Alelí no duerme con vos? — susurró.

— Se quedó a dormir con Rama — le digo sentándome en la cama.

— ¿Y no te da miedo dormir sola?

— No, he pasado por cosas peores — abrí mi cama, me metí dentro y me arropé.

— ¿No querés que me quede con vos? — me preguntó sentándose al borde de mi cama —. A mí me daría un poco de miedo dormir acá solo.

— Yo estoy bien tranquilo, anda a tu cuarto que cómo nos vea Justina nos va a matar.

— Es que me da cosa dejarte acá sola Mar — me intentó acariciarme en la mejilla pero yo le aparté la mano rápidamente.

— ¿Entendés lo qué significa andate?

— Bueno, te dejo sola... — Thiago se levantó de mi cama —. Pero que sepas que si te pasa algo no voy a venir.

— Bueno — yo me acurruqué en la cama y me puse del lado derecho, como hacía siempre, para empezar a dormir.

— Mar — volvió a llamarme él.

— ¡Andate denso!

Y de repente, unos pasos comenzaron a escucharse por el pasillo. El ruido de las tuberías de abajo empezó de nuevo a sonar. Me hice un ovillo. Parecía cómo si alguien estuviera en el subsuelo y quisiera venir arriba a matarnos. Thiago volvió a sentarse en mi cama, junto a mí.

— Chau — dije.

— Pero si estás muerta de miedo.

— ¡CHAU! — grité.

— ¿QUIÉN ANDA AHÍ? — la voz de Justina se escuchó desde el pasillo. Thiago se sacó los zapatos y se metió en mi cama rápidamente, tapándose con las sábanas hasta arriba. Justina entró en mi cuarto y encendió la luz de golpe —. ¿YA DESPIERTA MARIANELLA?

— Me despertaron los ruidos de las tuberías — dije yo con los ojos cegados por la luz de la bombilla.

— ¿Y ese bulto de la cama que es? — dijo tocándolo.

— Alelí es... cuando han sonado se ha metido conmigo en la cama.

Justina me miró de nuevo con cara de amargada. 

— Duerman o sino saldrán a dormir al jardín, ¿me han entendido? — después salió del cuarto y siguió caminando adelante por el pasillo, taconeando fuertemente.

Thiago asomó por debajo de las sábanas riendo.

— Casi.

— Me llegan a mandar al jardín por tu culpa y te mato concheto.

— Mar... calmate, ¿sí?

— Andate a tu cuarto, me estás agobiando.

Thiago me miró y me acarició la cara:

— No pretende agobiarte linda... Solo quiero cuidarte — pasó su mano por mi frente y comenzó a acariciarme el pelo.

— Sé cuidarme sola.

— Ya... pero, ¿no crees que deberíamos llevarnos bien Mar? No sé... vamos a vivir juntos, vamos a estar juntos muchos años. Quiero llevarme bien con vos. Yo sé que tenés un corazón enorme, noble y bueno... Y sos muy linda, y muy buena. Quiero cuidarte y ser tu amigo... Déjame que sea tu amigo Mar por favor.

Yo nunca había tenido un solo amigo. En el orfanato me imponía y nunca había tenido un solo amigo... Pero cuando llegué acá, todo cambió. Los chicos eran buenos, querían ser mis amigos, incluso Thiago quería ser mi amigo... ¿Acá todos eran ángeles? ¿Todos eran buenos? ¿Y si eran tan buenos porque querían hacerme algo?

— ¿Vos querés ser mi amiga Mar?

Lo miré y me mordí el labio.

— ¿Sí o no? Si no querés me alejo y te dejo en paz... Pero, intentemos ser amigos, por favor.

Asentí. Él me sonrió y me abrazó. Su perfume me envolvió... y nos quedamos dormidos los dos, juntos, pegados... abrazados. 

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