Lance se levantó a mitad de la noche.
Sus pies desnudos rozaron el frío suelo y se encaminó hacia la puerta. Agudizó el oído, desde donde estaba podía oír los extraños ronquidos silbantes de Hunk... y otros sonidos provenientes de su cuerpo. Pasó por la habitación de Pidge y confió en que estuviera dormido. «—Dormida— se corrigió».
Aún no se acostumbraba a pensar en Pidge como chica, a pesar de que habían pasado meses de ello, en lo que a él concernía Pidge era un niño dentro del cuerpo de una niña. Así de simple.Cruzó el pasillo a oscuras. La oscuridad se cernía sobre él, cortada solamente por la luz azulada propia del castillo. Llegó hasta la puerta y la abrió con facilidad. Keith estaba acostado dándole la espalda, la manta apenas le cubría. Lance sonrió en la oscuridad y se acostó junto a él, rodeándolo con sus brazos.
—¿Quieres hablar?— preguntó Lance, su voz amortiguada por el cabello de Keith.
—No, sólo quiero dormir.Lance cerró los ojos, no tenia idea de a donde iba a llegar todo eso. Y tampoco sabía muy bien como había sucedido, aunque, por otro lado, recordaba perfecto como había comenzado.
Había sido casi dos semanas después de que Shiro desapareció y Allura estaba volviéndose histérica porque Keith no aceptaba su nuevo liderazgo de Voltron. Y después de perder en el piedra, papel o tijera (que Allura no comprendió) le había tocado a él ser el encargado de levantar a Keith a la fuerza.
Tenía ya un discurso preparado, (con todo y amenazas). Abrió la puerta, casi a patadas, y se acerco a Keith, que yacía en la cama con las sábanas cubriéndole la cabeza. Las apartó con violencia y se preparó para gritar cuando las lágrimas en los ojos del chico lo detuvieron. Todo su discurso se esfumo, se sentó junto a él.—Keith...
El chico se aferró a su cuello y Lance se balanceó peligrosamente, sus brazos colgaron laxos sin saber que hacer con ellos, de pronto recordó a su madre, recordó como ella lo abrazaba cada vez que Lance llegaba con las rodillas sangrando y llorando sin tregua.
Rodeó con sus brazos a Keith, que pareció hundirse sobre él. Le acarició el cabello tal y como su madre lo hacía y lo dejo llorar sobre su hombro.—No es justo— susurró Keith contra la chaqueta de Lance—. Yo no puedo hacerlo.
—¿Hacer qué?
—Liderar Voltron, no puedo hacerlo.
—Keith, en realidad no tienes opción— respondió Lance separándose de él y mirándolo a los ojos—. Shiro te escogió y no hay vuelta atrás.
—Es un maldito egoísta— gruñó Keith–. Nos abandono y ahora pretende que tome su lugar como si nada, ¿por qué yo?, ¿por qué Allura no?
—No sé, tal vez no estaba pensando bien cuando te escogió a ti, es decir, mírate, no das mucho confianza.Keith lo golpeó en el brazo.
—Sabes, comenzabas a caerme bien.
—Me alegro de que no llegara a tanto– replico Lance riendo. Se puso serio—. Mira sé que es difícil, pero ahora mismo Voltron necesita un líder, y tú eres la única opción.
—¿Qué hay de ti?
—Paso, mucha responsabilidad. Lo que yo necesito es dormir, Allura un sedante, Hunk dos tallas más grandes de ropa y Pidge un nuevo pasatiempo que no sea tratar de electrocutarme con lo que sea que intenta hacerle a los trajes.Keith se rió, Lance se levantó de la cama.
—¿Entonces yo sólo necesito ser el líder?
—No, Voltron lo necesita, tú... un corte de cabello urgente— replicó Lance, alborotado cariñosamente el oscuro cabello de Keith—. Deberías agradecer que fui yo y no Allura quien vino, ella te habría sacado a patadas de aquí.
—No lo dudo.Lance asintió solemne y se acercó a la puerta.
—Gracias.
—No hay problema— Lance le dirigió una sonrisa radiante y salió de la habitación.
Horas después Allura perseguía por todo el castillo a Keith por haber expresado su opinión acerca de la incapacidad de Allura de controlar el león rojo.Esa misma noche, Lance había encontrado una nota en su almohada: “Tenemos que hablar. Te veo a medianoche. K. ”
No tenía que ser un genio para saber que la K. se refería a Keith. Frunció el ceño, qué podía querer aquel chico y a mitad de la noche, se recostó en la cama y pensó en su familia. Sintió las lágrimas pugnando por salir y dejó el tema para otro momento.
Justo a medianoche Lance entró a la habitación de Keith, el chico estaba sentado en la cama con un montón de hojas de papel.—Bueno, ya estoy aquí. Espero que tengas una buena razón para hacerme venir a mitad de la noche.
—Eso creo— Keith tenía un ojo morado, cortesía de Allura—. Quiero que tú manejes el león rojo.
—Oh no, no, no, ni lo pienses. No voy a subir a ese león. Me quedo con el mío, muchas gracias.
—Vamos, Lance, estoy seguro de que podrás manejarlo.
—No. Me niego, soy muy joven para morir.
—No vas a morir.
—No puedes saber eso.
—De acuerdo— dijo Keith encogiendo los hombros—. No sabía que fueras un cobarde.
—¿Acaso estás usando psicología inversa conmigo?
—Tal vez. No sabía que supieras que eso existe— replicó burlón.
—Eres patético, ya lo sabía, pero esto lo confirma.
—Lance, por favor, sé que puedes hacerlo, te necesito, por favor.
—Acabas de decir dos veces “por favor”.
—Eso indica lo desesperado que estoy.
—No.
—Lance...
—No.
—Por favor.
—Agh, de acuerdo— aceptó Lance, no quería quedar como un cobarde frente a la princesa— pero tú se lo dices a Allura.
—Hecho.Lance tocó delicadamente el ojo lastimado de Keith.
—¿Duele mucho?
—Sólo si lo toco.
—Oh bueno, en ese caso.Lance se arrojó sobre él presionando con firmeza la delicada y sensible piel, Keith soltó un quejido y lo tomó como pudo de las muñecas para evitar que siguiera torturándolo, ambos se detuvieron al mismo tiempo y se miraron a los ojos, Lance encima de Keith. El moreno fue el primero en apartar la mirada, se zafó, quizás con demasiada brusquedad, y se acomodó la camiseta que en la lucha se le había levantado, mostrando su abdomen delgado y firme.
—Nos vemos en la mañana— se despidió Lance, evitando mirar a Keith. El otro sólo asintió.
A la mañana siguiente, Allura los persiguió a ambos.
Lance (de vuelta al presente) se apartó sorprendido de Keith. ¿Cómo había llegado a eso?, ¿en qué momento habían pasado de hablar sobre sus problemas con el equipo, de la desaparición de Shiro, a dormir juntos y... abrazados?, ¿en qué momento le había parecido normal dormir con un chico? Por supuesto, no tenía nada en contra de... eso, él creía firmemente en que el amor era universal y que no debería importar el género de la persona amada, pero... ya no sabía que pensar, es decir, él mismo era bisexual, pero jamás se imaginó terminar saliendo con alguien como Keith, el muy imbécil.
Salió de la cama y de la habitación odiando a Keith, ¿por qué aquel chico lo había permitido?, ¿por qué no se había removido inquieto y exigido que no hiciera eso?, ¿por qué...?, mejor no pensar en ello.
Llego a su habitación y se echó en la cama, ¿qué seguiría ahora?
Después de casi una hora cavilando, decidió que no volvería a entrar a la habitación de Keith.

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Don't Leave Again
FanfictionDespués de la desaparición de Shiro, Keith debe hacerse cargo de liderar a Voltron. Pero antes de enfrentarse a Zarkon y al príncipe Lotor, debe aprender a trabajar en equipo sin querer matar a sus compañeros, en especial al idiota de Lance.