Voltron

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Llegaron sin mucho problema.

Lo que extrañó a todos. No debía ser tan fácil.
¿Dónde estaban las armas listos para matarlos?
Era imposible que no los hubieran detectado.
Era demasiado bueno para ser cierto.

—¿Y qué haremos? —preguntó Pidge mordiéndose los labios por los nervios, estaba tan cerca de Matt, era casi como si pudiera verlo, lo había extrañado tanto...
—Bueno, evidentemente nos esperan. Quieren que entren —dijo Allura, lucía pálida. Habían decidido que Allura se quedará en el castillo, tenía que estar fuerte para sacarlos de ahí y una pelea no era precisamente la mejor idea de recuperar fuerzas.
—Entraremos en el león verde, no hay necesidad pero nos haremos invisibles. Ya dentro buscamos a Shiro y a Matt y salimos rápidamente, no quiero encontrarme con Lotor. No aún —explicó Keith.
Pidge notaba algo extraño en él, no sabía que era, pero sospechaba que tenía que ver con Lance. ¿O acaso no era siempre Lance?
Aunque al parecer ya no quería matarlo, mas bien todo lo contrario.
—Suena bien —apoyó Lance, lo que no hizo más que aumentar sus sospechas.
—¿Y si nos acorralan? —preguntó Hunk.
—Disparamos —contestaron al unísono Lance y Keith. Se miraron y sonrieron como si conocieran una broma que los demás no.
De acuerdo, algo les pasaba a esos dos. Pero luego averiguaría qué, en ese momento sólo podía pensar en Matt.

Entraron a la nave sin dificultad. Nada de disparos a lo loco ni feos monstruos come cabezas.
Lo que puso realmente nervioso a Hunk. Se encontró deseando que los atacarán, al menos así sabría cómo reaccionar.
Caminaron por un pasillo mal iluminado que le recordó las noches que él y Lance se escabullían de sus habitaciones; cruzaron las puertas abiertas como bocas mortíferas. Sabían lo que pasaba. Sabían que estaban siendo conducidos a un lugar en especifico, no eran idiotas, pero ¿qué más podían hacer?
Nada, sólo avanzar.
Llegaron a una puerta cerrada. A su lado Pidge se tensó. Lance y Keith estaban frente a ellos, hombro con hombro. Keith parecía nervioso, el sudor le cubría la frente, lo sabían, sabían que habían llegado, ¿a dónde? Ni idea. Keith le hizo un gesto a Pidge que se apresuró a ir hacia los controles. Hunk no pudo ver lo que hacía pero funcionó. La puerta se levantó con un ruido espantoso. La luz lo cegó. Y los aplausos lo dejaron sordo.

Maldito hijo de... —susurró Lance, en español, por lo que Keith no le entendió. Pero debió haber sido una grosería por su cara.
Estaban en una arena.
Y Shiro estaba atado a un poste alto, a casi seis metros sobre el piso.
Pero no se veía a Matt por ningún lado. Un extraño tirón en el estómago le indicó que quizás Matt estuviera muerto.
—¿Dónde está Matt? —susurró Pidge buscando con la mirada a su hermano.
Keith le dio un vistazo a Lance que de pronto se había puesto pálido.
«Oculta algo»  —pensó
—Bienvenidos paladines de Voltron. Los esperábamos —Keith miró hacia arriba. Frente a ellos, en una especie de balcón por encima de la arena estaba Lotor.
Su rostro afilado mostraba un irónica sonrisa. No pudo evitar darse cuenta de que el cabello de Lotor era idéntico al de Allura, aunque quizá sólo fuera una coincidencia, ¿verdad?
Había algo en él que le ponía los pelos de punta.
—¿Dónde está mi hermano? —gritó Pidge sobreponiéndose al ruido del ¿público?
—Muerto —dijo Lotor con una entonación que dejó en claro que disfrutaba dar la noticia.
Pidge palideció de golpe, Hunk, detrás de ella, le tomó de la mano. Keith miró a Lance. Su rostro era una máscara de furia.
«Lo sabía —pensó— él ya lo sabía».
—Pero su amigo Shiro no lo está, ¿por qué no nos entretienen un poco? Peleen por su amigo.
Lotor dio una palmada y alrededor de ellos cuatro puertas se abrieron. Keith miró hacia atrás, la puerta por donde habían llegado permanecía abierta pero ahora había al menos diez soldados evitando el paso.
—Bien —dijo de pronto Lance. Y corrió.

No tenía mucha idea de lo que estaba haciendo. Sólo estaba furioso. Corrió en línea recta tratando de llegar hasta Shiro. Pero lo que en realidad quería era arrancarle los dientes, uno por uno, a Lotor. Por Pidge. Por la increíblemente lista, Pidge. Había visto su rostro al saber la noticia de su hermano y sintió su corazón romperse, no podía soportar verla sufrir. Le recordaba a su hermana y por ello tenía una furiosa necesidad de cuidarla, de evitar que sufriera. Y de asesinar a cualquiera que la lastimará.
Un gladiador apareció por su derecha con una lanza en alto. Lance la esquivó y lo atacó golpeándolo en la cabeza con su arma. El hombre se tambaleó y cayó de espaldas con sangre negra saliendo de su frente, alguien chilló a sus espaldas y se giró a tiempo para evitar que una mujer de casi tres metros le aplastará la cabeza con un mazo. Rodó por el suelo, la mujer volvió a atacar y no le dio a Lance por escasos centímetros. Su frente estaba cubierto de sudor, se levantó de un salto, y disparó al arma de la guerrera, un rayo de hielo la cubrió, Lance tomó impulso al ver la cara de sorpresa de ella y saltó golpeando el arma que se soltó de la mano de la mujer. Ella gritó furiosa. Lance sintió movimiento detrás de él y se hizo a un lado a tiempo, el gladiador al que había atacado se había levantado y arrojado su arma contra él, la lanza cruzó como una rayo y se clavó en el vientre de la mujer. Ella soltó un quejido y se desplomó. Sangre de color verde salía de la herida. Lance disparó al  hombre y éste quedó convertido en una estatua de hielo.
Un grito le llegó por la izquierda y vio a Hunk tirado en el suelo enzarzado con una hombre tan corpulento como él, Hunk lo hizo rodar y lo golpeó con su arma. El hombre se quedó inconsciente. 
A su derecha Pidge saltaba sobre un ¿hombre? Y le dio una descarga eléctrica que lo hizo caer, volutas de humo salían de su cabello.
Keith llegó hasta él, tenía un feo corte en la mejilla y la mano le sangraba.
—Liberálo  de las cadenas —dijo señalando a Shiro que estaba a varios metros más adelante —Nosotros te cubrimos.
Lance vio a Hunk y a Pidge, que lo miraron con decisión. Lance comenzó a correr hacia Shiro.

Don't Leave AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora