Keith

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Keith echó en falta el calor de Lance a su lado. Ese era el único momento en que Keith podía tocarlo sin que el otro lo empujará.
Si bien Lance no sabía cómo habían llegado a tal punto, Keith lo sabía muy bien pues fue él mismo el que lo había provocado.

Lance estaba demasiado cansado, los ojos apenas los tenía abiertos y bostezaba constantemente, finalmente Keith le había sugerido quedarse a dormir ahí, Lance ni siquiera tuvo energía para negarse y cayó, cual largo era en la cama de Keith.
El chico lo vio dormir plácidamente, a diferencia de los demás, Lance apenas hacía ruido, movía la nariz de una manera graciosa y en algún momento se aferró a Keith como si éste fuera un peluche, incluso llegó a besarlo en la frente.
Después de ello, Keith hizo el entrenamiento aún más riguroso, sobre todo para Lance, por lo que en el momento de su habitual charla, el moreno apenas se mantenía en pie, Keith lo aprovechaba al máximo, lo forzaba a abrazarlo mientras dormía confiando en que algún día, Lance lo hiciera por si solo. Como ese día.

Keith estaba feliz. Aunque había comenzado a querer más. No recordaba el momento exacto en el que se había enamorado de Lance, creía que había sido después del ataque de Sendak al castillo, en el momento en que Lance se había levantado y disparado. Keith lo había acunado entre sus brazos deseando que el moreno abriera los ojos. En ese momento creyó que Lance y él habían pasado a otro nivel. En serio, creyó que habían estrechado un vínculo, vínculo que podría convertirse en algo más. Había permanecido en vela mirando su cuerpo dentro de aquella cámara deseando entrar a ella y abrazarlo, y cuando finalmente salió de ahí, estuvo a punto de apartar a Hunk de un golpe y sostener a Lance contra sí, pero el muy idiota lo arruinó todo con ese estúpido coqueteo hacia Allura y ¿qué había hecho él?, girar la cabeza a una lado para evitar golpearlo o besarlo, no estaba seguro.
¿Qué pasaría ahora? Realmente quería a Lance, tanto que le dolía, pero no estaba seguro de que era lo que pasaba por la mente de Lance. ¿Sentía lo mismo? Decidió no pensar en ello por el momento y cerró los ojos.

Esa mañana Lance lo ignoraba deliberadamente. Cuando se habían encontrado en la cocina éste se había dedicado a hurgar en la comida, ignorando a todos, y cuando finalmente lo miró, en su rostro había aparecido una máscara de odio que lo dejó helado.

-Sabes Allura, hoy te ves más hermosa que de costumbre- dijo Lance.
-Gracias, Lance- contestó Allura sin prestar demasiada atención.

Y luego Lance lo miró con arrogancia, dejando en claro... sólo él sabía qué. Tenía ganas de golpearlo, de clavar su arrogante rostro en el plato y patearlo hasta que quedará inconsciente. Pero no lo hizo.
Se vengo en el entrenamiento.

-¿Qué pasa entre tú y Lance?- Pidge lo miraba con ojos brillantes. Había notado la fricción entre él y Lance y ahora le exigía respuestas.
-No sé a qué te refieres.
-No insultes mi inteligencia, Keith. Anoche ví a Lance entrar a tu habitación y no es la primera vez.
-No sucede nada, sólo hablamos.
-¿Sobre?
-Sobre todo, Voltron, Zarkon, Shiro.
-Claro- dijo Pidge, no muy convencida- se ve molesto.
-Sí.
-¿Sabes porqué?
-¿Debería?

Pidge sólo rodó los ojos como si pensará "hombres " y se acercó a Lance, éste le sonrió amable y se alejó con ella y con Hunk a ver la vaca, seguramente. Keith suspiró, realmente lo quería, aún con aquella estúpida vaca.

La noche había llegado, o al menos eso parecía, en el espacio todo lucía igual, sólo eran conscientes del paso del tiempo gracias a los relojes que Pidge llevaba, de lo contrario... Keith esperaba despierto la llegada de Lance, movía nerviosamente las manos decidido a terminar por confesarlo todo. El reloj marcó la medianoche, Lance siempre era puntual a esos encuentros. Esperó un minuto, dos, tres; esperó diez, quince, pero Lance no aparecía. Harto decidió ir él.
Se levantó y cruzó el pasillo sin importarle lo más mínimo que alguien lo viera, entró en silencio. Lance estaba dormido con el rostro frente a la puerta, se veía más joven de lo que era, y lucía tan indefenso, tan frágil que no pudo resistirse a meterse en la cama con él y rodearlo con los brazos.
Lance se despertó asustado y empujó al intruso fuera, tirándolo de la cama. Keith soltó un quejido y Lance encendió una trémula luz que apenas iluminaba.

-¿Keith, pero que demonios... ?
-No fuiste- Keith fue consciente de lo patético que había sonado.
-Keith...
-Te espere, pero no apareciste- estaba a punto de echarse a llorar. Se sentó junto a el y lo abrazó, notó como el chico se resistía y lo apretó más contra sí.
-Keith...
-Te quiero- dijo expulsándolo de su ser- te quiero, Lance, te quiero, te quiero.
-Keith- Lance lo apartó con violencia y Keith cayó al suelo- no sigas.
-Pero es verdad, te quiero y sé que puedes quererme, sólo tienes que...
-Vete Keith.
-Lance...
-Vete, no volveré a repetirlo.
-Por favor... - Keith tenía un nudo en la garganta. Las lágrimas comenzaron a brotar silenciosas.
-¡Fuera!- gritó Lance, su rostro deformado por la rabia.

Keith se levantó pesadamente, lo miró a través de la cortina de lágrimas de sus ojos y salió corriendo a su habitación sin importarle si alguien lo veía. Entró y se arrojó a la cama, apoyó el rostro contra la almohada y dio rienda suelta a su tristeza.
¿Por qué dolía tanto?, ¿por qué nadie podía amarlo?

Lloró hasta que se quedó dormido.

Don't Leave AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora