Lance

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Lance salió corriendo del hangar. Debía avisar a todos de su extraña comunicación con Shiro. Llego hasta el puesto de mando cubierto de sudor, en Arus hacia más calor que en Cuba.

—Están todos, bien, tengo noticias— anunció apoyando las manos en las rodillas tratando de recuperar el aliento— Shiro está bien, esta con Matt.

Sus palabras cayeron como bombas para todos, un silencio sepulcral pareció inundar el lugar.
Pidge fue la primera en moverse, casi saltó sobre Lance.

—¿Qué quieres decir con qué está con Matt?

Lance levantó un dedo pidiendo un segundo para reponerse pero Pidge no se lo dio, lo tomó de los hombros y lo zarandeo revolviéndole las ideas.

—Déjenlo hablar— pidió Allura.
—Acabó de hablar con Shiro, fue algo raro en realidad, porque estábamos flotando y...
—No nos interesa, Lance— casi gritó Pidge— ¿qué te dijo, están bien, cómo se encuentra Matt?
—Demasiadas pregunta, ¿no crees?
—¡Lance!— gritaron al unísono Pidge y Allura.
—De acuerdo, ya. Shiro dijo que había encontrado a Matt y que los dos estaban bien, que nos preocupáramos más por ser un equipo— escuchó a Keith resoplar.
—¿Y?, ¿eso fue todo?, ¿no dijo cuándo volvían?
—Pronto, y que lo sentía por haberse ido así.
—Un momento— dijo Hunk— ¿cómo fue que hablaste con Shiro?
—Intenté decírselos. Fue raro, estábamos flotando en el espacio.
—¿Comunicación mental?— Pidge frunció el ceño— Eso es nuevo.
—No realmente— intervino Coran— ese tipo de comunicación es bastante común entre paladines.
—Oh, y dijo algo sobre un tal Lotor, al parecer está organizando sus propios juegos del hambre con habitantes de otros planetas.

Allura se puso pálida de pronto.

—¿Lotor? — repitió con un ligero temblor en la voz.
—¿Lo conoces?— preguntó Lance arrugando el ceño.

Allura miró a Coran que también se había puesto pálido. Asintió.

—Sí, lo conocí, pero eso fue hace mucho tiempo.

Allura estuvo a punto de decir algo más pero fue interrumpida por Pidge.

—¿Y por qué habló contigo y no con alguien más?
—Porque mi mente está más relajada que la de ustedes, dijo que...
—Por supuesto que es más “relajada”— intervino de pronto Keith— sólo mírate, eres patético.
—¡Keith!— exclamó Hunk.
—Acéptalo, Lance, de todos nosotros eres el más débil, el reemplazo, por qué, ¿qué aportas realmente?, estúpidos coqueteos, bromas idiotas que a nadie divierte, eres el peor de nosotros, si decidieras irte ahora a tu preciada Tierra, puedes hacerlo, ni siquiera nos daríamos cuenta de que te fuiste hasta después de un semana, cuando nos diéramos cuenta de que la paz reina en el castillo, no te necesita nadie, Voltron no te necesita, no eres más que un estorbo— Keith estaba de pie ante él, cada palabra fue como un dardo venenoso en su corazón, Keith sonrió con maldad, sus ojos brillaban con odio, pasó junto a él y salió de la sala.

Lance se quedó de piedra, todas sus inseguridades volvieron de golpe, porque ¿acaso no pensaba lo mismo? Escuchó a Pidge pero no entendió lo que ella le dijo, se sentía como si estuviera dentro de una burbuja, los sonidos a su alrededor estaban distorsionados, como si pasarán antes por un túnel, sintió náuseas, ignorando por completo a Pidge y a los demás que intentaban hablar con él,  salió del lugar.
Alguien lo alcanzó y lo hizo darse la vuelta. Hunk lo atrajo hacia él y lo abrazó fuertemente, se sintió bien, el nudo de su garganta disminuyó un poco, pero no lo suficiente, sintió como Hunk aflojaba el abrazo y aprovechó para escabullirse y entrar a su cuarto cerrando la puerta.
Se echó a la cama. Keith tenía razón, él no era nadie, en la escuela había sido un completo fracaso y si no hubiera sido porque Keith fue expulsado nunca hubiera tenido la oportunidad de ser piloto, de sus hermanos también era el de menor valor, David era el mayor, el que había trazado el camino para ellos, el rebelde pero responsable, era su héroe. Scott era el intelectual, leía todo el tiempo y tenía excelentes calificaciones, Susana era la pequeña, la princesa pero era la más fuerte de los cuatro, no se acobardaba ante nada ni nadie, ¿y Lance?, ¿qué era él?, nadie, no tenía identidad, lo único que tenía era una familia, ellos eran la única razón por la que no se rendía, lo había pensado, bastante, terminar con todo, irse rápido, pero sabía que si lo hacía, sus hermanos lo revivían y luego lo volvían a matar, así era ellos. Aunque tenía a Javier, ¿no?, no, ya no. Él se había ido también dejando un vacío difícil de llenar.
¿Y si lo hacía?
¿Y si se rendía?
¿Y si...?
No, quería ver a su familia por última vez y quizás...

Se quedó dormido. Ya se había cansado de llorar.

Don't Leave AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora