Javier

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-Por favor, ven conmigo.
-No puedo. Lo sabes.
-Claro que puedes. Subimos y nos largamos.
-Nos vigilan.
-Podemos contra ellos.
-Tal vez, pero prefiero no arriesgar tu vida.
-No. No es eso. No quieres irte por el maldito hermano de Barney.
-¿Barney?
-No te hagas el tonto, sabes a quién me refiero.
-¿Qué tiene que ver Lotor en esto?
-No quieres alejarte de él, ¿qué ahora lo amas?
-¡Sabes que no!
-Demuéstralo. Vámonos. Ahora.
-No puedo. Tú debes volver a la Tierra.
-No sin ti.
-Javier...
-Lance.
-No me hagas esto más difícil.
-¡Lo haré, maldita sea! ¡No me iré sin ti!
-¡Lo harás! ¡No quiero verte!
-¿Qué?
-Yo... Ya no me interesas.
-Mientes.
-Ojalá lo hiciera. Ya no te quiero Javier.
-No. No me hagas esto. ¡Sólo lo dices para que me vaya!
-Lo digo porque es la verdad. Vete, vuelve a la Tierra, vive.
-Mi vida no es nada sin ti.
-Tu vida ya no me importa.
-¡¿Entonces por qué quieres que me vaya?!
-¡Porque no quiero soportar más tus lloriqueos! Me cansé de fingir que me importaba.
-Lance... Por favor...
El paladín le dio un puñetazo en la boca.
Javier sintió su boca llena de sangre. Lo miró con aquella mezcla ya común de miedo y amor. Aún lo amaba, a pesar de las constantes golpizas por parte de Lance.
-¡No quiero volver a verte! ¡¿Acaso no lo entiendes?!
Javier estaba dolido. Instintivamente se llevó las manos a la garganta, los moretones eran evidentes en su piel morena.
-¿En qué momento te perdí? -susurró.
Lance apartó la mirada.
-Te amo. Siempre lo hice y siempre lo haré. Te amo desde aquella vez que me abrazaste en mi cocina cuando teníamos siete años, te amo desde que vi tu sonrisa tímida cada vez que salíamos para ir a la escuela, te amo desde aquella vez que te reíste por culpa de unos guantes. Amo cada cualidad y defecto tuyo. Amo cada centímetro de tu piel, cada cabello, cada poro, amo tus momentos melancólicos y tus momentos felices. Amo tus sonrisa y tus lágrimas, amo tu olor, tus ojos, tus manos, amo a Lance McClain.
Javier lo miró directamente a lo ojos.
-Pero ese Lance McClain ya no eres tú -espetó.
Se subió al león azul y desde la ventanilla vio a Lance llorar.

Aterrizó.
Estaba nervioso.
Descendió por la rampa con el corazón en un puño.
Los vio antes de que ellos lo vieran a él.
Sabía quienes eran a pesar de nunca haberlos visto en persona.
La pequeña de lentes era sin duda Pidge.
El alto y robusto era Hunk.
La chica morena y el hombre pelirrojo debían ser la princesa Allura y Coran.
El alto de cabello negro y el joven rubio debían ser Shiro y Matt.
Y el último de mirada esperanzada era Keith. Era obvio que pensaban que se trataba de Lance. Bueno, vaya decepción se llevarían.
Finalmente bajó y les permitió que le echaran un vistazo.
Clavó su mirada en Keith, el muchacho parecía querer arrojarse sobre él. A su lado había un chico alto ligeramente parecido a Lance. Sintió pena por él, Keith sólo lo utilizaba como reemplazo. Espero que no resultará herido.
-Tú no eres Lance.
-Pero tú, si eres Hunk. No luzcas muy sorprendido, Lance me contó sobre ustedes.
-¿También de mí? -gruñó Keith.
-Incluso de ti.
-No me imaginaba que serías así -dijo Pidge.
-¿Qué hay de malo conmigo?
-Nada. Nada de nada. ¿Eres modelo?
¿Cuántas veces escuchó eso?
-No. He tenido algunas propuestas pero no me interesa eso.
-Ja. Sí, claro -se burló Keith.
Javier lo ignoró. Tenía asuntos más importantes porque molestarse que a contestar sus insultos.
-¿Podemos hablar en otro lugar? Siento una muy mala vibra.
-Debe ser el león rojo. Yo siento la del azul -dijo el muchacho de pie junto a Lance.
Javier le sonrió.
-Me pregunto porqué será. Soy Javier.
-Nakir -contestó el muchacho respondiendo al apretón.
-Conmovedor. ¿Qué rayos haces aquí? -definitivamente Keith no se la pondría fácil.
-Vine aquí hablar del maldito clima, ¿tú que crees?
Keith le lanzó una mirada asesina pero Javier lo ignoró.
-Vamos, por aquí -señaló Shiro.

-¿Cómo eran?
-Grandes. Gigantes. Les perforaban las cabezas con esas cosas. Ya sabes una lobotomía rústica.
Shiro se estremeció.
-¿Lo hicieron contigo?
-Y con Lance también. No dolía pero cuando volvías no tenías idea de cuanto tiempo pasó.
-Una lobotomía no es un desmayo -recalcó Pidge.
-Lo sé. Nos curaban por completo y luego volvían a hacerlo. Prueba y error, una y otra vez con un mismo sujeto. Me ataron a una silla justo frente a Lance y me torturaban, Lance se quedaba afónico de tanto gritar que me dejaran en paz.
-¿Cómo era la tortura? -preguntó Nakir.
-Creo que lo sabes -Javier había notado la cicatrices en el cuello de Nakir, era evidente que él había pasado por lo mismo.
Keith se giró a verlo.
-¿Qué quiere decir con eso?
Nakir se sonrojó.
-¿Recuerdas que te dije que mi padre fue secuestrado? Pues no fue toda la verdad, toda mi familia lo fue. Por ser el mayor me colocaron frente a mi padre y me quemaron, electrocutaron, metieron agujas en mis ojos, me cortaban la piel a tiras. Todo frente a él.
Javier le sonrió con simpatía, Nakir no le daba mucha importancia a lo que había sufrido. Era parecido a Lance en eso. Ambos minimizaban sus sufrimientos porque odiaban que las personas sintieran lástima por ellos.
-Pero fue preferible a verlo convertirse en eso. Hubiera soportado lo que fuera si tan sólo no lo perdiera -continuó Nakir.
-Lo mismo me sucedió con Lance -asintió Javier.
-Esas marcas en tu cuello... -señaló Shiro.
Javier se llevó las manos a los moretones.
-Sólo digamos que no debí gritarle a Lance.
-¿Lance hizo eso? -Pidge estaba horrorizada.
-Me pidió perdón. Y lo perdoné. Ya no hace falta indagar en eso.
-Lance habló de alucinaciones -dijo Shiro apartando la mirada del cuello de Javier.
-Eso fue lo peor. Al principio nos drogaban y veíamos a nuestra familia y amigos morir. Luego Haggar subió la apuesta, nos hacia creer que todo ese odio que sentíamos era nuestro y nos hacia matar.
-Con matar te refieres a...
-Llevaban prisioneros para que nos desquitaramos con ellos. No me enorgullezco de eso.
-Dios mío -musitó Hunk.
-Así que eres un asesino -soltó Keith.
Javier comenzaba a hartarse de ese chico.
-No sabía lo que era real y lo que no -contestó lo más calmadamente que pudo.
-Eso no borra que hayas matado gente inocente.
-¡¿Y crees que no me afecta?! ¡Pienso en ello todo el tiempo!
-Y sus familias también lo harán.
-¡Maldito bastardo! -gritó Javier levantándose-. ¡No sabes nada! ¡No soportarías nada de lo que pasamos!
-¡Lo haría! Y mucho mejor que tú.
Javier tomó su vaso de agua y lo arrojó contra él, el vaso se estrelló contra la pared gracias a que Keith se agachó a tiempo.
-Imbécil -gruñó Keith y se arrojó contra Javier.
Ambos cayeron al suelo. Keith le dio un puñetazo en la nariz, se escuchó un crujido y la sangre comenzó a brotar, Javier gritó de dolor y coraje; empujó a Keith con las piernas levantándose de un salto, el otro desenfundó su espada y se lanzó contra el chico, Javier lo esquivó girando, Keith se afianzó al suelo y lanzó su arma a Javier, éste se movió, giró y con el codo lo golpeó en la espada. Keith cayó al suelo, Javier le tomó del brazo y lo retorció.
-Muévete y te rompo el brazo -gruñó, su camisa estaba manchada de sangre.
-¡Ya basta! -gritó Shiro tomándolo del cuello y alejándolo de Keith.
Hunk hizo lo mismo sosteniendo al otro.
-Sueltáme -Javier se zafó del agarre de Shiro.
-¡Es tu culpa! -gritó Keith aún en los brazos de Hunk-. ¡Tu culpa! ¡Tu culpa!
-¿De qué demonios hablas?
-¡Lance estaba conmigo! ¡Éramos felices! ¡Y tú lo arruinaste! -Javier miró las lágrimas bajar por el rostro de Keith.
Lo amaba. Realmente Keith amaba a Lance. Miró a Nakir. El pobre chico estaba pálido. Se sintió mal, no sólo por Nakir sino por Keith. Se acercó vacilante a él.
-Lo siento -dijo mirando a Keith.
El chico se dejó caer y Javier lo atrapó. Keith apoyó la cabeza en el hombro de Javier.
-Lo siento -repitió Javier, hizo que Keith lo mirará-. Pero ahora debemos traerlo de vuelta. Él sigue ahí, y si no vamos ahora, será demasiado tarde. Esta olvidando-Javier comenzó a llorar-. Hubo momentos en que no me reconocía en absoluto, a veces olvidaba su nombre. ¿Ves esto?- le señaló las marcas de su cuello- Intentó ahorcarme cuándo no me creyó que su nombre era Lance. Empeora cada día, y si estoy aquí es porque hay una minúscula parte intacta, una parte que sigue siendo de él y mientras esa parte exista, hay esperanza de traerlo de vuelta a nosotros.
-¿A nosotros?
-Estamos juntos en esto. Por él. No tenemos que ser amigos.
-Eso es un alivio -rió Keith.
-Ahora veo porque le gustas.
-¿Por qué?
-Porque polos opuestos se atraen.
Javier se levantó.
Keith era atractivo, tenía que reconocer eso.
Nakir miraba a Keith con una mirada triste.
No sabía que pasaría después de rescatar a Lance.
Lo único que le importaba en ese momento era no llegar tarde.
No podía perderlo.
No de nuevo.

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¡El final está cerca!

¡Tiemblen!

Don't Leave AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora