Lance

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Todo comenzaba a ponerse más y más incómodo.

Después de vagar sin rumbo fijo por el espacio en busca de alguna pista de Shiro, finalmente habían regresado a Arus y ahora se dedicaban más a vagabundear por ahí que entrenar.

La principal razón de ello era Keith. El chico se había encerrado en sí mismo desde aquel día en que Lance lo corrió de su cuarto, no lo culpaba, demasiado, la verdad era que Lance se había portado como un idiota con él.
Y lo peor era que Rojo parecía sentir lo mismo que Keith pues cada vez que Lance intentaba utilizarlo el león lo electrocutaba echándole en cara lo mal que se había portado, lo rescatable era que al menos Azul parecía reclamarle al Rojo que lastimara a Lance.
Realmente extrañaba a Azul.

—Bien, creo que puedo mejorar la señal —dijo Pidge, estaba inclinada sobre un aparato diminuto moviendo cables o algo así, Lance no tenía idea.
Desde hacia unas semanas Pidge, Hunk y él mismo se habían dado cuenta de que realmente extrañaban la Tierra, por lo que Pidge, la niña genio como Hunk y Lance insistían en llamarla, había decidido hacer una radio que les permitiera sintonizar cualquier emisora de radio del universo. Pidge había logrado, con algo de ayuda de los otros dos, escuchar una señal de la Tierra, era leve, pero era suficiente para ellos.

—¡Lo tienes! —gritó Hunk radiante y abrazó a Pidge elevándola por los aires.

La niña sonrió un poco ruborizada y aceptó el abrazo de Lance.

—Bien hecho, Pidge, eres realmente increíble —dijo Lance incrementando el rubor de la chica.
—No es nada —dijo ella y subió el volumen para que pudieran escuchar mejor.

Los tres reconocieron la canción al instante y comenzaron a cantar al unísono.

I'ts now or never, I ain't gonna live forever, I just wanna live while I'm alive...

II

Lance se sentó en su vieja silla.

—Hola chico, ¿me extrañaste? —dijo Lance acariciando los controles de león azul. Un ligero estremecimiento lo sacudió y Lance río encantado.

—Yo también te extraño muchacho. Realmente te extrañó.

Lance se recostó contra la silla, comenzó a bostezar sin parar, tenía tanto sueño de pronto, los párpados pesaban más y más y no podía luchar más, cerró los ojos.

—¿Lance? Oh, sí, Lance. ¡Despierta!

Esa voz, Lance conocía esa voz, abrió los ojos sintiendo su corazón latir rápidamente.

—¡Shiro! —gritó Lance arrojándose a los brazos del mayor —pero cómo...
—Fácil, porque tú lo permitiste. Llevo días intentando comunicarme con alguno de ustedes, pero han estado tan tensos últimamente que me era imposible hacerlo.
—Espera -dijo Lance mirando alrededor, el espacio los rodeaba, se encontraba flotando en medio de la nada y de pronto se sintió pequeño e insignificante.
—Imponente, ¿cierto? La primera vez que estuve aquí no le tomé mucha importancia, principalmente porque estaba luchando con Zarkon, pero eso no importa ahora.
—¿Dónde estás Shiro? Te hemos estado buscando por días y no... Nos abandonaste.
—Lo sé, lo siento —dijo Shiro bajando la mirada—. Pero no podía verlos a los ojos, no fui el líder que debí haber sido, yo...
—Tonterías —bufó Lance— te fuiste porque eres un cobarde.
—No Lance —lo cortó antes de que el moreno continuará despotricando contra él—. Me fui porque no podía ver el reproche mudo de Pidge por no salvar a su hermano, el de Allura por no ser el líder que ella esperaba, el de Keith por...
—Basta -Lance movió la cabeza de un lado a otro—.  ¿Cómo saliste del león negro y dónde has estado todo este tiempo?

Don't Leave AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora