—No lo entiendo —dijo Keith mordiéndose los labios— ayer estaba bien.
—Bueno no se puede decir que eres muy perceptivo, ¿o sí? —Hunk estaba preocupado, ya llevaba siete chocolates y no era capaz de parar.
—¡No hice nada malo! —gritó Keith— ¡Así que no me veas como si fuera mi culpa!
—¡No lo hago!
—¡Basta! —exigió Shiro— peleando no llegaremos a nada. ¿Seguro que no lo viste cuando salió?
Keith se sonrojó, ya no valía la pena negar que habían dormido juntos.
—No, no lo vi, creí que estábamos bien.
—¿Dijo algo... extraño? ¿Cómo si se despidiera? —Shiro mantenía un tono de voz modulado pero era evidente que estaba tenso por la manera en que se aferraba a la mesa.
—Él... dijo... Me hizo escuchar una canción en español, dijo que sólo tenía que abrazarlo pero...
—Sí, estaba despidiéndose —dijo Hunk sobresaltándolos— cuando estuve con su familia su madre puso esa canción para despedirnos. Un vieja costumbre según sé.
—Bueno, yo no podía saberlo, no conozco a su madre —Keith sonaba un poco dolido.
—Tal vez esta con ellos. Con su familia, quiero decir —intervino Pidge, ajustándose las gafas— quizás sintió nostalgia y decidió visitarlos.
—No parece que Lance sea de los chicos que dejan botados a sus amigos sólo por tristeza —dijo Shiro— pero no nos matará averiguarlo. ¿Recuerdas dónde viven? —miraba fijamente a Hunk.
—Sí, pero...
—Pero nada, tenemos que encontrarlo —Keith se subió la capucha blanca de la chaqueta de Lance como si deseará desparecer en ella.
—¿Dónde está la tuya? —preguntó Hunk. Ya sabía la respuesta pero aún así quería oírla.
—Seguramente con Lance.
—Entonces, ustedes dos ya son... —Shiro lo miró con las cejas alzadas.
—No estoy seguro, pero quiero creer que sí —dijo Keith y salió de la sala.Varadero seguía exactamente igual a cómo la recordaba. Aunque claro no debería sorprenderse de eso, ahí no cambiaba mucho las cosas.
Algunos turistas vestidos con bermudas floreadas y camisas hawaianas los miraron con aburrida curiosidad y siguieron sus camino. En la playa había algunos jóvenes jugando en el mar, ignorando que arriba de ellos se libraba la batalla por el universo.
—Por aquí —indicó Hunk. La calle seguía igual, pintorescas casas de colores se extendían por la calle, Hunk miró a un chico mayor que corría calle abajo, lo reconoció como uno de los amigos de Scott.
Llegaron.
La casa de Lance estaba pintada de turquesa y la puerta era negra, no combinaban mucho pero según sabía la idea de pintarla negra fue de Scott.
Tocó sintiendo un nudo en el estómago.
Una chica abrió la puerta.
Llevaba el cabello castaño largo hasta los hombros, sus ojos azules eran tan oscuros que lucían negros, llevaba una camiseta blanca y shorts de mezclilla. Levantó una ceja y miró amenazadora a Keith.
—Hola, yo soy... —comenzó Keith.
La chica levantó una mano interrumpiéndolo.
—¿Quién carajos eres tú y qué haces con la chaqueta de mi hermano?
—Susana yo... —comenzó Hunk.
—Hola Hunk, ¿quién es el emo malhumorado? —interrumpió Susana de nuevo.
Una carcajada surgió desde la puerta. Un chico alto y delgado apareció detrás de Susana, tenía los ojos verdes y el cabello rizado.
—Estoy bastante seguro que todos los emos son malhumorados, hermanita —dijo el chico subiendo sus gafas, Hunk lo reconoció: Scott.
—Lo que sea —replicó Susana lanzando una mirada asesina a Keith— si le hiciste algo a mi hermano hijo de...
—¡Susana! —gritó alguien detrás de ellos. David abrió más la puerta para echar un vistazo— ese vocabulario.
Ella lo ignoró.
—Mira la chaqueta de éste —señaló ella.
—Chicos... —Hunk intentaba llamar su atención.
—Hunk, por favor... —Susana se calló al instante, tanto ella como sus hermanos abrieron los ojos como platos.
—¡Hunk! —gritó ella y se arrojó a él abrazandolo.
Hunk sonrió, por fin se daban cuenta.
—¡Mamá! —gritó Scott sonriendo sonriéndole a Hunk.
Segundosdespués aparecía una mujer bajita y delgada, el cabello negro sujeto en un moño.
—¿Me quieren explicar por qué están gritando como...?
La señora McClain se detuvo en seco. No veía a Hunk, su mirada estaba clavada en la chaqueta que llevaba Keith.
—Esa chaqueta, ¿él te la dio?
Keith asintió intimidado, l a madre de Lance sostenía una cuchara de forma amenazadora, si había alguien en el mundo que se viera peligroso con una cuchara en mano, era la señora McClain.
—Entren, todos, vamos.
Tanto Hunk como los demás entraron un tanto asustados. Los McClain no parecían muy amistosos en ese momento. Scott los llevo hasta la sala. Estaba llena de personas. Hunk reconoció a algunos, una joven que leía un libro los miró confundida.
—¿Y éstos de dónde salieron? —preguntó, Hunk la reconoció como una de las primas de Lance, Gina si la memoria no le fallaba.
—¿Y qué hace ese muchacho con la chaqueta de Lance? —preguntó un hombre. Los ojos verdes turquesa y la sonrisa fácil lo identificaron como el padre de Lance—. Un momento, ¿eres el novio de Lance?
Keith se sonrojó violentamente, a Hunk le pareció que agradecería que un meteorito cayera sobre él.
—Por supuesto que lo es, Lance adora esa chaqueta, no la soltaría sino fuera para cubrir a su chico—intervino Gina— hay que admitir el buen gusto de Lance. Ese chico es guapo.
—¿Realmente eres el novio de Lance? —Susana estaba sentada en el apoyabrazos donde David estaba sentado.
—Bueno, yo...
—Claro que lo es —dijo la madre de Lance entrando a la sala con una bandeja de papas fritas—¿Dónde está, por cierto?
Hunk sintió que la sangre se helaba en sus venas.
—Creíamos que estaría aquí —musitó.
El señor McClain negó con la cabeza.
—Lo último que supimos de él fue que estaba en una nave lejos de la Tierra y que tenía que salvar al mundo de Darth Vader versión morada. Después de eso no recibimos nada más.
—¿Se contactó con ustedes después de salir de la Tierra? Nunca me lo dijo — Hunk no podía creerlo.
—Todos tienen secretos —Susana se encogió de hombros— ¿Cómo te llamas? —le preguntó a Keith.
—Keith, yo...
—¿Tú eres Keith? —repitió sorprendida— de todas las criaturas del universo...
Keith abrió la boca para hablar pero la madre de Lance levantó la mano.
—Cuéntanos todo, Hunk. Todo.La sala se había quedado en silencio, Hunk estaba seguro de que podría escuchar a una aguja caer. Habían escuchado el relato con atención y parecían estar procesando toda la información.
—Lance no se iría sin un motivo exacto, hay algo que te faltó añadir —Susana tenía los brazos alrededor de su cintura, parecía molesta, pero con ella era difícil saberlo.
—Lo he dicho todo.
—No, no todo. El regalo de Lotor— añadió Keith.
—Bueno, no vi lo que era.
—Pero yo sí. Era una memoria pequeña.
Susana se irguió de golpe.
—¿Cómo está? —preguntó sacando de su camiseta una memoria azul— ¿pero roja en vez de azul?
—Sí, ¿sabes lo que significa?
—Lo sé, lo que me sorprende es que tú no lo sepas, ¿qué tanto conoces a mi hermano? ¿O sólo se besuquean y ya?
—Suz, basta —David estaba pálido.
La chica se levantó.
—¿Lo sabes, lo de las pastillas? —miró a Keith con una expresión furiosa.
—¿Qué pastillas?
—Olvídalo —ella apartó la mirada sorprendentemente turbada—la memoria, esa es la razón por la que se fue.
—¿De quien era? —intervino Matt por primera vez.
—De Javier. El primer novio de Lance. Se la dio antes de que Javier se mudará.
El silencio se hizo en la sala.
Hunk miró a Keith. El chico parecía querer echarse a llorar o golpear a alguien.
—Pero, ¿por qué Lotor tendría algo así? —Shiro parecía muy confundido. Pasó por alto el hecho de que es la primera noticia que tiene sobre la orientación de Lance.
—Es obvio, Lotor secuestró a Javier para atraer a Lance —intervino Gina— un movimiento muy inteligente.
—Javier Olmos —recordó Hunk de pronto— es él, ¿verdad?
—¿Lo conoces? —David se alborotó el cabello.
—No, sólo que Lance solía decir que quería encontrarlo, supuse que era un viejo amigo, no que fuera su... ex.
—Supongo que no lo encontró —dijo Susana.
—Y ahora ese tal Lotor se lo pone en bandeja de plata —Scott sacudió la cabeza.
—Ahí lo tienen, Lance no se fue por que simple nostalgia, se fue para rescatar a Javier. No me sorprende, debo decir, Lance realmente ama a Javier, solía bailar alrededor de ellos cantándoles que yo quería ser la madrina de bodas.—Susana miró a Keith, el chico tenía los ojos brillantes—. Lo siento, eso no estuvo bien de mi parte, seguramente ya lo superó.
—Está bien —dijo Keith simplemente.
—Keith, estoy seguro de que mi hijo te quiere, y si no, lo obligaré a hacerlo —dijo el padre de Lance, sonriendo cariñosamente— haré que se case contigo, ya verás.
—Gracias señor McClain pero no estoy tan seguro de que eso pasé realmente.
Hunk miró miró a Keith y notó algo que nunca creía que podría ver en él, un corazón roto.
Deseó que Lance y él solucionarán todo ese lío, para bien.
—Ven conmigo —dijo Susana tomando la mano de Keith— creo que deberías ver algo.
Keith la siguió arrastrando los pies.

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Don't Leave Again
FanfictionDespués de la desaparición de Shiro, Keith debe hacerse cargo de liderar a Voltron. Pero antes de enfrentarse a Zarkon y al príncipe Lotor, debe aprender a trabajar en equipo sin querer matar a sus compañeros, en especial al idiota de Lance.