Ada despertó de golpe, se sentía cansada y algo aturdida. Lo primero que vió fue la luz de una fogata, y lo primero que pudo oír fue el crepitar de las llamas. Se incorporó poco a poco y vió que se encontraba debajo de un pequeño techo creado naturalmente por las rocas que salían de una pared que, dedujo, era parte de una montaña, en el frente había árboles, a través de cuales se filtraba el color de un cielo que apenas empezaba a iluminarse. Esto dejaba ver claramente que se encontraba en un bosque.
-¿Dónde estoy? -preguntó para si misma.
-Yo también quisiera saberlo.
-contestó una voz que reconocía perfectamente.-¡Ángel! -Dijo Ada mientras se levantaba y corría hacia donde recién se percataba que estaba nuestro héroe, cuidando que el fuego no se apagara.
-Ángel, ¿qué pasó? Lo último que recuerdo que que estábamos en el templo y... El suelo se desintegró... Y...
-Tranquila -Dijo Ángel poniendo sus manos sobre los hombros de Ada-, ya todo está bien, pude salvarnos.
-Ángel... -su voz sonaba un tanto triste al decir esto-. Tú me ayudas, y yo... Yo nunca puedo hacer nada... Quisiera...
-Tú me ayudas mucho, Ada, no te atrevas a sentirte así. Por ahora, nuestra prioridad es volver a casa.
-Tienes razón. -contestó Ada, otra vez con animo en su voz.
En ese momento, el ambiente comenzó a enfriarse, una voz con un eco siniestro sonó en el aire.
-¡Después de todo, no fue necesario buscar al elegido!
-¡Sí! ¡Vino justo a nuestro territorio, hermano! -secundó otra voz igual de siniestra.
-¡¿Quiénes son!?
-¡Somos parte de los Doce Apóstoles! -respondió una tercera voz.
De repente, un enorme perro negro, que parecía la fusión de un lobo y una hiena con resplandecientes ojos amarillos saltó hacia nuestro héroe, quien evadió el ataque con un ágil movimiento. Aquel ser se paró en sus cuatro patas frente nuestros héroes y atacó de nuevo.
Ángel estaba a punto de golpearlo, pero en el último momento, se desvaneció.
-¿A dónde se fue? -preguntó Ángel para sí mismo.
-Aquí estoy. -le contestó una ronca, rasposa y maligna voz.
Dos enormes fauces mordieron los brazos de nuestro héroe, jalándolo hacia abajo y dejándolo inmovilizado sobre el suelo, Ángel intentaba liberarse, pero las mandíbulas no lo soltaban. Acto seguido, el enorme perro apareció y se posó sobre nuestro héroe. Cara a cara y con una malévola sonrisa le dijo:
-¡Ahora nos quedaremos con tu poder!
Aquel cánido abrió la boca, como queriendo morder el rostro de Ángel, el interior de ésta brillaba como sus ojos y su aliento era un insoportable olor a azufre.
-¡Rayos cuchilla! -gritó nuestro héroe bautizando por fin a su técnica.
Las cuchillas atravesaron al monstruo, pero reveló un cuerpo hecho de gas que era invulnerable a tal ataque.
-¡Ese pequeño truco no funcionará conmigo! -gritó la bestia mientras una risa diabólica salía de su boca, la cual se abría cada vez más...
-¡Fuera de aquí, espíritu maligno!
La misteriosa voz fue seguida de una ráfaga de viento tan poderosa que sacó volando al monstruo, y también reveló que otros dos, de apariencia similar eran quienes sostenían a Ángel, aprovechando su composición gaseosa para ocultarse bajo el suelo. Ángel se levantó rápidamente, con sangrantes marcas de mordidas en sus dos brazos.
ESTÁS LEYENDO
Angel the Cat: Dioses y Monstruos
FantasyDurante miles de años, la Tierra fue gobernada por los dioses, seres poderosos que dieron vida a todas las criaturas imaginables. Esto cambió cuando el ataque de un invencible monstruo obligó a los dioses a sacrificarse para poder sellarlo en el núc...