Angel the Cat: Dioses y Monstruos

Capítulo XI

Antes que nada, quiero desearles una feliz navidad y próspero año nuevo a todos quienes estén leyendo! ^-^ También he de anunciar que pronto viene un especial de fin de año, estén muy atentos!

Sin más, disfruten del capítulo y hasta la próxima :) !

Es demasiado reconfortante volver a casa después de tantas peripecias; pero lo que no resulta reconfortante es que ese pequeño dragón presumido se ha quedado a vivir como un rey en las instalaciones de la organización.
¡A mí me secuestran y me atan y a él lo reciben con alfombra roja!
Si tan solo no fuera el único que puede guiarnos hasta el Báculo de la Rosa...

Ángel debía ser breve a la hora de escribir en su diario, puesto que en unos momentos más se embarcaría en la búsqueda de Mariner, la Bestia Guardiana que sería la clave para encontrar el arma que salvaría al mundo; pero como siempre, habría obstáculos en el camino de nuestros héroes.

—¿Estás seguro de que es por aquí?
—le preguntó Ada a Windrake, mientras sobrevolaban un tranquilo océano.

—Completamente, Maestra. El hogar de Mariner está muy cerca.
—respondió él muy seguro.

—Según el GPS integrado en el comunicador —comenzó Angel pasando saliva—. Ahora mismo nos acercamos al Triángulo del Diablo.

—¿Eso quiere decir que estamos en Japón? —dijo Ada desconcertada—. ¿Cómo es posible que hayamos cruzado medio mundo tan rápido?

—Yo soy más veloz que nada, Maestra, puesto que puedo volar uno con el viento. —comentó Windrake.

—Presumido —dijo Ángel en voz baja.

—Te escuché. —respondió el dragón.

—Chicos. —comentó Ada para evitar otra posible pelea—. Antes de salir, mi papá me dijo que había estado presentándose un movimiento inusual en las aguas circundantes a esta área, por lo cual había mandado a Shen a investigar. ¿Qué creen que pueda ser?

—Eso no me suena para nada bien, Maestra. —respondió Windrake preocupado.

Antes de que alguno de nuestros héroes pudiera cuestionar acerca de la preocupación del dragón, sintieron una ráfaga de aire, provocada por un objeto impreciso que había pasado volando a una enorme velocidad cerca del grupo.

—¿Qué fue eso? —dijo Ángel entrando en estado de alerta.

—¡Windrake, detente! —ordenó Ada bruscamente, a lo que el dragón obedeció frenando en seco, aleteando para mantenerse suspendido.

Y tal como ella había pensado, el misterioso objeto se detuvo también, posándose sobre el agua como lo haría un hidrodeslizador.

Se trataba de un Aeromóvil negro, con detalles en azul marino, cuya compuerta se abrió, para dejar a la vista a su piloto quien, con un ágil salto se posicionó sobre el techo de su vehículo.

—¿Shen? —exclamó Ada sorprendida.

—El mismo —respondió aquel joven de no menos de veinte años, que portaba un traje azul marino de artes marciales, y tenía el cabello un tanto largo, recogido en dos pequeñas coletas que caían sobre sus hombros.

—¿Quién? —preguntaron Ángel y Windrake al unísono.

—¿Qué estás haciendo aquí?
—cuestionó Ada ignorando por completo a sus dos compañeros.

—Me encontraba investigando la posible presencia de 0008 Ningen en esta zona y me percaté de su presencia.

Al terminar su explicación, con un movimiento tan rápido que no podía ser visto por el ojo, Shen ya se encontraba detrás de Ángel, observándolo detenidamente.