Capítulo X

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Ada miró con incredulidad a Windrake por unos segundos, hasta que él rompió el silencio diciendo.

-No hay tiempo que perder, Maestra, cure a Ángel.

-¿Cómo?

-Ahora la armadura es suya, puede utilizarla a voluntad para hacer cualquier cosa que pueda imaginar. Dese prisa, o si no, el veneno recorrerá todo el cuerpo de Ángel, y si eso sucede no podremos salvarlo.

-Muy bien, voy a intentarlo.

Ada se concentró y, apuntando su mano hacia Ángel, quien seguía tendido en el suelo con marcas de mordidas sangrantes en sus brazos, exclamó:

-¡Por favor, cura a Ángel!

Al decir estas palabras, una luz violeta se desprendió de la mano de Ada, y se introdujo en el cuerpo de Ángel. Segundos después, nuestra heroína miraba atónita como las heridas en los brazos del elegido se cerraban lentamente. Pero este no fue el único efecto, mientras esto sucedía, la armadura emitió un resplandor y, acto seguido, desapareció.

-¿Qué pasó? -preguntó Ada confundida.

-Pasará algún tiempo antes que que pueda usarla por lapsos de tiempo prolongados sin tener que descansar -explicó Windrake-. Por ahora, use esto.

Con estas palabras, el Botón Localizador comenzó a levitar hasta posarse suavemente en la mano de Ada.

-Cada vez que necesite usar la armadura, presione el botón y ésta aparecerá.

-¡Ángel está despertando! -dijo
Ada cortando tajantemente la explicación. Ella corrió rápidamente hasta donde Ángel se incorporaba poco a poco.

-Ada... ¿Qué pasó? -preguntó él con la voz algo apagada-. ¿Dónde están los demonios?

-Tranquilo -dijo ella mientras lo ayudaba a levantarse. -Este amable y tierno dragón nos salvó, ¡es muy poderoso!

-Agradezco que haya resaltado mis hazañas, Maestra -dijo Windrake en un tono elegante-. Pero, con todo respeto, no soy tierno.

-¡Pero claro que sí! Mírate nada mas, ¡con esa apariencia le darías ternura a cualquiera!

-Adquiero esta apariencia debido a que es tanto mi poder que me veo obligado a contenerlo. Reitero una vez más que no soy tierno.

-Sí, sí, lo que digas.

-Ada -interfirío Ángel-. Creo que tanto tú como el dragoncito me deben un par de explicaciones.

-¡¿Qué has dicho?! -dijo Windrake violentamente cambiando por completo el tono de su voz, y volando para tener a Ángel cara a cara-. ¡Más respeto, gato bípedo! ¡Mi nombre es Windrake, el huracán!

-¡Quieto! -dijo Ada como si le hablara a un perro.

-Sí, Maestra. -dijo Windrake a la par que correspondía sentándose, como si de un perro se tratase.

-¡¿Quién es y por qué demonios te llama maestra?!

-Bien. Verás...

Una larga explicación después...

-... Y eso fue lo que sucedió.

-Eso quiere decir que tú tuviste la armadura todo el tiempo. -dijo Ángel con un poco de enojo.

-Sí, Ángel... Por favor, perdóname.
-contestó Ada con un tono de arrepentimiento.

-En este momento debería estar enfadado. Pero gracias a lo que hiciste, quizás este sujeto nos pueda ayudar. -dijo Ángel señalando a Windrake.

Angel the Cat: Dioses y MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora