Leona.
Tigress Mask.
Ella había comenzado su verdadero viaje hace veinte años.
Con entonces, diecisiete de edad, pertenecía a una organización que ahora ya no existe, teniendo su desintegración a manos de ALID luego del incidente. Un grupo conformado por mercenarios y caza recompensas, dedicados a la búsqueda de antiguos tesoros y criaturas desconocidas remanentes del Primer Tiempo, para si posterior venta en el mercado negro.
Los Buscadores
Esta organización de dudosa pprocedencia contaba entre sus filas con amplia variedad de personal, entre ellos, estaban algunos de la más baja calaña de personas.
Leona no era una de ellos.
Quedando huérfana desde muy tierna edad, no tuvo otra opción que tomar el camino de la mala vida.
Sus increíbles dotes para luchar y defenderse, desarrollados sin querer al igual que su fuerte caracter llamaron la atención de Los Buscadores. Así, terminó entrando al grupo, en donde creció hasta convertirse en uno de sus miembros.
Su ferocidad a la hora del combate le ganó el apodo de Tigress.
Sin embargo, a pesar de lo que esto pudiese hacer creer, Leona nunca tuvo la frialdad y crueldad de los miembros de aquella organización, quienes no se tentaban el corazón para matar si dicha muerte les podía dar millones. Podría tener un explosivo caracter, una actitud que podría resultar aterradora para muchos y unas habilidades temibles en batalla; pero lo cierto es que sus manos estaban limpias de sangre.
Fue ese día que todo cambió.
La noche iba bastante avanzada, mientras un helicóptero negro sobrevolaba los desiertos australianos, con el cielo estrellado como único testigo.
Dentro de aquel vehículo viajaban seis personas. Un piloto y cinco miembros de la organización, entre ellos, Tigress.
Se encontraban ahí en busca de un lugar legendario conocido como el Templo del Lagarto, cuyo nombre correcto, como sabemos, es el Templo de la Fuerza.
Según las leyendas, en ese sitio de eones de antigüedad habitaba un poderoso espíritu lagarto, quien protegía inverosímiles reliquias dejadas en el interior por una ancestral civilización.
No estaban tan alejados de la verdad.
El transporte aterrizó en la misma meseta que sería elegida por Shen años después. El piloto permaneció en el vehículo mientras que los cinco miembros descendieron y comenzaron la búsqueda del legendario templo, liderados por Leona.
La escena era demasiado parecida a lo que sucedió tras dos décadas, con la diferencia de que este grupo no pudo encontrar el Templo de la Fuerza.
Por desgracia, ellos no eran los únicos que lo buscaban, y su encuentro con quien compartía su objetivo fue fatal.
Al aparecer el demonio Argentum, de entre un remolino de arena, el equipo, confiado de sus habilidades, se dispuso a cazarlo. Un monstruo raro siempre era bien pagado, y el Rastrillador parecía ser especialmente difícil de hayar.
Porque solamente habían doce como él.
Uno a uno, los mercenarios fueron diesmados y asesinados con igual o más crueldad de la que ellos siempre tenían.
Luego de aparentemente haber asesinado a todos, Argentum se retiró para continuar la búsqueda que concluirá tras veinte años; es decir, nada, para un ser tan que llevaba tanto tiempo con vida.
ESTÁS LEYENDO
Angel the Cat: Dioses y Monstruos
FantasyDurante miles de años, la Tierra fue gobernada por los dioses, seres poderosos que dieron vida a todas las criaturas imaginables. Esto cambió cuando el ataque de un invencible monstruo obligó a los dioses a sacrificarse para poder sellarlo en el núc...