Capítulo XXI: Tigress Mask

30 5 6
                                    

Nuestros héroes se encontraban recorriendo un espeso bosque plantado sobre los grandes montes que rodeaban la ciudad, a excepción de Shen.

Solamente Ada, Ángel y Windrake estaban ahí debido a que era una situación que se había presentado de repente, sin mencionar la cercanía del bosque con el hogar de nuestro héroe.

El Jefe había explicado, a través del comunicador, que un SS, conocido como 0013 Vampire, quien siempre había habitado ese bosque, había comenzado a movilizarse durante la noche, matando a varias poblaciones de animales succionándoles la sangre; sin embargo, hacia el amanecer, su avance se detuvo y su nivel de poder disminuyó, como si hubiera quedado inconsciente o en estado de hibernación; o como si alguien lo hubiera derrotado.

—ALID no envió ningún agente para detenerlo —especificó el Jefe.

—¿Entonces quién pudo haberlo vencido? —se cuestionó Ángel.

—Esa es la cosa, necesito que lo averigües. Ada estará allí en breve. Cambio y fuera.

En fin, Ada, Ángel y Windrake llevaban ya un buen rato recorriendo el frondoso y escarpado bosque, siguiendo el rastro de cadáveres de animales, los cuales estaban secos cual momias. Todos sin excepción tenían dos marcas de colmillos en el cuello.

—No puedo equivocarme. Tiene que ser Ferrum, el chupavidas. —comentó Windrake después de un rato de analizar dichos cadáveres—. Él es uno de los Doce Apóstoles.

—¿Chupavidas? —preguntó Ángel—. Eso no suena nada bien.

—No lo es. Se alimenta de la sangre, que contiene la fuerza vital de todos los seres vivos, aumentando su poder con forme la absorbe.

Ángel tragó saliva al escuchar dicha explicación.

—Chicos —dijo Ada para llamar su atención—. Miren esto.

Ella procedió a señalar una especie de rastro formado por ramas rotas, rastro que parecía seguir una trayectoria recta, como si un meteorito hubiera caído. Siguieron el rastro y llegaron a un pequeño cráter.

Los tres comenzaron a notar un presencia maligna muy debilitada (Ada podía sentir dichas presencias desde que obtuvo el Trueno de Plata), cuando, de entre los arbustos, surgió.

Una criatura del tamaño de un hombre adulto, tal vez un poco más pequeña, con una figura encorvada entre canina y felina, piel negra lampiña, enormes ojos rojos, garras afiladas, cola similar a la de una rata, orejas de murciélago y un par de largos y puntiagudos colmillos.

Caminaba lenta y torpemente hacia nuestros héroes, cojenado y gorjeando mientras su lengua siseaba fuera de su boca.

—A... Ay... Ayu... —trató de articular el monstruo viendo su voz ahogada por sangre que salía de ella como un manantial.

El grupo se puso en guardia, pero antes de que el ser pudiese terminar su frase, se desplomó en el suelo y permaneció inmóvil.

Con cautela, Ángel se le acercó.

De lejos no se notaba, pero su piel estaba marcada por una incontable cantidad de golpes que, por el tipo de lesiones, se notaba que habían sido más que fuertes. En algunas zonas se podían apreciar cortes similares a arañazos, probablemente provocados por la fricción contra las rocas y ramas.

—¿Quién pudo haberle hecho esto?
—preguntó Ángel.

—No tengo idea, pero hay que acabarlo mientras está débil —afirmó Windrake después de transformarse.

—No —negó Ángel tajantemente.

—¡¿Qué demonios significa éso?! —se quejó el dragón—. ¡Es uno de los Doce Apóstoles! ¡No podemos dejarlo con vida!

Angel the Cat: Dioses y MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora