Capítulo XXVIV: Imaginación Fragmentada

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Ángel y Leona se eencontraban sobrevolando el lugar en busca de los Hellhounds. Al aproximarse a la zona en donde se había desarrollado el combate,  la destrucción, y sobre todo, el enorme cráter que aún no se enfriaba eran un cartel en el que claramente se leía: Phosfore estuvo aquí

Ángel, con Leona en brazos descendió, aterrizando en el perímetro del cráter. Bajó a la pelirroja y ambos comenzaron a mirar alrededor.

No tardaron en toparse con una vista que los dejó anonadados, y a la vez, atrerrados.

Aquella bestia tan poderosa, que en el pasado había sido capaz de dar problemas a Windrake y destruir sin dificultad a un demonio contra el que ni todos juntos pudieron hacer nada, yacía en el suelo, sin moverse y con quemaduras por todo su cuerpo.

Rápidamente, nuestros héroes se acercaron al cuerpo inerte, Ángel se agachó y comprobó que seguía respirando.

La nariz del felino se movió un poco, como olfateando. Segundos después, comenzó a mover la boca y hablar con una voz ahogada y debilitada.

—Espinas... Usa... las espinas...

Leona no entendió qué quería decir. Al principio, Ángel tampoco, pero tras breves momentos lo comprendió.

Liberó el Báculo de la Rosa y, con cuidado, arrancó una de las relucientes espinas. Ésta se regeneró de inmediato.

No muy seguro de lo que estaba haciendo, nuestro héroe tomó la espina y, cual jeringa, la clavó en el costado expuesto de Phosfore.

Unos segundos después, la espina se secó y se convirtió en polvo, mientras que el guardián, aún tembloroso, se levantó.

—Es una de las habilidades del Báculo de la Rosa, Restauración. —explicó.

—¿Cómo sabes eso? —preguntó Ángel.

—Soy una Bestia Guardiana, es natural; pero ese no es el punto. ¡Deben darse prisa y volver con los demás!

—¿Ahora qué sucede? —preguntó Leona.

—Yo... Lo arruiné todo. Thalius está libre y ahora se dirige hacia donde están sus amigos. ¡Tienen que detenerlo a toda costa! —el felino envolvió sus patas en fuego y comenzó a elevarse.

—¡Espera! —dijo Leona—. ¿No nos vas a ayudar?

—Hay algo que debo hacer.

Sin dar tiempo a explicaciones, el felino salió disparado cual cohete hacia donde su misión esperaba ser cumplida.

Señor Dark. Debo alertar al Señor Dark.

Mientras tanto.

Ada y Shen continuaban ayudando a Windrake. Ya estaba casi completamente recuperado cuando ambos sintieron, en la forma de una enorme opresión en el pecho, una enorme presencia demoniaca acercándose.

—¿Qué... es esto? —dijo Ada asustada, mientras un escalofrío le recorría todo el cuerpo.

Los Hellhounds cumplieron su plan. —respondió Shen telepáticamente—. Los recuerdos de Windrake ya están restaurados. Trataré de contener al enemigo mientras terminas de curarlo.

Sin pensar dos veces, el maestro se levantó y fue levitando al encuentro de los cuatro demonios, que ya estaban demasiado cerca.

Lo encararon apenas unos segundos después. Era la primera vez que veía en persona al temible Súper-SS Mummy, sin embargo, mantuvo su temple inquebrantable.

—Vaya, ¡miren quien vino a recibirnos! —exclamó el líder.

—¡Pero si es el Gran Maestro Shen!

Angel the Cat: Dioses y MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora