Capítulo XXX: El Hada Violeta.

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Mis pequeños lectores! Cada vez nos acercamos más al final, sigo aguantando las ganas de llorar por eso xd.

En fin, hoy traigo otro épico soundrack para ambientar la escena más épica del éste épico capítulo: One Love, de Nanatsu no Taizai, Imashime no Fukkatsu. Deben reproducirlo al aparecer éste símbolo: 🔊, y, en dado caso, detenerlo cuando aparezca este otro:🔈.

Ahora sin más dilación, que lo disfruten!

Como por obra de una extraña y desconocida fuerza que por aún más extrañas y desconocidas razones se encontraba del lado de nuestros héroes, la caída de Ada se refrenó hasta que, en lugar de caer estrepitosamente, fue recostada en el suelo con suavidad, ante la vista incrédula de los presentes.

De inmediato, la barrera que envolvía a los dragones fue destruida por una extraña luz blanca, consiguiendo liberarlos.

No perdieron tiempo. Windrake, Blackdrake, Shen y Leona se apresuraron hacia el sitio; sin embargo, uno de los héroes no podía hacerlo, siendo, irónicamente, el que más deseos tenía de socorrerla.

Ángel.

Para ese punto, los cuatro demonios ya habían desaparecido del campo de batalla, perdiéndose en la lejanía mientras se dirigían hacia Egipto, con la Armadura de Bastet en su poder, pero eso no importaba ahora.

—Maestra... —comenzó Windrake observando el cuerpo inconsciente de Ada, quien aún tenía los ojos abiertos, pero sin ningún brillo que mostrara vida dentro de su ser, mientras comenzaba a sollozar—... Otra vez... No pude hacer nada...

—Hey, ricitos de oro, —llamó Leona, tomandola por los hombros y sacudiendola suavemente—. ¡No puedes irte así como así! ¡Despierta!...

—Su actividad cerebral está muy débil... —comentó Shen con los ojos cerrados—... Me temo que no responderá a ningún estímulo.

Ángel podía escucharlo todo, pero moverse, o siquiera hablar le resultaba imposible. El veneno avanzaba e incluso pensar se convertía poco a poco en un tormento.

Y justo cuando estaba a punto de dejarse llevar...

—Purificación. —resonó detrás de él, antes de que su mundo se oscureciera por completo.

De un momento a otro, las toxinas que inundaban su sistema desaparecieron, pudo abrir los ojos y, su primer reflejo, fue levantarse de golpe, sin importar que aún se sintiera terriblemente mal.

—¡Ada! —exclamó él, mientras se arrodillaba y la tomaba en brazos, acercándose a su pecho para poder escuchar su corazón.

A duras penas había unos insignificantes sonidos que casi no alcanzaban a ser latídos.

—No puede ser... Ada... Despierta...

—Es inútil.

Esa misma voz, que hasta el momento nadie había reconocido, todos voltearon hacia el lugar de donde provenía, y allí estaba.

El, entre muchos pares de comillas, joven alto, de piel pálida, ojos marrones poseedores de la mirada más penetrante, pero no malvada, del mundo, cabello negro muy largo, sin ninguna cicatriz en forma de cruz en la mejilla y vestido con su desteñida túnica morada.

—Dark... —dijo Ángel sin soltar a Ada—... ¿Qué quieres decir?

—Al completarse el juicio, el Objeto Sagrado se vuelve uno con su portador —explicó—, por lo que al ser separados, éste es el único resultado posible. Sólo devolverle la armadura la salvará.

Angel the Cat: Dioses y MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora