Capitulo 14: Su boca.

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— Joel
El timbre de mi casa sonó. Una de las mucamas caminó rápidamente saliendo de la cocina.

—No, yo iré —le dije.

Ella me miró y asintió para luego dar media vuelta y volver a entrar por donde había salido. Me puse de pie y con pies pesados caminé hacia la puerta.
Me había levantado recién de dormí por unas dos horas. Erick aun dormía en el cuarto de huéspedes. Estaba bastante cansado. Llegué a la puerta y la abrí para encontrarme con sus enormes ojos demasiado cerca. Ella retrocedió bajando torpemente el escalón en el que estaba parada. Estaba por caerse ya que al retroceder de esa manera el equilibrio no le permitió poder quedarse quieta en el siguiente escalón. En un instinto estiré mi brazo y la tomé por la cintura acercándola instantáneamente hacia mí.
Sus manos se apoyaron al instante sobre mi pecho manteniendo una distancia algo considerable entre mi rostro y el suyo.

—¿Está Danielle? —preguntó nerviosa. Al instante la solté y acomodé mi garganta.

—No, no ha llegado aun —le dije mientras intentaba concentrarme un poco.

—Bien —dijo y miró hacia otro lado —Iré a dar una vuelta o dos y luego vuelvo.

Estaba por bajar las escaleras.

—Espera —la llamé. Se giró a verme —Puedes esperarla aquí, ya debe estar por llegar y va a matarme si se entera que no te dije que te quedaras a esperarla.

Ella asintió y la di el paso para que entrara. Pasó y caminó hasta acercarse a la mesa y apoyar su bolso allí. Sacó un libro y se puso a leer.

—¿Cómo sigue Erick? —me preguntó sin quitar su vista de lo que leía.

—Ahora duerme —le contesté.

—Pobre… lamento mucho que por mi culpa lo hayan golpeado.

—Pero no lamentas haberlo dejado sentirse como un idiota por haberte ido corriendo cuando intentó besarte —le dije.

Su cabeza se levantó lentamente hasta que su mirada se clavó en la mía. Una sonrisa curvó mis labios con diversión. Oh, le había dado justo en el blanco.

—¿Puedo pasar a la cocina por un poco de agua? —me preguntó.

—Vamos, te acompaño —caminé unos pasos.

—No, no hace falta Joel—sonrió fingidamente y cerró su libro para volver a guardarlo. Me volvió a mirar —Se donde está la cocina.

—Pero por favor, TN____… sería muy descortés de mi parte, como dueño de casa, no acompañarte hasta la cocina —mi tono de sarcasmo era impresionante.

—¿Cuál es tu problema? —la pregunta salió con tono agudo de su boca. Reí divertido y ella me fulminó con la mirada —Déjame en paz. Bastante tengo con la idea de que voy a tener que hacer aquel estúpido papel de Julieta contigo.

—Por ahí viene la mano —dije mientras asentía y tocaba mi mentón en pose de pensador. Ella me miró mal —Tranquila, a mi tampoco me agrada la idea.

—Bien, al fin estamos de acuerdo con algo.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —dije.

—No —contestó y comenzó a buscar algo dentro de su bolso.

—¿Qué escondes? —le pregunté. Su mano dejó de buscar y volvió a mirarme.

—¿Qué?

—Si, se que algo ocultas… se nota.

—¿De qué hablas por dios? ¿Acaso no te basta saber que ya no te soporto para querer agregar menos tolerancia a esto? Aaagh, me chocas.

—Gitana mentirosa —dije entre dientes.

Nothing in my way.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora