Nothing in my way.

Capítulo 73: Profesor.

—No tienes por qué asustarte —me dijo suave —Solo quiero preguntarte una cosa.

—¿Qué? —pregunté. Se quedó callado, mirándome fijamente a los ojos. Creí que no iba a decir absolutamente nada.

—No estarás planeando memorizar todo lo que haga, ¿cierto?

Me mordí levemente el labio inferior al saber que él acababa de descubrir mi plan. Yo trataría de hacer todo lo que él hiciera… para por lo menos no quedar tan mal.

—Mmm… bueno, tal vez si.

Negó levemente con la cabeza.

—No me malinterpretes, bonita —dijo mientras su dedo volvía a acariciar la piel de mi cuello. Comenzó a descender un poco más —Esa técnica sería magnifica si estuviese enseñándote como cazar un siervo.

Lo miré realmente ofendida. Yo no necesito que nadie me enseñé a cazar nada. Soy muy buena disparando… a lo que sea.

—¡Así es como aprendí! —le dije.

—Y apuesto a que eres muy buena —dijo con calma. Mi respiración comenzó a agitarse de nuevo al sentir hacia donde estaba yendo su dedo.

—Lo… lo bastante buena como para no disparar dos veces para matar —presumí mientras miraba la dirección de su caricia. Besó la punta de mi nariz.

—Atiende a lo que estamos porque esto es importante —me retó. Me quedé mirándolo fijamente —Verás, cortejar a una mujer es algo muy delicado para un hombre.

—Ah, ¿si? —inquirí.

Joel recorrió mi nariz con la punta del dedo. Intenté seguir el movimiento con la mirada pero solo terminé pestañeando seguidamente para poner mi vista normal.

—Ajá —se limitó a responder. Acarició mi ceja derecha, y después pasó a la izquierda —Un hombre tiene muchas cosas en la cabeza la primera vez que yace con una mujer.

—¿Estás diciéndome que te sientes algo intranquilo? —dije bastante asombrada.

—Claro que sí. Me estoy poniendo muy nervioso al ver la forma en que estudias cada movimiento que hago.

—Pero, ¿cómo voy a aprender, si no? —quise saber.

—Deja que intente explicártelo así: ¿Estás de acuerdo conmigo en que un buen profesor sabe con seguridad lo que está explicando? —preguntó.

—Sí —dije en tono cauto.

—Bien; pues la verdad es que yo no sé muy bien si te gustará o no que te enseñe lo que a mí me gusta.

—Eso no tiene sentido —dije frunciendo el ceño. Él hizo un gesto de molestia.

—Sí lo tiene. Y, antes de que comiences a discutir conmigo, permíteme recordarte que soy yo el que tiene más experiencia en estas cosas.

—Acabas de decir que no tenías ninguna —lo contradije.

Esto no estaba yendo bien… ¿Acaso vamos a terminar discutiendo en medio de la cama, casi desnudos, y tratando de hacer el amor?

—Contigo —aclaró— No tengo experiencia en hacerlo contigo. Y como cada mujer es diferente, me siento un poco inseguro.

Sentí una creciente necesidad de ser la única mujer en la cabeza, vida y todo lo que se refiera a Joel Pimentel. Pero soy completamente consciente que este hombre ha tenido unas cuantas chicas en su cama.

‘Pero a ti te ama’ —me recordó mi conciencia.

—¿Demasiado inseguro para enseñarme? —pregunté y me agarré suavemente de sus antebrazos —Entonces, ¿qué podemos hacer? —la pregunta salió como un lamento de mis labios.