Capítulo 53: Películas de guerra.

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- Joel:

Se me heló la piel cuando ella susurró mi nombre de manera suave y nerviosa. Mis labios estaban cerca de su oído. Me acerqué un poco más y la besé debajo del lóbulo. Despacio recorrí la suave piel de su cuello hasta llegar a su mentón.
Su piel tenía el fresco aroma a jabón y el olor dulce que siempre tiene ella. Debe ser su olor natural. Solté una de sus muñecas y bajé mi mano hasta el borde de su musculosa.

¿Qué persona tiene una musculosa con la cara de Elvis? Es tan rara.

Deslicé la mano por debajo y sentí su piel. Se erizó bajo mi palma. Subí mi boca por su mentón y busqué la suya. Temblaron debajo de los míos. Despacio moví los labios… los suyos se abrieron. La besé tratando de estar tranquilo.
Mi corazón latía con fuerza, luchando contra el fiero deseo de poseerla. Latía fuerte, desbocado… preguntándose si todo esto era solo pasión.

—TN_________ —le dije y la miré a los ojos.

Su piel estaba algo pálida, con mejillas sonrojadas como siempre. Sus labios levemente humedecidos por los míos. Como logran enloquecerme sin razón alguna.
Sus ojos marrones brillaban, sus pupilas levemente dilatadas. Había tantas cosas en sus ojos.
Confusión, ternura, belleza y miedo. Lo que más me mostraban aquellos simples pero inigualables ojos era miedo.

¿Cómo podría hacerle daño si cuando la miro puedo ver lo que esta sintiendo?
No puedo mentirme a mi mismo… no puedo hacerle nada. Ella jamás ha estado con alguien. Como quiero contradecir aquello. Pero no puedo. Es inexperta, tímida y sobre todo inocente.
Despacio comencé a alejarme de su cuerpo. Me acosté sobre mi espalda, a su lado, mirando al techo.

El silencio no era perfecto, la televisión llenaba la habitación de disparos y sonidos de bombas y hombres gritando.
Logré calmarme. Logré entender que venir hasta aquí con la intención de lastimarla había sido un gran error. Yo tengo que alejarme de ella, poner distancia. Dejarla.

—Lo siento —murmuré lo suficientemente audible.

Giré mi cabeza para mirarla y ella seguía mirando al techo. Lentamente su cabeza giró y su mirada encontró la mía. Luego de unos segundos se colocó totalmente de costado y su mano se posó en mi mejilla. Mis ojos se cerraron ante el suave contacto.

—Yo también lo siento —la escuché decir.

Abrí los ojos para mirarla y ahora estaba muy cerca de mi rostro. Sus dedos dibujaron círculos en mi mejilla. Sentí una presión en el pecho. Ahora había culpa en su mirada, angustia.

Me acerqué un poco más a su rostro con toda la intención de besarla. Es apabullante las ganas de besarla… es terrible la presión que sufre mi pecho cada vez que está así de cerca. Odio sentir estas cosas, las odio.
Sus ojos se cerraron mientras me acercaba cada vez más. Pero me sobresalté un poco cuando unos firmes golpes sonaron desde la puerta.

TN_________ se puso rápidamente de pie.

—Monstruito ya volví ¿Estás despierta? —preguntó una voz grave y rasposa.

—Métete debajo de la cama… —me dijo ella nerviosa.

—¿Qué? —le pregunté.

—¡Debajo de la cama! —musitó entre dientes.

Le hice caso y me oculté. En ese mismo instante la puerta se abrió. Divisé un par de botas de motoquero. Arqueé una de mis cejas.

—¿Qué hacías? —le preguntó él.

—Extraño, te dije un millón de veces que no entraras así a mi habitación —le dijo ella. Se notaba que estaba nerviosa.

—Llamó Jones…

Nothing in my way.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora