Capítulo 54: Traición. mentira y dolor.

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- Joel.

Me desperté al sentir que alguien se movía a mi lado. Abrí un ojo lentamente y me di cuenta de que no estaba en mi cuarto. Me senté rápidamente en la cama y miré de manera curiosa a mí alrededor. Miré hacia mi derecha y ella dormía profundamente dándome la espalda.

¡Mierda! Me quedé dormido.

Lentamente comencé a moverme para bajarme de la cama. Pero entonces TN______ se movió y ahora podía ver su rostro. Me quedé quieto, observándola.
¿Así de bonita se ve por la mañana mientras duerme? Sacudí la cabeza para dejar de pensar tan idiotamente. Pero no pude dejar de mirarla. Su rostro se ve angelical, tranquilo.

Pero todo aquel bello espectáculo tenía que terminar, porque yo tengo que irme.

—TN______ —la llamé despacio. Ella ni se movió —Gitana.

—¿Uh? —dijo dormida y sin abrir los ojos.

—Debo irme —susurré.

—Ajá —asintió levemente con la cabeza… aun no abría los ojos.

—Adiós —dije. Ella hizo un gesto que no me esperé que hiciera. Sus labios hicieron una linda trompita —¿Quieres que te bese? —le pregunté algo sorprendido.

—Ajá —se limitó a decir. Sonreí y me incliné hacia ella. Junté con sutileza sus labios con los míos. Me quedé apoyado en su boca por unos cuantos segundos… me iba a alejar pero ella abrió los labios y me besó un poco más. Mi corazón latió rápido —Adiós —musitó. Yo aun no me alejaba —Ten cuidado.

—Lo tendré —dije y le robé un último pico.

Me puse de pie, me puse mis zapatillas y busqué mi abrigo. Caminé hacia la ventana pero antes de salir la miré una vez más. Ella seguía durmiendo.
Soltando un suspiro salí y me bajé por el mismo lugar por el que había logrado subir. Ya había amanecido pero el cielo estaba oscuro, gris… esta vez si va a llover.

Caminé en silencio hasta llegar a mi auto. Me subí y comencé a manejar.
¿Cómo demonios pude quedarme dormido? Eso no debió pasar. Respiré profundamente y pude percibir el toque aroma de su perfume. Olí mi remera y estaba impreso en mi ropa.
TN______, TN______… maldita gitana. Te odio. Pero no puedo evitar sonreír cada vez que pienso en ti. Negué con la cabeza y aceleré.

En menos de lo que esperé llegué a mi casa. Al parecer todos dormían aun. Subí hacia el primer piso y caminé hasta el cuarto de mi padre. Abrí la puerta pero él no estaba en su habitación.
Que extraño, ¿Dónde estará metido? Fui hasta su despacho. Tampoco estaba allí.
Decidí ir a ver a Danielle. Entré y su cama estaba perfectamente hecha. Seguramente se fue a dormir a lo de Zabdiel.
Al parecer estoy completamente solo. Las empleadas no están los fines de semana. Ya que papá ha decidido darles esos dos días libres.

Sonreí levemente. Él siempre fue un hombre generoso. Y nunca comprendí por qué se alejó de mí cuando Donna hizo lo que hizo. ¿Acaso cree que fue mi culpa?

Estaba por entrar a mi habitación pero me detuve. Estoy solo, no hay nadie… puedo curiosear un poco. Siempre me ha gustado revisar las cosas de Nicolás, principalmente cuando era más niño. Pero ahora lo estuve dejando un poco. Volví a caminar hacia su despacho y entré.

El olor a perfume importado y papeles impresos entró por mi nariz. Olor característico del respetado Nicolás Pimentel. Sonreí y me acerqué a su escritorio. Me senté en aquella enorme y cómoda silla.

Miré las fotos que allí se observaban. Había una fotografía mía, una de Danielle… del otro lado una foto de mi padre de joven con una mujer que no era mi madre. La tomé, esa foto no estaba antes.

Nothing in my way.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora