Capítulo 39: Idara Elizabeth Cost.

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Él levantó su vista hacia mí. Por lo que se Hugh viene buscando información de mis padres desde la vez que me sacó del orfanato. Siempre me dijo que iba a hacer hasta lo imposible por saber sobre mis orígenes. Nunca le di demasiada importancia. Si me dejaron fue por algo ¿cierto? Pero ahora... a punto de saber de donde vengo, todo es muy distinto.

-¿De donde sacaste esto? -preguntó sorprendido.

-No me estás contestando -le dije. Tomó la foto y la miró.

-Si TN_______... esta mujer es tu madre -me dijo.

Tomé la foto rápidamente y la miré fijo. Mi madre... esta mujer es mi madre. Clara Guango. La adorada y mejor amiga de Nicolas Pimentel. ¿Por qué no me quiso? ¿Por qué me dejó?

Sentí un nudo de rabia en medio de mi garganta. Mis ojos se llenaron de lágrimas pero no iba a llorar. No me puedo permitir esa debilidad. No debo llorar... no quiero llorar.
Pero fue en vano. Cada uno de mis esfuerzos por no soltar las malditas lágrimas fueron en vano. Mis mejillas sintieron el roce tibio de las lágrimas, y mi boca comenzó a sentir el sabor salado.

-¿Y mi padre? -pregunté con un hilo de voz.

-Tu padre se llamaba William Cost.

Me sequé las lágrimas y levanté mi mirada a Hugh.

-¿Hace cuanto que lo sabes?

-Una semana -contestó.

-¡¿Y por qué no me lo dijiste antes?! -dije nerviosa y me puse de pie. Hugh se levantó de donde estaba y me tomé del brazo. Me acercó a él y me abrazó con fuerza -¡No, no quiero tus abrazos! -mi voz se quebró al final de la oración mientras luchaba por liberarme de su consuelo -¡No quiero tu amor! ¡No quiero que me quieras como a una hija! ¡No quiero saber nada más! ¡No quiero saber de ellos! ¡No quiero escuchar sus razones!

-Tranquila -susurró él mientras me mecía sobre su cuerpo. Cerré los puños sobre su pecho y me quedé quieta, llorando cataratas. Llorando desconsolada. Llorando al recibir aquel gran vacío que hace que duela... más que cualquier golpe.

-No quiero saber, papi -musité quebrada.

-Tienes que saberlo, amor -dijo él -Te prometí que ibas a saber de donde venías.

-Pero ahora no me interesa...

-Es importante, TN_______. No todo es lo que parece.

Me quedé callada sin alejarme de su abrazo. Él caminó unos pasos hacia atrás y se sentó en la silla. Sin soltarme me apoyó sobre él como si fuera una niña muy pequeña a la que acabara de darle un susto por una tonta pesadilla de muñecos asesinos.

-Ayer todos mis problemas parecían tan lejanos -dije contra su pecho -Ahora parece como si estuvieran aquí para siempre -él comenzó a acariciar mi cabello -De repente no soy ni la mitad de fuerte de lo que era antes. Hay una sombra que se cierne sobre mí... tengo miedo. ¿Sabes hace cuando que no tenía miedo? Me ensañaste a no tener miedo, papá. Me ensañaste a como ocultar mis temores. A enfrentar el peligro. Pero no me enseñaste como enfrentar al dolor... no el dolor físico. El dolor del alma.

-Lo se -susurró contra mi cabeza -Y lamento no haberte enseñado eso, Monstruito lindo. Pero hice todo lo que pude.

-Por eso mismo no quiero saber. Estoy bien con mi mentira de vida. No me hace falta la verdad.

-TN_______ tus padres no te abanaron -dijo. Me quedé callada. No sé por qué... quizás una parte de mí si quería saber. Pero la otra está encaprichada en no saber nada.

'Vamos amiga... seamos fuertes. Lo mejor es saber la verdad' -sonó mi conciencia lo más calmada que la escuché en mi vida.

-Entonces -mi voz sonó apenas audible -¿Qué pasó?

Nothing in my way.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora