Capítulo 49: Impulso.

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– Joel.

La divisé caminando en medio de Danielle y Demi. Las tres caminaban hacia la cafetería. No la había vuelto a ver desde el viernes. Y todo el maldito fin de semana me la había pasado encerrado mirando películas de guerra. Aunque mi domingo había terminado bien porque me animé a llamar a mi mejor amigo y decirle cursimente que lo extrañaba. Se había reído de mí por casi dos horas, pero después había venido a casa y habíamos hecho unos partidos en la play. Como se quedó a dormir, hoy lunes vinimos juntos al colegio.

Y aquí estoy ahora, todos creen que me pase todo el fin de semana pensando en Tn_____, pues no, están muy equivocados, por que no lo hice.

—Ya deja de pensar en TN_____ —me dijo él. Me giré a verlo.

—¿Qué? ¿Yo? Pfff… ¡Ja! No me hagas reír ¿quieres? —le dije. Él sonrió y palmeó mi espalda.

—Te pasaste todo el fin de semana pensando en ella… y lo sigues haciendo. ¿Cuándo te vas a dar cuenta de que te pasan cosas con la “gitana”? —preguntó.

—Erick ¿eres mi mejor amigo o qué? —pregunté y comenzamos a caminar hacia el laboratorio de química, pues teníamos la siguiente clase allí.

—Si, soy tu mejor amigo. Y como mejor amigo que soy tengo que decirte la verdad. Sino sería el peor mejor amigo del mundo.

—Estás pensando como una mujer —le conté.

—Pensar como mujer es lo mejor que hay. Ojala pudiéramos pensar como ellas… de esa manera tan delicada y siempre tratando de razonar las cosas —sonó como un completo idiota.

—Se nota que estás saliendo con Isabella —aseguré. Lo vi ponerse incomodo. Sonreí y lo empujé levemente —No hace falta que te pongas tenso, ya lo hablamos.

—Si, lo se. Pero no me resulta nada cómodo que mi mejor amigo sea el ex de la chica con la que estoy saliendo en estos momentos. Es extraño.

—¿Desde cuando nuestras vidas no son extrañas? Dímelo porque no me he dado cuenta.

—Bueno ya cambiemos de tema —llegamos al salón y no había nadie ya que todos estaban en el receso —La besaste… más bien se besaron, pero después no se dijeron nada porque tu te alejaste como si nada. Eso solo quiere decir que están ocultando sentimientos.

—Pero ¿Quién eres? ¿La doctora amor? —le dije.

Él puso los ojos en blanco. Luego se sentó en una silla con todo aire afeminado y me miró. Estiró su mano hacia mí.

—Licenciada Ericka Colón… arreglo problemas amorosos. ¿No puedes aceptar lo que te pasa? Yo te hago aceptarlo. ¿No puedes decirle lo que sientes? Yo te hago decírselo ¿No puedes dejar de pensar en ella? Bueno ese es problema tuyo. Solo tienes que llamar al 01800-333-DocAmor y recibirás un folleto con lo último del amor. ¡Llama ya! —lo miré bien. Pero entonces no pude evitarlo y estallé en risas. Erick también lo hizo.

—Eres todo un caso, DOCAMOR —recalqué bien esa palabra.

—Si que lo soy —dijo.

Luego de unos cuantas segundos riendo como dos idiotas, nos calmamos. Solté un suspiro y entonces alguien entró al salón.

—¡Enseguida las alcanzo! —les gritó ella antes de entrar del todo. Cuando giró nos miró algo sorprendida. Sonrió levemente.

—Hola, Erick—saludó a mi amigo.

—Hola, TN_____ —dijo él.

—Hola, Joel —me saludó pero ya sin mirarme.

—Hola —la saludé apenas. Erick me miró mal y me limité a hacerle un gesto con los hombros. Ella caminó hacia una de las mesas de mármol —Busco unas cosas en mi bolso y me voy.

Nothing in my way.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora