Capítulo 45: Lo siento.

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- Joel.
El fin de semana se me pasó lentamente. Dormí todo el sábado y el domingo. Ya que me había tomado todo el licor que encontré en mi casa. La resaca de hacer eso me duró unos tres días más. Y hoy que ya es jueves puedo decir que estoy un poco mejor.

Pero… ¿Qué es estar mejor? ¿No dejar de pensar en lo que hice? ¿No dejar de pensar en ella? ¿En la sensación de haberla lastimado? No se siente para nada bien esa sensación.

Caminé por el pasillo del colegio, hacia la salida. Ya era hora de volver a casa de nuevo. Toda la semana mi prima y Erick se la habían pasado evitándome monumentalmente. Es más, creo que todo el mundo ha estado evitándome.
¿Y qué decir de la gitana? Ella… ella simplemente se comporta como si yo no existiera. Y aunque me cueste admitirlo eso… eso me mata más de lo que me imaginé.

Me subí a mi auto y divisé como Danielle se subía al auto de Zabdiel. Sonreí levemente. Al parecer ya habían arreglado sus problemas y estaban juntos otra vez.
Pero el auto del novio de mi prima no arrancó hasta que TN______ se subió en la parte de atrás. Seguro que van a casa.

Encendí mi auto y estaba por arrancar cuando alguien tocó el vidrió. Miré hacia mi derecha y era Erick. Alcé ambas cejas al verlo y le abrí la puerta.

—¿Podemos hablar? —me preguntó.

—Si —le dije. Se subió y cerró la puerta. Su mirada estaba fija al frente.

—¿Te llevo a tu casa? —dije.

—Si —contestó.

Arranqué y salimos del estacionamiento del instituto. El clima seguía igual de feo que el viernes en la noche. Pero aun así todavía no había llovido.
Acomodé mi garganta para hablar, pero las palabras no salieron. Se perfectamente de lo que quiere hablarme.

—¿Fuiste tú el que habló sobre lo de Becca, verdad? —dijo sin dejar de mirar al frente.

Me puse algo tenso. Me había olvidado completamente de eso.

—Yo…

—Ni se te ocurra mentirme —aclaró.

—Si —solté.

—Mierda —musitó él entre dientes.

—Pero era lo que querías ¿o no? —pregunté. Por primera vez me miró.

—Si y no —contestó —Ahora mi hermana está empeñada en escaparse con Mayer.

—¿Qué? —pregunté sin poder creerlo.

—No debiste decir nada, maldita sea.

—Ya, lo siento —lo callé antes de comenzara a insultar más —Siento haberlo dicho. Siento lo que pasó con nosotros y principalmente…

—¿Principalmente qué? —preguntó.

Lo miré fijo mientras estábamos detenidos en un semáforo.

—Nada —musité.

—¿No sientes lo de TN______? —dijo. Dejé de mirarlo. Y volví a arrancar. Doblé en la esquina y me estacioné frente a su casa.

—No quiero hablar de eso —susurré.

—No quieres —dijo con tono divertido e irónico —¿No te estás preguntando todos los días, por qué? ¿No estás pensando todo el tiempo en las lágrimas que le hiciste derramar? ¿En la humillación que le hiciste pasar?

—Ya estamos en tu casa, Erick. Ya puedes bajarte —dije sin mirarlo.

—Joel, Joel —soltó un suspiro —Te estas volviendo loco por la culpa —seguí sin mirarlo. Lo escuché reír por lo bajo —Se nota que desde ese día no duermes bien… y me enteré que también te has encargado de tomar todo lo que contenía alcohol en tu casa ¿Acaso crees que eso te ayudará a sacarte la culpa?

Nothing in my way.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora