Capítulo Cuadragésimo Séptimo: Lefou

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No entiendo cómo fue que pase de solo acompañar a Stanley hasta su hogar, a tener que ayudarle a cuidar a su pequeña sobrina Emily y enzima sin preguntarme. Pero bueno, no es como si verdaderamente me importara mucho, los niños me agradan bastante.

Aquel sábado por la mañana decidí ir desde temprano a casa de Stanley para poder conversar un poco con Lidia antes de su partida acerca de los cuidados que debíamos tener con Emily, sin embargo cuando estaba por llegar a su hogar, pude divisar a lo lejos a Stanley, que sosteniendo a la pequeña entre sus brazos perseguía a su padre y a las otras tres chicas que al parecer se disponían a subir a una carreta con la intención de salir. A juzgar por todo lo que estaban llevando supuse que quizá irían de casería por un largo rato y viendo la cara de angustia que tenia Stanley en ese momento seguro que también lo habían decidido sin avisarle.

Por más que apresure el paso no logre llegar a tiempo para averiguar cual hera el verdadero motivo por el cual Stanley se encontraba tan angustiado, por lo que al ll solo pude ver como la carreta con su familia se perdía en el horizonte.

- Se han ido – Soltó Stanley en un tono decepcionante al verme. –Se han ido de casería sin avisarme y me han dejado aquí solo.

- ¿Solo? – Pregunte con un leve toque de pánico en la voz - ¿Acaso también Lidia y Monsieur Jean se han ido ya?

- Partieron a primera hora de la mañana, solo estamos tu, Emily y yo.

¡Merde! Grite internamente, ese tipo de vocabulario no es propio para un niño pequeño. ¿Y ahora que arriamos? Estaba entrando en pánico pero para no preocupar aun más a Stanley, preferí no decir nada y le pedí que fuéramos adentro para discutir que arriamos ahora, del modo más calmado que pude fingir. Primero comencé interrogándolo acerca del tiempo que pasaríamos a solas con la pequeña, lo cual resulto ser una noche entera, para luego proseguí preguntándole si acaso Lidia le había dejado algún tipo de instrucción a cerca de la pequeña, lo cual aparentemente si había hecho, solo que Stanley no lo recordaba.

- ¡¿Pero cómo es que no lo recuerdas?! - le dije molesto tras haberme dicho lo anterior.

- ¡Es que hera muy temprano! Trata de recordar algo recién levantado a las 5:00 am.

- ¡Esa no es excusa! - Tras decir aquello simplemente me deje caer sobre el sofá de la sala tratando de pensar que haríamos ahora con la pequeña Emily, pero por más que trataba de concentrarme un ruido bastante extraño no dejaba de distraerme. Al verme tan callo Stanley se acerco para sentarse a mi lado junto con Emily mientras preguntaba en que estaba pensando. – En nada – le respondí tras un suspiro de resignación. – Los gruñidos de tu estomago no me dejan concentrar.

La pequeña niña al escucharme decir esto comenzó a reírse causando que Stanley se ruborizaba, sin embargo su risa se vio interrumpida por un gruñido que esta vez venia de ella, pero en vez de ruborizares como Stanley se soltó a llorar.

Era obvio que lloraba por el hambre, pero ninguno de los dos tenía idea de que deberíamos darle de comer a una niña pequeña, por lo que el pánico comenzó a invadirnos y comenzamos a correr como locos por toda la cocina buscando algo. Afortunadamente logramos encontrar un par de galletas que la hicieron dejar de llorar, pero eso seguramente no la llenaría y sobre todo no era un alimento para nada sano, por lo que decidimos que lo mejor sería ir al pueblo en busca de algo de comer.

Despues de un rato recorriendo el mercado del pueblo y no encontrar nada que nos convenciera, terminamos por ir a la fonda de Madame Dorine ya que sin lugar a duda ella era la indicada para la tarea puesto que su historial de siete hijos hablaba por sí solo. Aunque por alguna extraña razón, cuando los tres entramos a aquel lugar todas las miradas de la gente se posaron sobre nosotros incluso aun cuando ya habíamos tomado asiento. En un principio creí que era solo mi imaginación pues parecía que Stanley no lo notaba, pero ya cuando estábamos por ordenar él soltó un comentario sobre lo raro que se le hacía que la gente nos mirara tanto. Pero aquella duda no tardo en aclararse cuando la misma dueña fue a tomar nuestra orden.

- ¿Quiere que prepare algo en especial para su hija Monsieur Stanley? –

- ¡¿Mi hija?! - Dijo Stanley con sorpresa tras escuchar las palabras de Madame Dorine. – No, no ella es...

- ¡Oh! lo siento mucho. – Le interrumpió ella – Es que nunca imagine que pudiera ser hija de Monsieur Lefou.

¿Qué es lo que quiere decir con eso Madame? Pensaba yo mientras Stanley le explicaba que aquella niña no hera hija de su hermana para luego pedirle por favor si podría prepararle algo adecuado de comer a la pequeña, a lo que ella acepto tras darnos un escarmiento por no saber qué es lo que un niño de esa edad debe comer.

Al salir de la fonda tanto Emily como Stanley se encontraban sumamente felices, por lo que antes de volver a casa pasamos a dar un pequeño paseo por el pueblo el cual concluyo en la pequeña laguna, no muy lejos de casa de Stanley, donde los tres nos divertimos un poco mas jugando a atrapar peces con cañas de pescar improvisadas que hicimos con cosas que encontramos de camino a ella. Despues de ello, Stanley y yo nos pasamos un largo rato ayudando a Emily a caminar, lo cual resulto ser más difícil de lo que esperábamos, quien diría que a esa edad, aunque sea con un par de tropezones, los niños pueden correr tanto.

En cuanto llegamos a casa de Stanley no pude evitar sentarme inmediatamente en el sofá puesto que me sentía terriblemente agotado. Juro que nunca en mi vida me había dolido tanto la espalda como esa tarde despues de ayudara Emily a andar. Por suerte ella se había quedado dormida de camino a casa, por lo que despues de que Stanley la recostara sobre sus piernas, ambos tuvimos tiempo de tomar una pequeña siesta para reponer fuerza. Sin embargo, justo cuando apenas estaba por quedarme dormido sentí como alguien me llamaba jalando la manga de mi saco.

- Stanley ahora no... - susurre aun con los ojos cerrado – estoy muy cansado.

Sin importar cuánto le ignorara los jalones persistían, por lo que al final termine despertando para decirle a Stanley que dejara de hacerlo de una vez por todas, pero en vez de ello, me encontré con Emily, quien al parecer trataba de decirme entre balbuceos que cambiara su pañal. Fue en entonces que estaría por experimentar uno de los momentos más incómodos de mi vida.

Je ne sai quoi. (Stanley X Lefou) (Gaston X Lefou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora