Capítulo Centésimo Quinto: Vanessa

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Entre dulces campanadas, el reloj de mi habitación anuncio que eran las cinco de la tarde en punto, haciéndome caer en cuenta, que era momento de partir hacía la casa de los Curie. Yo, ya estaba lista. Usaba sobre mi cabello una alta peluca blanca, un poco de rubor sobre mis mejillas y llevaba puesto un vestido color lavanda, tal y como Florián dijo. Pero, por más que las mucamas dijesen que me encontraba hermosa, yo no podía evitar sentirme extraña con todo esto.

Estuve meses sin usar una gota de maquillaje, sin arreglarme el cabello y mucho menos sin usar un pomposo vestido, por lo que ahora, cuando me miraba frente al espejo con todo aquello encima, simplemente no podía reconocerme. Hera como si todo aquello ya no perteneciera a mí. Sin embargo, no podía pasar toda la vida analizándome frente al espejo que, tenía un propósito que cumplir con mi familia, por lo que decidí apartar todos aquellos pensamientos de mi mente tan pronto como pude y montarme en el carruaje que esperaba por mí abajo.

De camino, evidentemente mi mente, impulsada por la soledad del carruaje, siguió insistiendo con todos aquellos pensamientos, así que para distraerme comencé a platicar con mi cochero. Él era un hombre bastante mayor, le calcularía unos sesenta o setenta años, siempre había servido a mi familia fielmente y siempre me rescataba de mi mente cuando esta no dejaba de imaginar tonterías. Justo como hoy.

Como siempre, su conversación no me decepciono, puesto que sus divertidas historias sobre sus viajes alrededor de toda Francia siempre lograban levantarme el ánimo. No obstante, una vez que llegue a la casa de los Curie y mi madre se percató de que todo el camino estuve hablando con Monsieur Morgan, le prohibió volver a dirigirme la palabra. En cualquier otro circunstancia me hubiera molestado, incluso no me hubiese importado hacer una rabieta frente a la familia de mi prometido. Pero ya estaba cansada de todo, por lo que simplemente asentí con la cabeza baja y seguí a mi madre hasta el interior de la casa. Sin embargo, cuando ella no estaba mirando, le guiñe un ojo a Monsieur Morgan en señal de que no haría ningún caso a mi madre.

Dentro de la casa de los Curie aguardaba nada más y nada menos que una preciosa fiesta en el jardín, había mesas de comida gigantes, decoraciones con flores naturales y muchas clases de vinos repartidas en las mesas de los invitados. Seguramente Stanley hubiese quedado encantado con todo eso, y Lefou no hubiese dudado en invitarme a bailar una pieza de la buena música que inundaba todo el lugar. Mas como ninguno estaba ahí, tras mi presentación ante todos los invitados, solo me senté en una mesa junto a mi madre y me dedique a mirar a todo el mundo. Pasado un rato, la música el todo el lugar se detuvo de la nada, lo cual indicaba que alguien importante estaba llegando al lugar. Me levante como todos para darle la bienvenida al nuevo invitado, quien era un hombre joven de aproximadamente veinticinco años, alto, de cabello castaño y mirada agradable. Por mera curiosidad, me gire hacia mi madre y le pregunte si conocía aquel joven, a lo que ella con una mirada de indignación mientras se llevaba una mano sobre su pecho.

- Él es Louis de Curie niña despistada.

De haber estado tomando algún tipo de bebida seguramente la hubiese escupido al instante en que mi madre hablo. ¿En verdad ese joven era Louis de Curie? Pues era bastante apuesto para ser sincera, pero eso no quitaba el hecho de que fuese un total desconocido para mí.

Cuando por fin el mayordomo de la entrada termino de anunciar su llegada, Louis comenzó a caminar hacia mi mesa, clavándome la mirada mientras me sonreía. Yo trate de guardar la compostura, abanicando mi rostro muy por sobre la distancia normal, estaba nerviosa ya que no quería arruinar el plan de mi madre, pero de haber sido por mí me hubiese lanzado tras las jardineras para esconderme.

- Madeimoselle Rose de Licoune, Madeimoselle Vanessa de Licoune, es un gusto poder conocerlas al fin. – Hablo Louis justamente al llegar a nuestra mesa, para luego sostener mi mano y depositar un beso sobre el dorso de mi mano. Acto, que casi hace que mi madre se desmalle de la felicidad.

Je ne sai quoi. (Stanley X Lefou) (Gaston X Lefou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora