Capítulo Nonagésimo Sexto: Lefou

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Al parecer mi despedida demoro más de lo esperado ya que cuando me dispuse a retomar el camino con retorno a Villeneuve la oscuridad de la noche ya se había apoderado de los cielos dificultando mí partida. Realmente no hera un inconveniente sumamente estrepitoso, puesto que el carruaje estaba perfectamente iluminado por cuatro linternas a cada lado, sin embargo si adentrarse en el bosque de día ya hera peligroso la noche lo volvía doblemente peor, por lo que aconseje a mi cochero solamente viajar hasta encontrar una posada dónde hospedarnos y partir a primera hora del día de mañana. Así ambos evitaríamos toparnos con una jauría de lobos hambrientos a mitad del camino y yo podría pasar la noche disfrutando de la tranquilidad que ahora reinaba mi mente.

A pesar de que la mitad del tiempo que estuve sobre la colina me la pase mortificándome por no haber podido confesar mis sentimientos con anterioridad, ahora me sentía muchísimo más tranquilo conmigo mismo, hera como si durante todos estos meses hubiese estado cargando un pesado yunque de cien kilos y por fin alguien me lo quito de enzima. Tal libertad me hacía creer que podía hacer cualquier cosa, retomar mis viejas aficiones, visitar lugares que ya no recordaba y sobre todo por fin darme la oportunidad de amar a Stanley como es debido. Sé que no será nada fácil y la gran mayoría del tiempo lo nuestro será un pequeño gran secreto, pero por fin me siento dispuesto a darlo todo por él, quizá incluso considere mudarme junto con él lejos de Villeneuve y empezar todo desde cero. Vivir el un pequeño rincón de este mundo donde el pasado no interfiera en nuestro nuevo presente.

*****

Al parecer nuevamente me había perdido de tal modo en mi mismo que de no ser por un anuncio de mi cochero nunca me hubiese percatado del tiempo que llevábamos viajando; a dos horas de retraso de mi parte ahora se le sumaban otras dos y media horas de camino en busca de alguna posada o taberna donde pasar la noche. Realmente no lo podía creer, si de camino a Graves recordaba que la posada más cercana estaba a menos de treinta minutos entonces por que habíamos demorado tanto tiempo en encontrarla. Tal vez el cochero decidió tomar otro camino, pensé en primera instancia, pero pronto recordé que antes de sumergirme en mi mente pase un rato mirando por la ventana contemplando un bello campo de frambuesas que vi de ida, por lo que estábamos dentro del mismo camino así que no había motivo para no encontrar la posada a menos que esta se hubiera evaporado y esto obviamente hera imposible.

No obstante decidí guardar la calma creyendo una ingenua idea de que quizá había malinterpretado los tiempos de traslado, pero conforme el rato iba pasando varias sombras y sonidos muy poco reconfortantes comenzaban a manifestarce por el camino inquietándome un poco (demasiado) por lo que indique al cochero que aumentara la velocidad para salir lo antes posible del sendero oscuro donde ahora nos encontrábamos. Él así lo hizo, mas conforme se acercaba al fin del camino este parecía hacerse cada vez mas y mas largo, como si de algún modo fuese infinito, trayendo como consecuencia que el cochero comenzara a desesperarse y aumentara drásticamente la velocidad del carruaje hasta el punto de que esta parecía volar por el suelo.

Por un momento pensé en advertirle que bajara la velocidad ya que podría ocurrir algún accidente debido a que el suelo estaba lleno de desniveles, pero para este puno estaba tan asustado por los extraños sonidos que provenían del exterior que pronto me vi junto a al cochero gritando desde una de las ventanas "arre" a los caballos para que fuesen más rápido.

En cierto momento, cuando ambos creíamos alcanzar por fin el final del camino, el suelo nos jugó una mala pasada mostrando un desnivel, donde creímos que solo había pasto, haciendo que una de las llantas de madera de la carreta se fracturara al pasar sobre él y despues terminara por destruirse al caer en otro desnivel ocasionado por zarandero que ocasiono el primero impacto.

Por suerte los caballos que llevaban el carruaje se detuvieron al primer momento en que sintieron el percance a sus espaldas, pero debido a la gran velocidad con la que viajábamos el cochero no pudo evitar que al frenar ambos saliéramos volando terminando el sobre uno de los caballo y yo de cabeza en el asiento de enfrente. Afortunadamente ninguno de los dos resulto gravemente herido, a lo mucho con algunos golpes en el cuerpo y una que otra torcedura, lo que realmente representaba un verdadero problema ahora hera que la rueda de la carreta estaba hecha añicos y no había ningún repuesto o lugar donde pudiéramos auxiliarnos.

Por un momento se me ocurrió que tal vez podríamos acampar en medio del bosque esperando a que con el amanecer alguien pasara por el camino y pudiéramos pedirle ayuda. Pero aquellos sonidos terroríficos continuaban, y para volver peor la situación ahora se escuchaban más intensos y terroríficos, por lo que ambos terminabas optando por tomar los caballos y salir cuanto antes de ese lugar ya que quizá algo podría estar acechándonos.

Sin embargo cuando ambos nos dispusimos a desmontar a los corceles del carruaje el cochero pego un susto de terror que casi me provoca un infarto, de inmediato di media vuelta para reclamarle por este hecho más al mirar hacía donde su ojos apuntaban aterrados me di cuenta que aquel grito estaba bien justificado. Frente a nosotros, a poco menos de cinco metros de distancia, había un extraño ser sentado a la orilla del camino sosteniendo una linterna, no podía ver su rostro puesto que estaba cubierto con una enorme túnica negra, mas su simple presencia si que hera atemorizante ya que hace menos de dos minutos no estaba en ese lugar.

En silencio indique al cochero que montáramos de inmediato a los caballos y saliéramos cuanto antes del lugar, sin embargo mientras ambos caminábamos lentamente hacia atrás él piso una ramilla del suelo que ante el silencio del bosque lanzo un estrepitoso crujido que alerto al extraño ser que de inmediato dirigió su vista hacía nosotros.

Ante este acto pensé en salir corriendo, no obstante cuando voltee hacía el cochero para indicarle que me siguiera este callo inconsciente al suelo. De inmediato me incline hacía él para levantarlo y salir huyendo, pero en cuanto me incorpore el extraño ser ahora estaba a menos de treinta centímetros de mi rostro clavando en mi mirada dos pequeñas luces, una azul y otra verde, que parecían ser sus ojos.

"Hasta aquí llegue" Fue lo único que pensé en ese momento para luego cerrar los ojos y entregarme al posible destino de ser devorado por una bestia.

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Je ne sai quoi. (Stanley X Lefou) (Gaston X Lefou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora