Capítulo Cuadragésimo: Lefou

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Al momento en que Stanley y aquel hombre se perdieron tras doblar la esquina fui de inmediato hacia la otra alcoba para encontrarme con Vanessa y llevarla al pueblo. Pero al momento en entre a la habitación no la vi por ninguna parte por lo que comencé a buscarla como loco por todos lados, no fue hasta pasado un rato, cuando estaba por rendirme que la encontré bajo las faldas de la cama.

- ¿Lefou eres tú? – me dijo temblando del miedo y con las manos sobre sus ojos.

- Sí, soy yo – le respondí con una voz dulce acompañada de una sonrisa. – Vamos sal rápido llamare a Plumette para que te ayude a cambiarte y podamos irnos. 

Despues de un rato de esperar fuera de la habitación por fin salió Vanessa completamente transformada; ya no llevaba aquellos perfectos tirabuzones, puesto que ahora le caían por el rostro como risos, su rostro casi no llevaba maquillaje y dejaba ver unas simpáticas pecas sobre sus pómulos; y sobre todo no llevaba mas esos pomposos ropajes que solía utilizar.

- ¿Me veo bien querido? – me pregunto sin despegar la mirada del suelo. – Es que me siento un tanto extraña.

- Te ves muy linda, aunque no tanto como Stanl... - Me detuve al mirar su rostro molesto que claramente me indicaba que estaba a punto de decir algo que me costaría la vida. Aunque sinceramente Stanley como chica realmente lucia muy bien.

Antes de que dijera cualquier otra cosa que pudiese hacer que Vanessa me soltara una bófeta decidí que sería mejor partir al pueblo. Ojala hubiese traído un carruaje en vez de un caballo, no lo digo porque Rocinante, sé que es un caballo muy fuerte, sino por Vanessa que debido a su miedo a cabalgar casi me asfixiaba al sujetarse de mí.

Cuando por fin llegamos al pueblo nos dirigimos hacia la casa de Stanley, el cual sería el punto de encuentro tras finalizar el plan. He de admitir que me sentía un tanto emocionado, puesto que por primera vez iba a visitar su hogar, así que durante todo el camino, para distraerme de los quejidos de Vanesa, imagine como seria, sin embargo una vez cruzamos la puerto todos aquellos pensamientos se derrumbaron debido a que aquel lugar no hera para nada la tranquila y amena morada que tenía en mente. Hera mas bien un campo minado dominado por dos jóvenes idénticas que iban de un lado a otro de la casa gritoneándose y peleando aparentemente por un listón. No imagino cómo debe sentirse Stanley y el pobre hombre que atendió la puerta.

Gracias a dios, una vez entramos aquellas jóvenes se tranquilizaron y corrieron hacia Vanessa, mientras que yo hera guiado hacia la cocina por el mismo hombre que atendió a la puerta.

- Con que tu eres Lefou muchacho – Me dijo el hombre mientras me ofrecía un lugar para sentarme en la mesa.

- Si señor. – Respondí mientras me sentaba en la rustica cilla. 

- Stanley me ha hablado mucho de ti, espero el te haya contado de mi.

- Discúlpeme pero no – dije un tanto apenado.

- Bueno debí imaginarlo – suspiró. – Me llamo Guilhem, puedes llamarme Guil si gustas, para caer en formalidades como Monsieur Leclair.

- Un momento, Leclair – ese es el apellido de Stanley, lo que significa que... -¡Usted es el padre de Stanley!

Je ne sai quoi. (Stanley X Lefou) (Gaston X Lefou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora